miércoles, 15 de octubre de 2014

octubre 15, 2014
QUERÉTARO, México, 15 de octubre.- Dicen que en Querétaro casi no llueve en las mañanas, a excepción de la del sábado 4 de octubre, día en que se celebró el primer matrimonio entre personas del mismo sexo en este ciudad, el de María Fernanda y de Mariana, quienes han pasado los últimos meses de su vida esperando una resolución judicial que les permitiera gozar de este momento.


Todo comenzó hace cinco años cuando María Fernanda, originaria de Juchitán, Oaxaca, conoce a Mariana en un café en el que se presentaba a cantar de manera recurrente. Ella era estudiante de sociología en San Cristóbal de las Casas, Chiapas y llegó a Querétaro en 2008. Allí se sumo a organizaciones como Asociación Queretana de Educación para las Sexualidades (Aquesex) para defender los derechos sexuales y reproductivos de las personas.

Al sumarse a esta lucha, también comenzó a realizar actividades a favor de la visibilización de las mujeres lesbianas en la entidad. Para esos eventos, María Fernanda le pedía su apoyo a Mariana, quien gustosamente cantaba durante los actos. Esta fue una oportunidad para que ambas se conocieran mejor y comenzaran a entablar una relación que culminaría en decidir compartir un hogar.

A la par de esta nueva etapa de sus vidas, la realidad nacional para las mujeres lesbianas indicaba que a casi tres horas de distancia, en el Distrito Federal, era posible contraer matrimonio entre personas del mismo sexo aunque en territorio queretano se intentaba blindar de manera definitiva al matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer.

Dicha iniciativa no fructificó pero tampoco alguna otra equiparable a la de la Ciudad de México. Hace un año, María Fernanda, en conjunto con otras compañeras, organizó una boda colectiva en el centro queretano. Ella y Mariana fueron parte de las y los contrayentes.

Después de la experiencia pensó que no era suficiente con mostrar simbólicamente su amor para acceder a un derecho como es el contraer matrimonio y sus derivados. Platicó con Mariana sobre la situación y decidieron iniciar un proceso para que les fueran reconocidos sus derechos.

Para la pareja era muy claro que el amor va mucho más allá del papel y este paso sólo era político a fin de buscar la apertura de derechos.

Las reacciones sobre la decisión de la pareja fueron de entusiasmo aunque hubo algunos sectores que mostraron su lesbofobia. En el Registro Civil no les quisieron recibir sus papeles en febrero pasado.

Después les dijeron que su asunto debería ser arreglado por el Congreso local. En el recinto legislativo les aseguraron que sólo el gobernador podía determinar si era o no factible su petición. En las oficinas del titular del ejecutivo queretano las regresaron al Registro civil y allí les volvieron a negar la posibilidad de casarse bajo argumentos como que casar a personas del mismo sexo era lo mismo que casar a una persona con un animal.

La situación propició que optaran por buscar a un abogado sensibilizado en la materia. Saúl Hernández tomo el caso y opto por solicitar un amparo ante la omisión de las autoridades queretanas para respetar el artículo 1 de la Constitución y garantizar el derecho a la no discriminación.

El tiempo paso y durante la semana de transición entre octubre y noviembre de este año, Hernández les aviso que podían cumplir su deseo, les habían otorgado el amparo y podían casarse.

Decenas de cámaras y reporteros alrededor de la mesa en la que el director del Registro civil queretano eran testigos del hecho histórico. Frente a todas las lentes, María Fernanda y Mariana aceptaron su compromiso. Los aplausos por parte de familiares y amigos no se hicieron esperar. El momento deseado desde hace meses

Como ellas, otras 55 personas esperan poder consumar su deseo en Querétaro. La resolución será por la vía judicial y les garantizará el derecho a no ser discriminados cuando deseen celebrar su matrimonio.

María Fernanda se relaja un poco y asiente cuando se le pregunta por su familia, la cual viajo desde su natal Juchitán, Oaxaca para vivir con ella el momento. La educación es la respuesta clave a la pregunta de con cuánto apoyo cuenta. La hoy socióloga no duda en afirmar que el siempre haber asumido su preferencia sexual sin tapujo y hablando al respeto con sus allegados le ha permitido ser como cualquier otra hija para su padre y madre. 

Con el compromiso de aprender mucho con su pareja y mantener el amor libre y verdadero que las une afirma que el gran pendiente para la entidad es la educación sobre la diversidad sexual y la modificación a códigos locales para que las personas que aman a otras personas de su mismo sexo puedan gozar de las garantías que disfrutan muchos otros integrantes de la sociedad. (Leonardo Bastida Aguilar)