Bajábase de su elegante carruaje una bella damita meridana y al verla, el Vate Correa se acercó galantemente a darle la mano, que ella rechazó indignada. Retirose mohíno el bohemio, pero antes improvisó el siguiente madrigal:
"Eres más bella que un serafín
y más fragante que el mes de mayo,
pero eres bruta como un caballo
y más grosera que un gachupín."