domingo, 22 de marzo de 2015

marzo 22, 2015
PARÍS, Francia, 22 de marzo de 2015.- El monte Saint-Michel, un imponente promontorio de granito en el centro de una bahía del noroeste francés, recibe la llamada marea del siglo, que elevó las aguas del Atlántico 14.6 metros de altura y ofreció una espectacular estampa de ese célebre enclave turístico.

La marea creció el equivalente a un edificio de cuatro pisos de altura y, por primera vez en el siglo XXI, ha sumergido completamente la pasarela que conecta la costa con el monte Saint-Michel, clasificado como patrimonio de la humanidad por la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) desde 1979.

Se trata de un fenómeno que se repite en ciclos de unos dieciocho años y medio y que deja completamente rodeado de agua el emblemático pueblo medieval, una península con falsa apariencia de islote coronada por una abadía situada a 170 metros por encima del nivel del mar.

(Foto AP)

La llamada marea del siglo, que no regresará hasta marzo de 2033, responde a la inusual alineación del Sol y la luna, cuyas masas atraen excepcionalmente las aguas en la misma dirección, funcionando como una suerte imanes sobre los mares. Y ante tal espéctaculo, miles de curiosos han llegado ya hasta este enclave en la costa oeste gala.

El espectáculo marino y geográfico atrajo a la región a decenas de miles de curiosos, que se acercaron en la hora señalada a disfrutar del baile de aguas marinas. El viernes ya se habían reunido unas 10.000 personas. El sábado, solo en la cercana Saint-Malo se contaron 20,000 personas, según la delegación del Gobierno. La Oficina de Turismo de Pontorson, a diez kilómetros del popular enclave, indicó a la cadena France 3 que el fenómeno traerá «una marea humana incluso más importante que la del Tour de Francia», que visitó el municipio en julio del 2014.

El pueblo ha colgado el cartel de completo, algunas habitaciones incluso hace meses, en lo que no es más que el inicio de una temporada turística que se anuncia «excepcional», según analizó en el diario Le Figaro un portavoz de Odalys Vacances, el segundo mayor operador de residencias turística de Francia. «Además de la marea del siglo del 21 de marzo, habrá otras cuatro fecha en las que la marea será también excepcional: el 19 de abril, el 31 de agosto, el 29 de septiembre y el 28 de octubre», recuerda el especialista en turismo, que augura una mayoría de franceses, pero también una significativa afluencia de británicos, belgas y holandeses durante la temporada.

El punto álgido de la crecida se produjo a las 20.03 hora local del sábado, con un coeficiente de 119 en una escala de 120 puntos, según el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Marina (SHOM). El máximo del año pasado fue de 115 puntos. Si durante todo este primer fin de semana de la primavera europea la pleamar resulta extraordinaria, no lo es menos la bajamar, que en solo seis horas dejará sin agua planicies habitualmente sumergidas.

Además de contemplar el magnífico paisaje salpicado de improvisados islotes, se puede disfrutar de la marea del siglo recogiendo moluscos y crustáceos de la arena de las playas cercanas a esa joya arquitectónica de la Baja Normandía francesa. Chirlas, gambas, navajas, mejillones, tortugas... y langostas, para los más afortunados, quedarán a merced de una legión de aficionados a la pesca a pie, que patrullarán la despejada costa perpetrados con guantes y botas de goma, cuchillos y cestas de pesca.

El fenómeno, que también dejará paisajes deslumbrantes en otros puntos de Normandía y Bretaña, ha generado importantes ingresos turísticos para la región donde se encuentra el monte Saint-Michel, que cada año visitan más de tres millones de personas y solo aventajan en Francia la ciudad de París y el Palacio de Versailles.

La jornada dejó también una nota trágica con la muerte de dos hombres en el litoral cercano a Ile Grande y Rocher de Saint-Nicolas, aparentemente engullidos por las mareas en un día de poco viento y oleaje tranquilo. «Esperaba una mar más brava, con olas de 14 metros, como nos habían dicho en la televisión», declaraba decepcionada al diario Ouest-France Joëlle, una vecina de Troyes que había recorrido más de 500 kilómetros para ver el mar.

El asombroso espectáculo es también una excelente oportunidad para proyectar una idílica imagen exterior de Francia, uno de los ejes que quiere reforzar la diplomacia francesa, cada vez más implicada en desarrollar económicamente la marca del país. Por eso no se perderán el espectáculo marino en vivo los ministros franceses de Exteriores y Defensa, Laurent Fabius y Jean-Yves Le Drian, respectivamente, que invitarán al Monte Saint-Michel a sus homólogos italianos, Paolo Gentiloni y Roberta Pinotti, aprovechando una reunión en la cercana Caen para tratar sobre Ucrania, Libia y la lucha antiterrorista. (EFE / Europa Press)