jueves, 5 de febrero de 2015

febrero 05, 2015
Pedro Echeverría V.

1. Antes de 1982 (año en que se instaló en México el neoliberalismo) los trabajadores emplazaban a huelga a los empresarios o al gobierno por aumentos de 100, 70, 40 por ciento de aumento con el fin de recuperar un poco su poder de compra. No lograban los trabajadores lo que pedían, pero por lo menos alcanzaban un 20 o 30 por ciento de aumento salarial y algunos otros aumentos en prestaciones. Desde ese año el gobierno se puso totalmente al servicio del FMI, el BM y del gobierno yanqui entonces encabezado por Reagan (1981-89), se vendieron las empresas paraestatales al sector privado y extranjero y se impuso al Estado el papel de simple vigilante sin intervenir en la economía. Gobernaba el suave Miguel de la Madrid, (MMH) pero quien determinaba tras el trono era Carlos Salinas

2. Debe recordarse que un año antes de finalizar su gestión MMH, 1987 propuso a los sectores productivos del país la suscripción de un Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento (PECE) que obligaba al gobierno a no incrementar los precios de los bienes y servicios que proporcionaba a través de sus empresas; establecía, violando los derechos de los trabajadores, el tope a los incrementos salariales y solamente recomendaba al sector privado el no incremento de sus precios por encima de los costos reales. Se estabilizaría la economía y empezaría a crecer y los trabajadores irían recuperando, poco a poco, el poder adquisitivo de sus salarios. Pues no: política económica fue desastrosa, la inflación creció, el PIB fue negativo y el salario mínimo real perdió el 41 por ciento de su poder adquisitivo.

3. Hoy hay una gran huelga en la Universidad de Yucatán y el rector ha querido imponer un tope salarial de 3.4 a los trabajadores porque es un decreto nacional y dice que “nada puede hacer”; además otros sindicatos y universidades han firmado el mismo aumento. ¿Para qué hacer huelgas entonces si hay un “tope salarial” que viene desde 1987 con el “Pacto de Estabilidad”? Los rectores de Yucatán –que por lo menos han cobrado 185 mil pesos al mes, es decir 37 veces el salario de cinco mil pesos al mes de un trabajador de la Universidad- se rascan las vestiduras “preocupados” y sólo ofrecen dos pesos más en prestaciones. ¿Por qué no se lleva la huelga a la ciudad de México para exigir a Peña Nieto y Videgaray que rompan el tope salarial?

4. El rector más hábil y súper grillo de la UADY, Álvaro Mimenza, se llevó en 1982 a la ciudad de México a los representantes de los trabajadores y profesores para que juntos reclamen los aumentos salarios que pedían; fue tan exitoso el viaje –según publica la revista de la Universidad- que incluso el rector regresó con la promesa (cumplida a los tres días) de 100 millones de pesos que usó también para pagar altísimos salarios y jubilaciones vitalicias a los funcionarios de la UADY. Se argumentó posteriormente que ello dio lugar a una gigantesca sangría en la UADY y a la corrupción en los altos mandos de rectoría y para (por lo menos) cuatro funcionarios de cada escuela y Facultad. ¿Cuántas decenas de esos funcionarios siguen cobrando sus salarios vitalicios?

5. A pesar del corte presupuestal que anunció Luis Videgaray de 124 mil 300 millones de pesos, equivalentes a 0.7% del Producto Interno Bruto (PIB) al gasto público autorizado por el Congreso para 2015, los trabajadores pueden y deben pelear. Quienes deben pagar ese recorte son los grandes empresarios que se llevan anualmente cientos de millones de pesos en “utilidades” y los grandes políticos que cobran de 200 a 600 mil pesos al mes. ¿Cómo se puede cargar a los trabajadores que apenas reciben de cinco a 15 mil pesos cada 30 días en la compra de artículos de primera necesidad? Si los trabajadores no aprovechan esta coyuntura de lucha –sobre todo encabezada por los padres de los 43 estudiantes desaparecidos por los profesores de la CNTE, serán aplastado por la clase dominante después de las elecciones.

6. La realidad es que la cultura de los yucatecos es de “buenos modales”, de mucho respeto hacia las instituciones de gobierno, hacia la propiedad privada, hacia los personajes con jerarquía y dinero. Así los han “educado”. En Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Monterrey, Guadalajara, DF, donde la población no está más pobre, miserable o jodida que en Yucatán, la gente es mucho más exigente y se manifiesta mucho más en las calles. En Yucatán tenemos una huelga de mil trabajadores de la Universidad y –con excepción de una marcha estudiantil y ayudas en víveres a los huelguistas- el estado ni enterado está. La huelga pasiva está en su día 18, la rectoría sigue con ofertas ridículas de centavos y como si nada sucediera. Además se pide a los estudiantes que acudan a decenas de centros abiertos a recibir clases.

7. Hasta la fecha –dicen triunfantes- están habilitadas como sedes alternas los siguientes planteles: Unidad Universitaria de Inserción Social San José Tecoh, el ISSSTE Lindavista, la ETI 1, la Asociación Dental Yucateca, el Colegio de Químicos de Yucatán, el Colegio Americano, el CBTIS 120, el CBTIS 112, el CBTIS 95, el Cecytey No. 6 y el Instituto Tecnológico de Mérida.

De igual manera el Rogers Hall, la Escuela Modelo, la Escuela Secundaria “Salvador Alvarado”, la Escuela Primaria “Cepeda Peraza”, el Tribunal Superior de Justicia, la Casa de la Cultura Jurídica, la Escuela Primaria “Ichcanzihó” y el Colegio “Avelino Montes Linaje”. Están incluidas la Escuela Normal Superior de Yucatán, la Escuela Secundaria General No. 8, la Unidad Académica con Interacción Comunitaria y la CTM San Sebastián. En el caso de la carrera de Medicina, hay nueve hospitales regionales disponibles.

8. ¿No tienen miedo las autoridades y los dueños de que sean lapidadas, apedreadas, pintorrajeadas, la fachadas de esos edificios que descaradamente ofrecen para romper la huelga de los trabajadores bien portada, como ha sucedido en Guerrero, Oaxaca. Michoacán, Chiapas, DF y otros lugares? La ruptura de una huelga no es cualquier cosa, sobre todo en esta batalla donde los estudiantes han dicho que “sí asisten a sus clases pero en sus escuelas, no en “sedes alternas”; pero que mientras exista la huelga ellos van apoyar porque es la única arma de defensa de los derechos de los trabajadores. ¿Puede acaso ignorarse que la petición de los trabajadores de aumento salarial de 10 por ciento es raquítica, no compensa y que en algunos días los precios enterrarán cualquier aumento? Ayer decía que lo que se gana no es lo material sino la dignidad, la experiencia, la unidad y la solidaridad para otros movimientos y luchas. (3/II/15)