jueves, 5 de febrero de 2015

febrero 05, 2015
ROMA, 5 de febrero.- El deseo de evitar los escándalos no puede ser una prioridad con respecto a la defensa de un niño que sufre abusos por parte de un sacerdote, porque «no hay absolutamente lugar en el ministerio para los que abusan de los menores». Papa Francisco elimina décadas de actitudes que pretendían un uso impropio y excesivo de la «discreción» por parte de demasiados obispos que encubrieron a muchos sacerdotes que incurrieron en delitos de pederastia. Lo hizo en una carta enviada a los Presidentes de las Conferencias Episcopales y a los Superiores de los Institutos de Vida Consagrada que fue publicada hoy. 

Explica el Papa Francisco que evitar los escándalos no puede ser prioridad ante un niño que sufre abusos de un sacerdote. No hay lugar en el ministerio sacerdotal para quien abuse de un menor. (Foto Repubblica)

Bergoglio escribió: «las familias deben saber que la Iglesia no escatima esfuerzo alguno para proteger a sus hijos, y tienen el derecho de dirigirse a ella con plena confianza, porque es una casa segura. Por tanto –y esta es la parte principal de la carta–, no se podrá dar prioridad a ningún otro tipo de consideración, de la naturaleza que sea, como, por ejemplo, el deseo de evitar el escándalo, porque no hay absolutamente lugar en el ministerio para los que abusan de los menores».


En el texto, el Pontífice recorrió las etapas del proceso que permitió la creación, fuertemente impulsada por Bergoglio, por la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores. Dentro de pocos días, todos los miembros de la Comisión se reunirán en Roma por primera vez. Nació en marzo del año pasado este organismo (creado por el Papa para la prevención de la pederastia), y está compuesto por 17 miembros, que representan a todos los continentes: hay ocho mujeres, diez laicos y dos personas (un hombre y una mujer) que sufrieron abusos de sacerdotes cuando eran niños. Un organismo interdisciplinario, guiado por el cardenal Séan O’Malley, el capuchino estadounidense que, como arzobispo de Boston, tuvo que afrontar la cuestión de la pederastia en su diócesis.

«Corresponde al Obispo diocesano y a los Superiores mayores –indicó el Papa– la tarea de verificar que en las parroquias y en otras instituciones de la Iglesia se garantice la seguridad de los menores y los adultos vulnerables. Como expresión del deber de la Iglesia de manifestar la compasión de Jesús a los que han sufrido abuso sexual, y a sus familias, se insta a las diócesis y los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica a establecer programas de atención pastoral, que podrán contar con la aportación de servicios psicológicos y espirituales. Los pastores y responsables de las comunidades religiosas deben estar dispuestos al encuentro con las víctimas y sus seres queridos: son ocasiones preciosas para escuchar y para pedir perdón a cuantos hayan sufrido».

«Por todos estos motivos –concluye el Papa–, pido vuestra colaboración plena y atenta con la Comisión para la tutela de los menores. La tarea que le he encomendado incluye la asistencia a vosotros y a vuestras Conferencias, mediante un intercambio mutuo de «praxis virtuosas» y de programas de educación, formación e instrucción por lo que se refiere a la respuesta que se ha de dar a los abusos sexuales». (Mauro Pianta / Vatican Insider)