martes, 9 de diciembre de 2014

diciembre 09, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez / 9-XII-14

Fue el peor año de su historia para el Teletón. La transmisión tuvo que extenderse para recaudar más y declarar alcanzada la meta.

¿Por qué fue más difícil que nunca?

Es posible que se deba a la situación económica vigente: crecimiento estancado, reforma fiscal recesiva, la confianza de los consumidores en el sótano histórico. Sin embargo, en otros momentos de crisis el Teletón no sufrió tanto.

Una segunda explicación puede encontrarse en el cambio de formato del programa: este año la emisión tuvo menos rating y hubo más comedia que drama. Quizá para motivar al donativo hace falta enfatizar más en la tragedia de la discapacidad. 


Pero entonces —tercer factor—, la ONU expresa su molestia. No la ONU en pleno, sino su Comité para los Derechos de las Personas con Discapacidad, que en un reporte reciente acusó que “dicha campaña promueve estereotipos de las personas con discapacidad como sujetos de caridad”. En el documento de doce páginas dedica sólo dos párrafos al Teletón.


El presidente de la Fundación, Fernando Landeros, respondió que los “investigadores” de la ONU, durante sus supuestos cuatro años de indagatoria, no visitaron un solo Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT) ni entrevistaron a una sola familia o niño beneficiado.

Esos dos párrafos del comité de la ONU fueron gasolina pura para los detractores que desde hace años repiten la mentira de que Televisa usa al Teletón para evadir impuestos (la acusación no pasa la prueba del primer semestre de Contabilidad), y se montaron en el dolor por Ayotzinapa y la indignación por el escándalo de la casa del presidente Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera.

Estancamiento económico, comedia en lugar de drama, ONU y Ayotzinapa-casa blanca. Teletón deberá estudiar cuál de los factores pesó más. Pero hay algo que puede adelantarse.

Es profundamente injusto cobrar a los niños con discapacidad la factura de la indignación social.

Por Ayotzinapa hay que reclamarles al alcalde de Iguala y su esposa, al gobernador que los protegió, al PRD y a López Obrador que les dieron cobijo e impulso político, a Los Pinos por la impunidad y violencia que privan en el país. Pero ¿los niños con discapacidad merecen pagar por esto?

Por la mansión del Presidente y su esposa, y las explicaciones oficiales insatisfactorias sobre su financiamiento, hay que criticar a Enrique Peña, a Angélica Rivera, y si quieren incluso a Televisa, de la que fue estrella, pero me resulta fuera de foco atacar al Teletón, dizque porque es un símbolo.

Boicotear al Teletón es cerrar la puerta de la rehabilitación a miles de niños con discapacidad. No actúan contra el gobierno ni contra Televisa, sino contra los más desamparados.

Yo reto a los detractores a que visiten un CRIT. Media hora. Hablen con los niños, entrevisten a sus familias, hurguen en los estados financieros de la Fundación. Sin miedo a la verdad. Sin telarañas. Y luego seguimos debatiendo.

SACIAMORBOS. Esto lo dije durante el Teletón y como siempre en mis opiniones, fue a título personal. Los cabilderos mediáticos del ingeniero creen que todos son de su condición.

carlosloret@yahoo.com.mx