lunes, 16 de febrero de 2015

febrero 16, 2015
Juan Acuesta Rodríguez

Resulta completamente inaudito y ofensivo para los meridanos leer en los letreros del Ayuntamiento y escuchar de boca de su munícipe que Mérida es de todos. Se puede decir que es correcto que se haya iluminado algunas partes de la ciudad con motivo de las fiestas decembrinas hasta extenderse desde luego al seis de enero, que es el día de los Santos Reyes.  Mas resulta que estamos en el segundo mes del año y como si nadie se haya dado cuenta dejaron iluminados los troncos de los árboles del Paseo de Montejo con los colores azul y blanco.

Yo no sé si estos señores piensan que la gente que vivimos en Mérida somos unos tarados y no nos damos cuenta de la intención de esa iluminación que resulta en verdad totalmente partidista, puesto que tan sólo vemos los colores que rigen actualmente al municipio.


No haría esta observación si se pusieran otros colores en la iluminación, lo que daría más alegría a este Paseo Montejo, la diversidad de la policromía, pero también el tener esa iluminación implica, aunque sea bajo el costo, una erogación en su consumo de energía que tiene que pagar el Ayuntamiento, un costo que se sostiene con los impuestos de los ciudadanos que habitamos esta urbe. Un costo que se le agrega al costo que resultó ser más caro en el consumo de energía eléctrica por el cambio de las famosas luminarias, gasto que en realidad no era necesario.


Desde hace ya algunos años me ha inquietado el uso de los colores por la gente que gobierna y digo me ha inquietado porque si es la izquierda, todo es amarillo; si es la derecha, todo es azul con blanco y si es el centro derecha, es verde, rojo o blanco, según sea el gobernante, y lo mismo ocurre en la Federación, cuando llegaron Fox y Calderón todas las policías federales de caminos pasaron de ser de color negro a color azul, hasta la fecha.

Creo que se debe legislar sobre esta situación que parece ser de poca importancia pero es de mucha importancia porque los colores envían al ciudadano un mensaje subliminal.

¿Qué quiero decir con esto? Que se debe legislar para que exista un color gubernamental o institucional que podría ser rosado, podría ser morado, podría ser café, pero ningún color que utilicen los partidos políticos y que los colores que se establezcan no los pueda utilizar ningún partido.

Señores gobernantes, cuando ustedes llegan al poder gobiernan un país, gobiernan un Estado, gobiernan un municipio; no gobiernan sus partidos. Digamos que se deben desprender del partido y gobernar para el Pueblo, desde luego con la ideología de su partido, y olvidarse de los colores; tener esa madurez política que tanto nos hace falta. Dejar atrás esos espectaculares que dicen “hicimos esto, hicimos lo otro, hicimos aquello”. Mejor que pongan espectaculares que digan “dejamos de hacer esto o lo otro”, y esto va para todos los partidos, para todos los gobiernos. Lo ideal sería no usarlos. La gente se da cuenta de qué se hace o qué se deja de hacer, y también, para eso son los informes, para comunicarle al Pueblo todo lo que se hizo y también deben incluir lo que se dejó de hacer o no se realizó, pero por lo general solamente mencionan los logros, no los desaciertos o los fracasos.

Algo que siempre he criticado es el uso de acarreos. Es la mala costumbre de ver a funcionarios de todos los niveles en actos políticos cuando se les está pagando para trabajar, no por  lambisconear o por borreguear. Pero que además le indiquen a la gente cómo debe ir vestida… ha habido políticos que casi le piden a los funcionarios que vayan con su paliacate, sombrero y alpargatas, como su fuese una vaquería.

Es una falta de respeto, una falta de madurez política, porque la ideología es el pensamiento que se expresa en las acciones, en las políticas de desarrollo, en las políticas económicas, en las políticas educativas. Así yo, si fuese un gobernante, me molestaría ver acarreados, me molestaría llegar a un lugar y ver que todo ha sido maquillado porque un servidor va a llegar.

Por lo general, cuando viene un presidente, un gobernante, ya tiene su agenda, ya tiene su itinerario; o sea, sólo va a ver lo que está bonito. Yo rompería esos cánones y me saldría de la agenda y daría la instrucción o la orden de que me lleven adonde quiera yo ver la realidad que se vive en las zonas jodidas, y que esa realidad la pueda yo cambiar.

No me interesa ver cosas bonitas, pero OK, que me las muestren, mas también quiero ver cómo vive mi gente. Ese feeling político se ha perdido, señores.

Me platicaba un señor ya de edad avanzada que conoció a un Presidente de la República que, si no todos los días, con frecuencia recorría, algunas veces a pie y otras en vehículo, los diferentes puntos de la Ciudad de México y me refiero al ex presidente Adolfo Ruiz Cortines, de quien me han platicado que fue un presidente preocupado por su Pueblo. No me tocó vivirlo, pero escucho lo que diversas personas me han dicho de ese señor. De seguro tuvo cosas negativas. Como todos. Pero qué importante es conocer la realidad de un Pueblo o de una Nación.

Pero sí me tocó conocer a un gobernante que tenía una agenda de trabajo, aunque de pronto le decía al conductor o al operador “párate aquí, quiero conocer este lugar” o “dobla aquí, quiero ver este barrio”, creando el desconcierto entre toda la borregada que lo acompañaba, rompía con la ruta del maquillaje y ponía en evidencia el trabajo bueno o malo de algunos funcionarios. Me refiero a don Víctor Cervera Pacheco. 

Desafortunadamente yo no soy gobernante; sin embargo, quizá mi pensamiento pueda influir de alguna manera en algún nuevo gobernante.

Inicié esta nota hablando de los colores y la concluyo refiriéndome de nuevo a ellos. Iniciemos un cambio retirando ese colorido de azul y blanco que se da en el Paseo Montejo e iniciemos con esto un punto de partida a una madurez política.

Es cuanto.