domingo, 30 de noviembre de 2014

noviembre 30, 2014

Cuando don Agustín Vadillo era Director del Instituto, un estudiante preparatoriano llamado Gualberto Vargas y, por antonomasia, apodado "El Cabezón", le dedicó el siguiente ovillejo profético y autobiográfico:

"Soñé que tu piocha ruin,
Agustín,
vendiste en un baratillo, Vadillo,
por proporcionar dinero,
Cicero,
a Gualberto, que en enero
a la Metrópoli irá
y en donde conquistará
un porvenir lisonjero,
Agustín Vadillo Cicero
".

Las predicciones contenidas en este ovillejo tuvieron cumplida realización, pues don Gualberto se trasladó en efecto a México y no dejó allí mal parado el nombre del terruño.