jueves, 6 de noviembre de 2014

noviembre 06, 2014
Dr. Will Tuttle / IDA (In Defense of Animals) / Sustainable Activism


IDA le invita a leer esta columna en nuestro blog Activismo Sustentable, "¿También las plantas sienten dolor?", por el bloguero invitado, Dr. Will Tuttle, conferencista internacional y autor de "La Dieta de la Paz Mundial".

Pregunta: Tuve la oportunidad de asistir a una de sus conferencias recientes y me dejó inspirado para crear conciencia sobre el veganismo. Comencé a publicar mensajes en mi página de Facebook. Un largo intercambio de opiniones en el que un conocido mío argumentó que las mismas ideas de esclavitud,  violación y explotación de los animales se aplican a las plantas; así, al comer plantas, estoy cometiendo los mismos crímenes contra ellas, y me acusó de discriminar diferentes formas de vida. Aparte de decir que no puedo razonar con los que usan este argumento para justificar su elección de comer carne, no puedo encontrar cómo contraargumentarle. Quisiera saber lo que le diría a esta persona. Firma Deepika.


Gracias, Deepika, por sus preguntas y sus esfuerzos para crear conciencia. Si usted puede evitar discutir con los pre-veganos, es preferible, aunque requiere un poco de práctica. Parece que es una buena idea manifestar acuerdo parcial con la objeción que la persona está haciendo. Una respuesta que comience con: "Sí, lo entiendo. Me he preguntado sobre eso por un largo tiempo" ayuda a crear un terreno común con la otra persona. Usted podría incluso reforzar su idea diciendo algo como: "Yo leí 'La vida secreta de las plantas' y he estudiado la literatura reciente sobre la sensibilidad de los vegetales para entender mejor el tema, y comprendo las razones por las que la gente puede estar preocupada por el posible sufrimiento de las plantas."


En su respuesta, le sugeriría utilizar principalmente declaraciones personales, hablando sólo de su propia aventura de descubrimiento. He aquí un ejemplo:

Sí, entiendo su pregunta. Como la mayoría de la gente, me criaron consumiendo carne, productos lácteos y huevos, y yo creía en las historias oficiales, como la historia de las proteínas, del calcio, de la superioridad humana y de que las plantas también sienten dolor. Como hice más investigación, comencé a cuestionar las historias que habían sido inyectadas en mi conciencia desde la infancia y empecé a darme cuenta de que la agricultura animal es no sólo horriblemente abusiva para cerdos, vacas, pollos, pavos, peces y otros animales, sino que también es extremadamente ineficiente.

Ahora mismo, por ejemplo, estamos destruyendo aproximadamente un acre por segundo de la selva amazónica con el fin de cultivar soya para alimentar a los animales encarcelados para producir carne, lácteos y huevos que se consumen aquí mismo en este país. La tala de un acre de selva tropical no sólo mata a los árboles, sino también está destruyendo redes de vida que requirieron millones de años para evolucionar, lo que resulta en la pérdida de hábitat para los animales y las plantas, y la mayor extinción masiva de especies en 65 millones de años. Los océanos están siendo sobreexplotados de manera similar para capturar peces, tanto para el consumo humano como del ganado, lo cual de manera similar conduce a la extinción, la desestabilización del clima y la destrucción del medio ambiente.

Con más investigación, comencé a avanzar hacia un estilo de vida vegano, y me enteré de que los bosques de todo el mundo han sido y siguen siendo destruidos con el fin de cultivar maíz, soya, alfalfa y otros vegetales para engordar a los animales esclavizados. Descubrí que las personas que investigan el impacto de la agricultura para producir carne estiman que una persona que pasa de una dieta estándar occidental a una dieta vegana estricta ¡salva al menos 100 árboles cada año! Se necesita sólo un terreno pequeño, un poco de agua y petróleo para alimentar con una dieta basada en vegetales, en comparación con una persona que come una dieta típica de carne y lácteos. Así, se hizo muy claro para mí que cualquier persona que profesa amar a las plantas y los árboles se ve inequívocamente llamado a practicar la vida vegana.

Y profundizando en la investigación, me enteré en "La Dieta de la Paz Mundial" que todo el mundo en nuestra cultura recibe inyecciones de un pequeño repertorio de racionalizaciones para usar cada vez que la cuestión de la carne y los productos lácteos sale a relucir. El argumento del sufrimiento de las plantas es uno de los principales. Me di cuenta de que no es una objeción auténtica, sino simplemente un dispositivo cultural para evitar que la gente busque más profundamente cuáles son los efectos de su comportamiento.

Con una mayor reflexión, empecé a darme cuenta de lo imperfecta que esta racionalización es en realidad. Por un lado, la mayor parte de los alimentos de origen vegetal que comemos no dañan a las plantas. Comer manzanas y otras frutas, por ejemplo, beneficia realmente a los manzanos y promueve la creación de huertos; también se propagan las semillas por el consumo de los frutos. Lo mismo puede decirse de la mayoría de las verduras, como tomates, calabazas, berenjenas, pimientos, frijoles, maíz, etcétera.

Pero lo que realmente hizo que "me cayera el veinte", al pensar más profundamente, es lo vergonzosa y absurda que es esta racionalización. ¿Puede usted imaginar alguna vez el uso de este seudo razonamiento para justificar la violencia contra un ser humano? "Está bien apuñalar a una persona porque los tomates tampoco quieren ser apuñalados". ¡Guau! ¿Qué pasa si utilizo este proceso de pensamiento para racionalizar apuñalar a un perro? Sin embargo, la usamos para racionalizar apuñalar a seres sensibles igualmente vulnerables con sistemas nerviosos plenamente desarrollados, que son sujetos de sus vidas, como nosotros mismos. Por ejemplo, si alguien fuera a ser acusado de crueldad hacia los animales por apuñalar al perro de su vecino, y al testificar en la corte dijera que para él apuñalar a un perro y apuñalar a un tomate son en realidad la misma cosa, creo que es probable que esa persona no sería enviada a la cárcel, sino a una institución para criminales dementes.

Al continuar mi vida de vegano, he aprendido mucho acerca de cómo nuestra cultura nos programas para no tomar en cuenta el sufrimiento que causamos a los demás. Me he dado cuenta de que los animales no humanos son claramente reconocidos por los investigadores de hoy como profundamente capaces de sufrir, tanto física como psicológicamente, y que tienen inteligencia compleja y emociones que son devastadoramente abusadas por su confinamiento, mutilación y crueldad inherente en la producción cárnica.

Nosotros, los animales, siendo móviles, estamos, a diferencia de las plantas, dotados de órganos con receptores del dolor para nuestra supervivencia, pero incluso si las plantas son de alguna manera capaces de sentir incomodidad, como veganos dañamos sólo una pequeña fracción de las plantas que se requieren para comer la carne y secreciones de los animales. Entre el ochenta y el noventa por ciento de todo el maíz, soya, alfalfa, trigo, avena y otros granos que cultivamos son para alimentar a los animales destinados para nuestro consumo. Y a pesar de que se cultivan alimentos suficientes para dar de comer de 12 a 15 mil millones de personas cada año, y sólo tenemos 7.2 mil millones de personas en el planeta, por lo menos mil millones de nuestros hermanos y hermanas sufren de hambre crónica y desnutrición. Esto se debe a que la mayoría de nuestros cereales y legumbres se los damos de comer a los animales encarcelados con el fin de sostener las dietas basadas en animales de quienes viven en países con economías de alto nivel.

La ganadería, que es excesivamente derrochadora, traumatiza a los animales, la fauna, los ecosistemas, a las personas que padecen hambre y a los trabajadores agrícolas de los mataderos y fábricas cárnicas, que se ven obligados a hacer un trabajo que saca lo peor de ellos.

Como vegano, he llegado a darme cuenta de que estaba programado por mi cultura para desconectarme de la violencia que estaba infligiendo a otros en una variedad de maneras. Por ejemplo, se nos enseña a usar el lenguaje para decir "producción pecuaria", que nos desconecta de la realidad de que los matamos o asesinamos.

Ahora, como vegano, puedo ver que en mis primeros días me desensibilizaron al abuso incesante de nuestra cultura hacia los animales, y puedo ver cómo ese entumecimiento de la conciencia es una afección devastadora, porque conduce, tan generalizada como lo es hoy, a que toda la sociedad descuide las cosas que realmente importan en nuestro mundo. He descubierto que los alimentos veganos no son sólo deliciosos, sino que los veganos tienen una tasa mucho más baja de obesidad, enfermedades del corazón, cáncer, enfermedades autoinmunes, enfermedad de los riñones y otros padecimientos que afectan hoy a la gente.

Estoy profundamente agradecido a las personas que han dado ejemplo de vida vegana para mí. Ahora me doy cuenta de que la única razón por la que alguna vez comí carne, productos lácteos y huevos fue la comunidad en que me crié, los ejemplos y las historias en mi educación. Ahora está claro para mí que la compasión y la justicia para los animales aporta una mayor compasión y justicia para todos: para las plantas, para otras personas, para los ecosistemas, para las generaciones futuras, e incluso para mis propios órganos corporales, mi mente y mi conciencia espiritual. Descubrir personas que cuestionan la violencia rutinaria de la cultura dominante hacia los animales me ha abierto los ojos e inspirado a hacer mi mejor esfuerzo para vivir una vida de misericordia y respeto por los demás, y los beneficios de esto son incalculables. ¡Es como despertar de un trance del que no me daba cuenta hasta que desperté! Gracias por esta oportunidad de reflexionar y responder a su importante pregunta.

El Dr. Will Tuttle, autor del best-seller "La dieta de la Paz Mundial" es recipiendario del Premio Courage of Conscience. Es creador de varios programas de formación y bienestar, co-fundador de Veganpalooza, el mayor evento vegano en línea de la historia. Es vegano desde 1980 y ex monje zen, ha creado ocho álbumes CD de música original inspiradora. Co-fundador del Círculo de la Compasión, aparece con frecuencia en radio y TV. Con su esposa Madeleine, una artista visionaria suiza, presenta más de 100 conferencias, talleres y conciertos al año en toda América del Norte y Europa. Se puede contactar con el Dr. Will Tuttle en su sitio web en http://worldpeacediet.com.