domingo, 15 de marzo de 2015

marzo 15, 2015
PEKÍN, China, 15 de marzo.- La Asamblea Nacional Popular, el máximo órgano legislativo del autoritario régimen chino, ha terminado este domingo como empezó hace diez días: con el primer ministro Li Keqiang prometiendo reformas económicas y un futuro mejor y los «peticionarios» –como se conoce a los agraviados por los abusos de poder– detenidos por tirar panfletos con sus quejas en la plaza de Tiananmen.

Sin hacer ni una mención a una cierta apertura política, Li Keqiang insistió en su programa de cambios económicos para seguir avanzando hacia el libre mercado en China, donde las empresas estatales controlan sectores clave como la energía, las finanzas y las telecomunicaciones. «Durante el curso de la reforma, algunos intereses particulares se verán contrariados porque el Gobierno está reduciendo su propio poder, pero estos cambios nos están ayudando a afrontar la presión por la ralentización de la economía», aseguró el primer ministro durante su comparecencia ante la prensa tras la clausura de la Asamblea. En el hermético régimen chino, se trata de la única rueda de prensa del primer ministro en todo el año, en la que además las preguntas han sido previamente acordadas.



Al término de su reunión anual, los casi 3.000 diputados del Parlamento orgánico chino, la mayoría de los cuales pertenece al Partido Comunista, aprobaron el informe del Gobierno y los planes para este año, que prevén un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en torno al 7 por ciento, el más bajo desde 1990. «Hemos rebajado nuestra previsión de crecimiento, pero será fácil alcanzar este objetivo», anunció Li Keqiang, quien añadió que si dicha subida del PIB «se acerca al límite más bajo y afecta a la creación de empleo y a los ingresos de la gente, estamos preparados para poner en marcha medidas macroeconómicas que impulsen la confianza del mercado, ya que en los dos últimos años no hemos tenido que recurrir a los estímulos masivos y tenemos margen para ello».


Dentro de su cambio de modelo de crecimiento, Pekín se ha propuesto potenciar el consumo interno para no depender tanto de las exportaciones ni de la inversión pública. Para ello, pretende incentivar la iniciativa privada reduciendo los trámites burocráticos.

Además de apadrinar estas reformas, Li Keqiang abogó por atajar la corrupción que impera en el régimen, donde el poder político está íntimamente ligado al económico. «Tenemos que reformar la Administración para impedir los sobornos y fortalecer la supervisión y transparencia de los funcionarios, que deben guiarse por el bien público y no por sus intereses privados», declaró el primer ministro, quien señaló que «debemos gobernar de acuerdo a la ley, que es igual para todo el mundo».

Desde que subió al poder hace ya tres años, el presidente Xi Jinping ha puesto en marcha una contundente campaña contra la corrupción que persigue cazar a «tigres y moscas», es decir, tanto a altos cargos del régimen como a los cuadros más bajos. Hasta ahora, su pieza más preciada ha sido el anterior responsable de los aparatos de Seguridad del Estado, Zhou Yongkang, que será juzgado próximamente en la mayor purga del régimen desde el juicio a la mujer de Mao y la «Banda de los Cuatro» hace más de tres décadas. Sin mencionar su nombre, el primer ministro insistió en que «nadie está por encima de ley».

Repitiendo su discurso del año pasado, cuando declaró la «guerra contra la contaminación», Li Keqiang reconoció que China está «lejos de solucionar» este problema, uno de los mayores a los que se enfrenta el país. «La contaminación es una grave preocupación de la gente y el Gobierno está dispuesto a acabar con ella reforzando las leyes medioambientales y endureciendo las penas para sus infractores», prometió una vez más. Sin embargo, el régimen ha censurado un documental sobre la polución que, en apenas una semana, había sido visto más de 150 millones de veces en internet.

Tras la «Revuelta de los Paraguas» del año pasado en Hong Kong demandando democracia, Li Keqiang negó que China esté estrechando su control sobre la antigua colonia británica, pero apoyó plenamente a su cuestionado jefe ejecutivo, CY Leung, y dejó claro que su Ley Básica, aprobada por el régimen, «no puede ser cambiada a voluntad».

A Taiwán, la isla que permanece separada de China desde el final de la Guerra Civil en 1949, le prometió un trato prioritario en sus inversiones para fomentar las relaciones económicas a ambos lados del Estrecho de Formosa.

En política internacional, insistió en el «ascenso pacífico» de China y apostó por «una nueva relación con Estados Unidos basada en el respeto mutuo y la no confrontación». En este sentido, se mostró confiando en que «el viaje del presidente Xi Jinping a Washington previsto para este año sirva para estrechar las relaciones bilaterales», sobre todo las económicas gracias a un acuerdo de inversión que ambos países están negociando.

Con motivo del 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota de Japón como aliado de la Alemania nazi en Asia, que China celebrará con un gran desfile militar, el primer ministro lanzó una advertencia velada a su homólogo nipón, Shinzo Abe. Según Li Keqiang, esta fecha es «una prueba y una oportunidad para recordar la Historia, reconocer las atrocidades cometidas por Japón durante el conflicto y mejorar las actuales relaciones diplomáticas, que atraviesan momentos difíciles», concluyó aludiendo a la creciente rivalidad entre ambos vecinos y sus disputas territoriales.

Japón y Estados Unidos

El primer ministro chino, Li Keqiang, aseguró hoy que las diferencias de la potencia asiática con su vecina Japón y con EEUU pueden superarse mediante diálogo e incluso jugar un papel positivo en el desarrollo de los lazos políticos y comerciales a largo plazo.

"Cuando las diferencias entre las dos partes se manejan adecuadamente ello puede inyectar mayor energía a los lazos y ayudar a que los intereses converjan", destacó el primer ministro en su rueda de prensa anual, acerca de los lazos entre China y EEUU.

Li también se mostró conciliador con Japón, país con el que se espera que las tensiones aumenten este año debido al 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, en el que el ejército nipón invadió China.

El primer ministro recordó que "el pueblo de Japón también fue víctima de la guerra", una afirmación poco frecuente entre líderes chinos, y aseguró que Tokio puede aprovechar el 70 aniversario de aquel acontecimiento para acercarse a Pekín, tras dos años de práctica paralización en los lazos diplomáticos bilaterales.

"Si Japón es consecuente, puede haber una nueva oportunidad para el crecimiento de las relaciones chino-japonesas, también en el campo empresarial", subrayó Li, quien quitó hierro al desfile militar que China organizará este año para conmemorar el fin de la guerra subrayando que no será el único país que recordará el hecho.

Respecto a los lazos entre China y EEUU, las dos mayores economías mundiales, Li destacó la actual negociación entre ambos de un tratado bilateral de inversiones que "quitará muchos límites en la cooperación y abrirá nuevas dimensiones para ella".

"La negociación tomará su tiempo, pero envía el claro mensaje de que las empresas chinas y estadounidenses van a trabajar de forma más cercana, lo que sentará unas bases más sólidas en nuestros lazos", aseguró, y recordó que el presidente chino, Xi Jinping, visitará EEUU este año para impulsar las relaciones.

En la única conferencia de prensa que el primer ministro de China da en todo el año ante los periodistas de su país, Li también fue preguntado por el conflicto ucraniano, en el que subrayó que Pekín "respeta la independencia, soberanía e integridad territorial de Ucrania".

Li admitió el impacto que sobre la economía global tiene el conflicto, debido a las sanciones comerciales de Occidente contra Rusia, y declaró que el "complejo asunto" de Crimea debe resolverse a través del diálogo con el fin de que haya una "armoniosa coexistencia entre los vecinos europeos".

Castigarán a funcionarios corruptos

A los funcionarios gubernamentales se les debe exigir responsabilidades por su inacción, incompetencia e indolencia, afirmó hoy domingo el primer ministro chino, Li Keqiang.

Aquellos funcionarios hallados irresponsables y descuidados en el ejercicio de sus atribuciones tienen que ser penalizados, y tampoco se permitirá que sean inactivos o incompetentes, dijo Li en una conferencia de prensa después de concluida la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN), máximo órgano legislativo nacional.

El premier subrayó que algunos funcionarios gubernamentales han simplificado los procedimientos administrativos al servicio de los ciudadanos y no les ponen más una cara larga, pero al mismo tiempo han disminuido su voluntad de ayudarles a resolver sus problemas.

"Son inactivos y se les debe exigir seriamente responsabilidades", dijo el primer ministro.

Li hizo estas manifestaciones al referirse a la campaña anticorrupción del país que ha ocasionado la caída de muchos funcionarios de alto rango.

"Hemos logrado buenos resultados y ganado el apoyo del pueblo", dijo Li, que recalcó que el Estado de Derecho es escencial para combatir la corrupción y que todas las personas son iguales ante la ley.

Nadie debe poder ostentar poder fuera de la jurisdicción de la ley, dijo.

Se deben hacer esfuerzos por optimizar las aprobaciones administrativas y la delegación de poderes a fin de eliminar la tierra de cultivo para la corrupción, dijo Li, que explicó que la búsqueda de rentas ha sido un comportamiento común de muchos funcionarios corruptos.

Los funcionarios gubernamentales también deben fortalecer su sentido de la disciplina, poniendo el poder a disposición de los ciudadanos, en vez de buscar beneficios propios, dijo. (Pablo M. Díez para ABC / eleconomista.es / china.org.cn)