domingo, 8 de febrero de 2015

febrero 08, 2015
Juan Chaía

Anoche LUIS MIGUEL decidió NO presentarse a su actuación prevista en el COLISEO. La causa de su inasistencia es que el SOL ayer irradiaba alcohol y cocaína. Cientos de personas que pagaron boleto, decenas de ellos provenientes de otras entidades del país mostraron indignación e irritación contenida. Al respecto hay que hacer algunas precisiones:

1.- El problema NO se resuelve con la devolución de las entradas a quienes pagaron boleto y se tomaron la molestia de acudir al evento. Tiene mucho más de fondo: Luis Miguel, o las empresas que lo representan, suscribieron un contrato cuyo incumplimiento implica responsabilidades jurídicas.

2.- Corresponde a la empresa local hacer una denuncia de hechos ante la autoridad judicial correspondiente, salvo el caso en el que, según fuentes confiables, Luis Miguel ante la posibilidad relativamente frecuente de la incidencia de hechos como el ocurrido ayer, se protege cubriendo una penalización de $350,000 dólares americanos, para resarcirla del daño provocado. De ser cierto lo anterior, la empresa esta obligada moralmente a compartir esa indemnización con los auténticamente afectados,el publico asistente. De otra manera habría un agandalle de la empresa local: cobraría los boletos a los asistentes y supuestamente cobraría también el monto de la indemnización.

3.- Corresponde a la autoridad judicial abrir una averiguación previa para determinar si en la conducta indebida asumida por Luis Miguel pudiera configurarse la comisión de un delito, en cuyo caso el cantante tendría que asumir las consecuencias de sus errores. Ni la simple disculpa pública ni la devolución de viáticos a quienes vinieron de fuera compensa la burla y falta de respeto a los asistentes.

4.- Exactamente lo mismo que ocurrió en un evento recreativo sucede en otros ámbitos de la vida: la burla y la falta de respeto a los ciudadanos existe porque somos indolentes, un poco agachados, para exigir nuestros derechos y por supuesto para cumplir nuestras obligaciones. Si la sociedad civil no despierta, este país no va a cambiar. Y las burlas y faltas de respeto continuarán multiplicándose.

No se vale seguir manejando las mismas pautas. Urgen los cambios sociales.

NO HAY QUE SER PUSILÁNIMES