martes, 24 de febrero de 2015

febrero 24, 2015
MADRID, España, 24 de febrero.- Para Amnistía Internacional (AI), el 2014 fue el año de la guerra. El año pasado fue "catastrófico" para las víctimas civiles de los conflictos, subraya la organización, que califica de "escandalosa e inoperante" la respuesta de la comunidad internacional a esta violencia, en su informe anual.

"Decir Mediterráneo hoy es lo mismo que decir cementerio". Con estas palabras se refiere Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, a las más de 3,400 personas que murieron ahogadas en el Mare Nostrum intentando alcanzar suelo europeo el pasado año. Esta cifra encierra el caso de algunos huidos de Siria, aunque el 95% de los cuatro millones de refugiados que ha dejado hasta ahora el conflicto se quedó en países vecinos.

Enlace a video de Amnistía Internacional.

"Hace unos años decidimos que este libro fuera negro, y este año ha sido un año negro para los derechos humanos". Así se refiere Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional (AI) España, al Informe Anual sobre la Situación de los Derechos Humanos en el Mundo en 2014, un año a lo largo del cual en 18 de los 160 países investigados por la ONG se cometieron crímenes de guerra.

Los flujos de población forzados se contaron el pasado año entre las grandes preocupaciones de la organización. "Los países ricos destinan la mayor parte de sus esfuerzos en materia de inmigración a impedir que los refugiados traspasen sus fronteras", afirma Alfonso Sánchez, presidente de Amnistía Internacional España. Y ello a pesar de que (o por razón de que) "en todo el mundo hay 50 millones de refugiados", refiere Beltrán, lo que supone que estemos experimentando la mayor crisis en esta materia desde la Segunda Guerra Mundial. "Se está obligando a la población civil a no poder cruzar una frontera y, por tanto, a seguir soportando el conflicto".


En parte, entra en juego el "ejercicio de dejación de responsabilidad que hay por parte de la Unión Europea (UE) y del resto de países". Según explica Jesús, "la dejación de responsabilidad de Occidente en países orientales se retrotrae a hace décadas, ya que su posición ha sido la de garantizar la estabilidad en la región, al margen de si los regímenes de gobierno son más o menos dictatoriales". De hecho, en el caso de Siria, "la comunidad internacional ha tenido la oportunidad de identificar posibles alternativas apoyadas en los movimientos pacíficos de la ciudadanía que se dejaron ver en 2011". Sin embargo, ahora "cabría hacer apuestas sobre cuál será el primer país occidental en recibir a Bachar Asad con los brazos abiertos", se lamenta.

El nuevo rostro de los conflictos

Y es que "cada vez son más los estados que cometen crímenes atroces que quedan en la impunidad mientras el mundo mira para otro lado", alerta también Alfonso Sánchez. Por su parte, los grupos armados han experimentado en los últimos meses un gran fortalecimiento y han cometido abusos en al menos 35 países. Resulta inquietante que "algunos utilicen sofisticadas técnicas en redes sociales para ganarse cada vez a más gente", recuerda; así lo hace, por ejemplo, el autodenominado Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés).

Los cambios en los patrones de violencia que se están registrando en los conflictos intraestatales (como lo son la mayoría de los que perduran hoy) ocasionan asimismo nuevas víctimas. Amnistía Internacional sospecha que la población civil se ha convertido en un objetivo explícito de los actores de conflicto, llegando a engrosar el 90% de las víctimas de los enfrentamientos: "mucha gente muere en zonas densamente pobladas por el uso de armas de destrucción indiscriminada", indica Beltrán.

Además, "las compañías de seguridad o contratistas son actores cada vez más potentes para ejercer la violencia, y las instituciones supranacionales que tenemos, como la ONU, cada vez se antojan más inadecuadas", añade Núñez.

La amenaza yihadista en el escenario global

"El terrorismo yihadista no es una amenaza fantasma; es real y hay que hacer frente a ella", explica Núñez. Sin embargo, "estamos metidos en un escenario que de manera cada vez más obsesiva genera un clima de temor que facilita el recorte de derechos", apunta.

"En ese delicado equilibrio entre libertad y seguridad, la sociedad está dispuesta a ceder sus derechos pensando que así va a tener garantizada su seguridad -prosigue-, pero lo cierto es que de 2000 a 2013, sólo un 5% de los atentados terroristas han sido cometidos en Occidente. Esa obsesión securitaria lleva aparejada respuestas fundamentalmente militaristas que, en el escenario óptimo, lo mejor que pueden hacer es ganar algo de tiempo, pero no atajar sus consecuencias".

El problema, según Núñez, es que "seguimos sin disponer de un consenso a nivel internacional sobre qué es el terrorismo y eso hace que cada gobierno lo interprete de una manera distinta; muchas veces -recalca-, convirtiendo a sus enemigos en terroristas". Las decisiones en materia de terrorismo "no siempre son reacciones en caliente", matiza, "sino peor aún: a veces responden a planteamientos a largo plazo que buscan recortar derechos".

Renunciar al derecho de veto para poder actuar

En todo caso, será difícil que la comunidad internacional pueda intervenir en cuestiones de estados ajenos si los países que ejercen como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos) siguen pudiendo vetar acciones concretas. Por ello, Amnistía insta a estos países a "renunciar a su derecho de veto cuando sus intereses vitales no estén en juego y en situaciones de atrocidades masivas", pues "no es de recibo que solo por el veto de uno o dos países millones de personas queden a merced de su gobernante o de un grupo armado".

Lo primero que hay que hacer es "convencer a los gobiernos de que esto es posible, bien mediante un código ético como el que impulsa Francia con el apoyo de otros 40 estados o mediante un texto de carácter más legal", explica Beltrán. De una u otra manera, esto quedaría sujeto a la subjetividad, pues... ¿cuándo es vital un interés?", reflexiona Jesús Núñez.

El informe sostiene, en último término, que "los gobiernos deben dejar de fingir que la protección de civiles no está a su alcance". El flujo irresponsable de armas es otra de las prioridades para este nuevo año. Por ejemplo, por casos como los de Irak, en cuyo territorio conquistado por el Estado Islámico, este grupo terrorista encontró grandes arsenales, listos para ser recogidos. La organización aprovecha su presentación para pedir, una vez más, a todos los estados -incluidos Estados Unidos, China, Canadá, Israel, India y Rusia- que ratifiquen y se adhieran al Tratado sobre el Comercio de Armas, que entró en vigor en 2014.

Y es que el panorama global de la situación de los derechos humanos es sombrío. "Pero hay soluciones", confía Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional. Estas pasan porque los dirigentes mundiales tomen "medidas inmediatas y enérgicas para evitar una inminente crisis global y acercarnos un paso más a un mundo más seguro en el que los derechos y libertades estén protegidos". (Bertha Herrero para El Mundo / El Informador / Spiegel)