jueves, 13 de noviembre de 2014

noviembre 13, 2014
Eduardo Ibarra Aguirre / Utopía. 1468 / 14-XI-14

Como si las políticas impuestas a México y a la aldea global en los años 70 del siglo pasado por Richard Nixon y agudizadas por George W. Bush, para el combate a los narcóticos ilícitos –de los lícitos pocos se ocupan aunque generen iguales o peores problemas de salud pública–, fueran ajenas a los hechos de barbarie del 26-27 de septiembre en Iguala, Guerrero, el gobierno estadunidense sentenció:

“Urgimos a todas las partes a mantener la calma durante el proceso”.


El cínico emplazamiento fue hecho por la portavoz Jen Psaki, luego de los informes de “crecientes tensiones” registradas enseguida de la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa. Los seis muertos (Julio César Mondragón fue desollado) y 25 heridos, uno se encuentra gravísimo, están ausentes en el vigoroso reclamo internacional y en las cada vez más beligerantes movilizaciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en Guerrero, Oaxaca y Michoacán, bajo el argumento de que los crecientes actos vandálicos “no son nada, comparado al daño causado por el Estado mexicano al no presentar con vida a los 43 normalistas”. No ocultan el ajuste de cuentas que le están haciendo a Enrique Peña Nieto por su “reforma educativa”.

De acuerdo con la agencia alemana DPA, la exigencia de Psaki dice: “Este crimen atroz y bárbaro debe ser investigado de forma completa y transparente, y los culpables llevados ante la justicia sin demora y castigados consecuentemente con respeto a las garantías procesales y al estado de derecho”.

Los voceros del imperio suponen, por lo declarado, que la tragedia que padece México por la crisis de inseguridad pública y de los derechos humanos, debidas a la quiebra de las políticas de Peña Nieto, que en esencia son las mismas del guerrerista Felipe Calderón, no están asociadas en una relación de causa-efecto con el altísimo consumo de narcóticos ilícitos por los estadunidenses, la venta de armas de manufactura gringa a los corporativos criminales aztecas, la existencia en territorio de USA de la lavadora más gigantesca del planeta, amén del lacayo cuidado de la frontera sur de Estados Unidos desde territorio mexicano para que lleguen los narcóticos pero no la violencia criminal, como tampoco los indocumentados.

Urgir a “todas las partes” implica asumir un papel de árbitro, cuando el imperio sigue empecinado en su fracasada política punitiva frente a las drogas ilícitas en los cinco continentes, mientras en su territorio por fortuna ganan espacios las políticas de legalización del consumo de la mariguana “por motivos de salud” y de “recreación”.

Otra voz, ésta más acreditada, la del New York Times, sentencia en un editorial que el gobierno de Peña “ha fracasado en proveer seguridad, respeto al imperio de la ley, hacer que criminales rindan cuentas y asegurar justicia para las víctimas y sus familias”. Y no le falta razón al periódico más influyente de USA.

Como tampoco al recordar que “esto es sólo el ejemplo más reciente de la descomposición de la ley y el orden”, y menciona el caso del fusilamiento de 22 jóvenes por militares en Tlatlaya, estado de México. Para el rotativo éstos “son sólo parte de un patrón”, pues 22 mil personas están desaparecidas en México a partir de 2006 y 100 mil han muerto desde 2007.

Sólo que como el Departamento de Estado, el NYT omite analizar estos macabros resultados en el contexto de las políticas punitivas de la Casa Blanca y el Pentágono, que las usan para abrir paso a sus objetivos geopolíticos y geoestratégicos para mantener la hegemonía global.

Acuse de recibo

“Yo como excadete del Heroico Colegio Militar repetiría: Los valientes no asesinan. Las palabras de Cienfuegos de que los ataques por el fusilamiento de los jóvenes en el estado de México son injustificados, no resisten el más mínimo análisis. México todavía no es un estado fascista, en un país que respeta las leyes el poder está en manos de los jueces. Oliver Wendel Holmes fue presidente de la Suprema Corte de Estados Unidos y dijo: Nadie puede ser condenado sin juicio previo. Le recomendaría a Salvador Cienfuegos ver la maravillosa película Los juicios de Núremberg (…) y oír la canción Lili Marlen de la II Guerra Mundial. (…) Eduardo Daniel Jiménez González”. El comentario es en torno a Juicios injustos sobre Sedena y Semar (12-XI-14)… En tanto que la ahora paciente Abigail Bello Gallardo dice: “Excelente su Utopía. Cuando vi y escuché en la televisión a este señor Cienfuegos no podía creer tanto cinismo y falta de vergüenza, de verdad que ni él se respeta al decir todos esos disparates que usted menciona en su Utopía 1467. Felicidades por su aguda inteligencia y su capacidad para plasmarla”… María Teresa Menéndez Monforte aclara que la colega premiada en Francia, es Sanjuana Martínez, no San Juana. Y concluye: “Enriquecedor leerle”… La crítica a los actos vandálicos en Guerrero y el DF, le pareció “Muy bien” a Héctor Barragán V.

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