martes, 17 de febrero de 2015

febrero 17, 2015
pentagrama

A José Iván Caballero Cáceres y “Praia”

En México existe un Estado que se caracteriza por su desarrollo esplendoroso, por la cultura que la precedió, que es la cultura maya, me refiero al Pueblo Yucateco.

Es un Estado donde las leyes  se han desarrollado en pro de las mujeres, de la infancia, pero aún se encuentra rezagado en algunos aspectos.

Actualización (18 de febrero de 2015): Mi Viejo Molino rectifica, dará acceso a Pepe y su perro guía

En este caso me referiré de una manera muy breve a los perros lazarillos.

Hace 29 años conocí a un grupo de entusiastas perreros, gente que se avocaba al desarrollo y entrenamiento de los perros, del fiel amigo, el perro, y entrenaban lo que era el Schutzhund, con pastores alemanes, que es un entrenamiento para perros de trabajo y de guardia y protección. También entrenaban el Ring Francés con el pastor belga malinois, que es otra modalidad en el entrenamiento de guardia y protección, y el adiestramiento Agility con diversas razas (schnauzer, fox terrier, keeshond, shetland); estos animalitos desarrollaban una habilidad increíble sorteando obstáculos, corriendo entre varillas en zigzag, pasando entre túneles para llegar a la meta o al objetivo con una precisión increíble, pero también desarrollaban mucho la obediencia de estos nobles compañeros en básico y avanzado.

(Foto JMRM)

Comento todo esto porque estamos hablando de 29 años atrás, llegaron a traer perros de búsqueda en desastres como los terremotos y dar exhibiciones con ellos y así fueron surgiendo grupos entre ellos que se dedicaron en el caso de los pitbull, stanford, bull terrier, razas que hasta cierto punto han satanizado como perros asesinos, de una manera totalmente equivocada e inquisidora, puesto que los que asisten a exposiciones caninas han visto a estos animales de estas razas desarrollar habilidades de arrastre de algunos carruajes, llamémosles así, con peso sobre ellos, y son actividades muy divertidas y muy familiares en que se muestra que estas tres razas específicamente no son asesinas, sino que son perros de trabajo y compañía.


En ese entonces la gente de Mérida no era tan asidua al veterinario, pero sí existían grupos pequeños y fueron los precursores de estos entrenamientos y del hábito de asistir al médico veterinario zootecnista.

Hoy aún existe un estigma ante la medicina veterinaria, aunque se ha desarrollado de una manera más conveniente para los que ejercen esta profesión si bien con pena veo que son más boutiques y estéticas que clínicas o consultorios veterinarios. En otras palabras, se ha comercializado, lo cual de alguna manera conviene al medio veterinario de pequeñas especies.

Con todo lo antes descrito comento con pena y vergüenza que aquellas personas con capacidad limitada, en especial a los invidentes a quienes de alguna manera se les ha asignado un perro lazarillo, entre los cuales se caracterizan el pastor alemán, que es una de las razas más completas, y el cobrador de labrador, que es un perro muy equilibrado, no les permiten entrar con ellos a lugares públicos como lo son cines, como lo son teatros, como lo son cafés, restaurantes y plazas comerciales.

Los lazarillos son animales sumamente entrenados, lo cual los hace tener un costo muy elevado y por eso algunas organizaciones efectúan un estudio psicológico y socio-económico previo a la persona a la cual le han de entregar uno de estos valiosos perros.

Es penoso ver que en una ciudad como Mérida no los permitan entrar a restaurantes cuando presumimos de ser una urbe culta y preparada.

Creo, sin ofender a nadie, que estos animalitos son más sanos que muchas de las gentes que acuden a las plazas y a los cafés. Y así como los restauranteros han puesto lugares paras los tercos, necios e inconscientes fumadores, podrían asignar en sus negocios áreas para personas con necesidades especiales para no “afectar” a sus demás comensales.       

Les aseguro que los restaurantes que abran sus puertas para estos personajes recibirán el reconocimiento de la sociedad, de las autoridades e incluso de la prensa. Sería interesante a todos estos restaurantes hacerles un estudio de su personal, de su cocina, de sus estufas, de sus refrigeradores y muestrear algunos de sus alimentos para ver qué tan sanos son. Eso le compete a salubridad, señores, y les aseguro que en un 99.9% que no se hace pero sí es cómodo negarle el acceso a la gente con un perro lazarillo.

Estos perros, como dije anteriormente, tienen un entrenamiento impresionante; incluso antes del entrenamiento son observados, estudiados para ver si son aptos para ser lazarillos. Luego de pasar ese perfil, se procede al siguiente, de adaptación, para luego entrar de lleno a su adiestramiento, que no es de una semana ni de dos meses, es un entrenamiento un poco prolongado y al menor defecto que le vean de desequilibrio, el perro queda eliminado para esta actividad.

También son periódicamente revisados en cuanto al manejo, higiene y cuidado que le da la persona a quien le asignaron uno de estos animales. A la menor observación de maltrato, se le puede quitar el animal y queda sin derecho a tener un can lazarillo.

Por todas estas observaciones y experiencias, mismas que he consultado a gente conocedora, les puedo decir que los restaurantes están en un error al no admitir a perros lazarillos con su propietario o recipiendario. Si como comenté hace un rato, desesperados por no perder clientela, crearon áreas para fumadores aunque el humo sea nocivo no sólo para las personas sino también para los perros…

Creo que ante esta situación, las Cámaras deben legislar de una manera conveniente y estricta al respecto, puesto que los perros lazarillos ni son una amenaza ni son contaminantes para un restaurante ni para una cafetería.

Siempre he escrito sobre cuestiones artísticas y culturales y ésta no la considero una situación política sino como una situación de índole cultural, puesto que estamos hablando de una ciudad que fue asiento de una gran cultura, la cultura maya y por desgracia me tocó presenciar el evento que da origen a esta nota en un café al cual yo acudí en compañía de algunas amigas, Mi Viejo Molino Norte.               

iselamontespentagrama@aol.com