viernes, 10 de octubre de 2014

octubre 10, 2014
Pedro Echeverría V.

1. La llamada “unidad a toda costa” -aplicada en los años cuarenta- ha llevado a las más grandes traiciones a los trabajadores. En México fue muy conocida esta consigna oportunista en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Después de muchas décadas nadie cree en ella porque resultó ser una gran manipulación en la que familias, pueblos, países murieron luchando solamente para cambiar de amo. Ahora cualquier grito de “unidad” debe pensarse, analizarse bien. ¿Con quién nos unimos, bajo qué objetivos, programa y actividades? ¿Vamos por un simple cambio de caras en el capitalismo para seguir en más de lo mismo? ¿Por qué primero una cosa, luego otra, si la sociedad es global y nos somete en bloque?

2. Los izquierdistas y jóvenes anarquistas no solo combaten con fuerza contra la gran burguesía opresora que apoya al PRI y al PAN; también están cansados de las traiciones del PRD que se autodefinió como “de izquierda” en sus cinco primeros años de vida y que luego se convirtió en otro acólito servil de la burguesía. Ante la gigantesca traición del PRD, se ve a Cárdenas y sus acompañantes como miembros destacadísimos de una fracción de partido. Toda esa gente traidora del PRD que sirve a los gobiernos del PRI y el PAN-incluso muchos de Morena- debe hacer sus propias marchas o mítines, porque la gente no olvida. ¿O puede asistir a ellas Peña Nieto, Salinas y dirigentes panistas diciendo que “están muy consternados por los asesinatos”?

3. Del otro lado se encuentran los jóvenes radicales sin historia política, sin militancia, sin formas tradicionales de organización, sin continuidad garantizada, que en los últimos tres años han visto el comportamiento entreguista u oportunista de cada quien y han leído sus declaraciones por doquier buscando disculpar al sistema, la situación social y sólo censurado a sus oponentes partidarios o políticos que compiten con ellos por el poder. Así como los jóvenes “sectarios” lograron expulsar a Cárdenas y acompañantes por perredistas y ser su partido el gobierno culpable de los asesinatos de estudiantes y campesinos en Guerrero, lo mismo pudo hacerse en las concentraciones débiles -como en Yucatán- donde estuvieron panistas.

4. Aunque nos llenemos de deseos e ilusiones por la “unidad”, ésta sólo podrá lograse cuando nuestro pueblo, por lo menos en un 50 por ciento, esté convencido de una posición de izquierda revolucionaria; es decir, comprenda el significado de la lucha de clases y actúe en consecuencia. ¿A caso no hemos visto a través de la historia de siglos que la clase dominante siempre convence engañando a la clase oprimida tratando de abolir con su discurso la lucha de clases? La unidad entre dirigentes proclamados jamás podrá darse porque cada uno quiere dominar al otro; además que cuando se convierten en “figuras políticas” deben, tienen, están obligados, a negociar el poder con el Estado porque se convierten -quizá sin darse cuenta- en parte de la dominación.

5. Cuanto más grande y poderosa es una organización en la misma proporción crecen sus líderes; pero también en ese mismo ritmo crece la negociación y la penetración del Estado. Por ello los anarquistas, por lo menos desde el siglo XIX, han planteado como bases de la autogestión, del gobierno directo -del autogobierno- las organizaciones pequeñas coordinadas. Buscan siempre que no haya líderes permanentes, distinguidos, que luego se quieran montar en el movimiento y luego negocien a nombre de él con el Estado. Por eso los anarquistas acabaron con presidentes o secretarios generales de organizaciones y crearon los comités de lucha igualitarios, antijerárquicos, con representaciones transitorias, revocables y obedientes de sus representados.

6. En los sesenta, particularmente en los movimientos de 1968, todos los partidos de izquierda fueron a la cola de los movimientos y la mayoría se desplomó. Los viejos partidos conservaron sus burocracias pero muertas, hasta que la burguesía los desenterró ofreciéndoles en 1977 algunos privilegios. El ideal anarquista se fortaleció entonces demostrando que los movimientos de masas se hacen sin partido y muchas veces también contra ellos que sólo buscan controlar para negociar. ¿Qué pasó en 2012 con el “Yo soy 132″ que se desplomó en parte después que el PAN reconoció el triunfo de Peña Nieto y las escuelas privadas se retiraron? ¿Puede olvidarse que la clase empresarial es el PAN y el PRI y que da órdenes en colegios privados?

7. Algunas veces se piensa que los dirigentes AMLO, Marcos, los chuchos, Sicilia, la CNTE, el SME, los telefonistas, el Congreso Social, Atencos, etcétera, se deben reunir para acordar la unidad. Se olvida que tienen posiciones radicalmente diferentes. Unos se oponen sólo al gobierno PRI-PAN y otros al sistema capitalista total; unos son electoreros y otros no lo son; unos son totalmente pacifistas y otros están dispuestos a responder la violencia; unos continuarían con un gobierno autoritario obedeciendo a los empresarios y otros saben que nada podrá hacerse si no se somete a los poderosos. Se dice que primero una cosa y luego otra ignorando que nada se puede separar porque el sistema de explotación y miseria es global.

8. La unidad sólo puede darse en la lucha en las calles, en el campo, en las escuelas o en las colonias de ciudades. Muchos militantes de organizaciones, partidos, gremios y sectas oportunistas serán rechazados porque ven en ellos a organismos con poder cerrado que han negociado y traicionado. Los luchadores sociales están obligados a apoyar todas las batallas de los pueblos, ciudades, países, allí donde se manifieste cualquier lucha transformadora. Así que esos figurones de la política deben organizar sus propias marchas y mantener posiciones ideológicas claras que nunca ofendan las luchas de los trabajadores. No es un asunto de respeto, porque el respeto se gana cuando no se ofende a los de abajo. (9/X/14)