viernes, 13 de febrero de 2015

febrero 13, 2015
MÉRIDA, Yucatán, 13 de febrero.- El Museo de la Ciudad se une a los festejos carnavalescos con la exposición “Fiesta del Martes de Carnaval o Batalla de las Flores”, como parte de su programa Pieza del Mes, que incluye fotografías y otros elementos propios de las fiestas.


En esta ocasión, La Pieza del Mes incluye tres ilustraciones alusivas a las fiestas carnavalescas del siglo XIX de la Fototeca “Pedro Guerra”, que forman parte de la Colección del Museo de la Ciudad. Se tratan de un niño disfrazado fotografiado en estudio sobre una silla de mimbre, el retrato de dos reinas, o reina y princesa, una sentada en silla tipo trono y la otra de pie, y Carretillas estilo chino durante el Carnaval de Mérida.

También se exhibe la corona utilizada por Liliana Bolio Pinelo durante su reinado en 2011, y un penacho que empleó el cuerpo de baile del Carnaval 2014. Ambas pertenecen a colecciones particulares. La muestra se complementa con fotografías posadas de soberanas que encabezaron los festejos de 1969 a 2014, con vestidos de gala.

En la exposición figuran Elsa Gutiérrez Ocampo (Reina del Carnaval 1969), Graciela Torres (1980), Luisa Rodríguez Berzunza (1981), Beatriz Bauza Preciat (1985), Carmina Tapia Contreras (1988), Rosalinda Herrera López (1989), Ericka Cámara Riess, (1990), Addy Guadalupe May Vera (1996), Julia Argüelles Ojeda (2001), Tere Castellanos Basto (2003).

También Elvira Zaldívar Cortés (2004), Alejandra Pacheco Montero (2005), María José Rosado Solís (2006), Valentina Cervera Ávila (2009), Érika Cruz Escalante (2010), Liliana Bolio Pinelo (2011), Ivonne López Ortega (2012), María Elena Barquín Aguilar (2013), Natalia Villanueva Denis (2014), y de la actual reina Marsha Ramírez Martínez.

De acuerdo con la ficha de la exposición, la mezcla de dos culturas importantes ha aportado al carnaval de Mérida matices ingenuos y especiales. Celebraciones semejantes al Carnaval se introdujeron a Yucatán desde los primeros tiempos de la Colonia. En 1556 se dieron las primeras disposiciones que, bajo “censura y licencia”, permitían la celebración de mascaradas y convites en la península. 

Se cree que fue con el gobernador Don Guillén de las Casas (1578-1582) cuando las fiestas carnestolendas fueron reglamentadas. Los gobernadores jóvenes de la provincia fueron los principales promotores de las fiestas que, inicialmente, sólo correspondían a la población blanca, pero que paulatinamente fueron pasando al pueblo. 

Los Carnavales de los siglos XVII y XVIII se describen, para la población blanca, como tertulias familiares, paseos en calesa por la Alameda y batallas entre jinetes enmascarados y, para el pueblo mestizo o indígena, como bailes indígenas en los suburbios de la ciudad. En cuanto al Carnaval de los indígenas, se cree que combinaba tradiciones prehispánicas y fiestas del Viejo Mundo, en las que los indios imitaban las costumbres españolas, incorporando elementos de su propia cultura.

Después de la Independencia y hasta la segunda mitad del siglo XIX, se documentan batallas de flores y paseos, pero las celebraciones fueron decayendo. Sin embargo, en 1841, el Ayuntamiento prohibió las procacidades callejeras, tirar agua a los transeúntes desde azoteas y balcones, embadurnarlos de pintura y allanar las casas de gente pacífica. De ahí en adelante, el centro de las festividades pasó al Teatro San Carlos (hoy Peón Contreras) donde se efectuaban bailes y se alquilaban disfraces. A mediados del siglo XIX, el Carnaval pasó a manos de las recién formadas sociedades coreográficas o de divertimento, como “La Unión” y el “Liceo de Mérida”, que dieron su máximo esplendor a las festividades entre esa época y 1930. 

Con el auge henequenero el apogeo de las fiestas regresa a Mérida. Las descripciones y las imágenes fotográficas de los desfiles carnavalescos del siglo XIX y primera mitad del siglo XX contribuyen a la idea de una celebración caracterizada por la elegancia y la moderación. De 1872, data la creación y participación de la primera de las estudiantinas en el Carnaval de Mérida. Eran grupos de estudiantes, con trajes y bailables cuidadosamente preparados. 

El 10 de febrero de 1891, en Martes de Carnaval, se celebra en Mérida por primera vez, la fiesta conocida con el nombre de “Batalla de las Flores”, organizada por la sociedad “Liceo de Mérida”, sociedad que organizó también por primera vez, el paseo del viernes bautizado con el nombre de “Corso” o “Paseo de Fuego”. Por ese tiempo, las diversas empresas comerciales empezaron a participar presentando carros alegóricos de sus establecimientos. Otra innovación, de principios del siglo XX, fue la de elegir reinas para el Carnaval. En 1955 el presidente del Carnaval de Mérida impulsó algunos cambios en las festividades. Se dejó de coronar a la reina en la Plaza Grande, trasladándose dicho evento a la arena Carta Clara. Probablemente entonces empezó a darse una mayor participación popular en los festejos callejeros y un paulatino repliegue de los sectores acomodados en los desfiles y demás eventos públicos.

En los 60’s y 70’s del siglo XX, los paseos callejeros estaban dominados por los sectores medios y populares. La ostentación y elegancia de los antiguos desfiles había dado paso a diversiones más espontáneas, elementos chuscos, lanzamiento de proyectiles y a algunos altercados. Esto motivó que a mediados de los ochenta el Comité Permanente del Carnaval de Mérida reorganizara el Carnaval y estableciera los lineamientos y características de su desarrollo, mismas que se conservan actualmente.

Por otro lado, en el área de cultura del Módulo del Ayuntamiento instalado en Plaza Carnaval en Xmatkuil, el programa “Museo Itinerante” del Museo de la Ciudad expone desde hoy nueve fotografías de carnavales de los siglos XIX y XX de la Fototeca “Pedro Guerra”; ocho de reinas de Carnavales de Mérida (en medidas de 1 por 1.20 cm), y nueve de la colección “Oculto” de Sandra Cepeda. (Boletín)