martes, 11 de noviembre de 2014

noviembre 11, 2014
ABUJA, 11 de noviembre de 2014.- El atentado suicida de ayer contra una escuela de Secundaria en el estado de Yobe, vecino de Borno, feudo de Boko Haram, deja en papel mojado las posibles negociaciones de paz entre el Gobierno de Nigeria y el grupo radical islámico, que aún mantiene en cautiverio a más de 200 niñas. Medio centenar de personas, la mayoría menores de edad, murieron ayer después de que un suicida vestido como uno de ellos detonara una carga explosiva. La tragedia podía haber sido mayor, ya que en el momento de la explosión, alrededor de las 8:00 de la mañana, hora local, estaban reunidos unos 2,000 estudiantes en una asamblea antes de empezar las clases en un colegio de Potiskum, cercano a Damaturu, capital de Yobe.

Heridos son atendidos en el Hospital General de Potiskum, Nigeria, el lunes, tras el atentado suivida en la Facultad de Ciencia y Tecnología. (AP)

El ataque desató el pánico en la escuela, donde se amontonaban los cadáveres rodeados de grandes charcos de sangre en el suelo, según relató un profesor del colegio. El número de fallecidos podría aumentar debido a que cerca de ochenta estudiantes resultaron heridos, muchos de ellos en estado de gravedad, que fueron rápidamente evacuados a los hospitales cercanos. El ataque suicida provocó el caos, obligando a cerrar la mayoría de escuelas de la localidad de Potiskum. Esta ciudad es la capital comercial de Yobe, que junto con Borno y Adawama son las tres provincias norteñas en las que permanece en vigor el estado de emergencia decretado por el Gobierno de Nigeria desde mayo de 2013, debido a la violencia de Boko Haram. La campaña de secuestros y atentados de Boko Haram se ha saldado con unas 4,000 personas en lo que va de año y 12,000 desde 2009, según cifras del Gobierno nigeriano.


Los sobrevivientes dijeron que el atacante se disfrazó con el uniforme de la escuela. Hizo detonar sus explosivos en una asamblea escolar. Un trabajador de la morgue reportó 48 cadáveres. 

Aunque ningún grupo ha reivindicado la autoría del ataque contra el colegio de secundaria de Potiskum, todo apunta a que es obra de Boko Haram. No obstante, no es habitual el uso de terroristas suicidas. El modus operandi de este grupo terrorista se caracteriza por los atentados con coche bomba, atacar colegios o arrasar aldeas enteras. Quizás, uno de los episodios más sórdidos que ha vivido el estado de Yobe fue el ataque a un colegio e internado donde se cree que medio centenar de estudiantes fueron masacrados en sus dormitorios, en la madrugada del 25 de febrero. Los terroristas arrojaron explosivos, esparcieron pólvora en los dormitorios estando los niños en sus camas y mataron a machetazos a algunos de los chicos que trataban de escapar. Pero desde hace unas semanas Potiskum se ha convertido en el blanco de ataques suicidas. Hace sólo una semana, decenas de personas murieron en la capital comercial de Yobe al inmolarse un hombre durante una ceremonia chií.

El ataque contra el colegio pone de relieve la falta de seguridad en las escuelas del norte de Nigeria. La inseguridad en el estado de Borno ha llevado a los vecinos de Maidiguiri –la capital– a organizar sus propias fuerzas de seguridad para patrullar las calles y vigilar las escuelas. Decenas de miles de jóvenes armados con palos, machetes o lo que tienen a mano, organizan retenes para identificar a sospechosos islamistas. Con este objetivo nacieron hace un año las JTF (Join Task Force) para suplantar a las Fuerzas de Seguridad en la urbe. «El Ejército no puede estar en todos los sitios, pero nosotros llegamos a todos los lugares», explicó a LA RAZÓN Yunes Abye, de 19 años, durante un viaje a Nigeria.

El corrupto Gobierno nigeriano no está reforzando el número efectivos de Fuerzas de Seguridad en los conflictivos estados del norte del país, donde Boko Haram ha implantado el terror y continúa con su sangrienta campaña para instaurar un Estado Islámico en Nigeria. A sólo tres meses de que el país celebre elecciones presidenciales y generales, la inseguridad en los centros educativos en los estados del norte y la crisis de las 200 niñas secuestradas en Borno en el mes de abril ponen en peligro la reelección del presidente Goodluck Jonathan, que busca un segundo mandato.

Las autoridades nigerianas afirmaron hace un mes estar en negociaciones con el grupo radical islámico para rescatar a las niñas secuestradas y poner en vigor un alto el fuego para detener las operaciones militares del Ejército contra los santuarios de Boko Haram. Pero hace apenas una semana, el grupo radical islámico negó cualquier pacto con el Gobierno de Nigeria y aseguró que las más de 200 niñas secuestradas en abril «se han casado y convertido al islam».

Las siete vidas de Abubakar Shekau

El líder de la sangrienta milicia de Boko Haram ha sido dado por muerto en diversas ocasiones. El Ejército nigeriano ha informado repetidamente de su deceso, pero a las pocas semanas, Abubakar Shekau difunde un vídeo para demostrar que sigue sembrando el terror en el noreste del país. Incluso, los medios nigerianos han llegado a contar que Shekau utiliza un doble en sus vídeos y en la vida real. «Nada me matará hasta que no llegue mi día. Sigo vivo. Tampoco tengo dos almas. Sólo tengo un alma, la de Alá», indicó en su última aparición, en la que añadió que había implantado la ley islámica en las zonas bajo su dominio. (Ethel Bonet / larazon.es / africanspotlight.com)