sábado, 4 de octubre de 2014

octubre 04, 2014
Pedro Echeverría V. / 4-X-14

1. El pleno del Senado nombró a los 67 magistrados electorales locales de los 17 estados en que habrá elecciones el próximo año, en un proceso en que PRI, PAN y PRD se repartieron los cargos. “Es un acuerdo desvergonzado”, advirtió el senador Manuel Bartlett porque se sientan las bases de otro fraude electoral en el 2015, ya que priístas, panistas y perredistas se repartieron a los jueces, a quiénes van a juzgar las elecciones en los estados de la república durante los próximos años. Bartlett evidenció que la Junta de Coordinación Política no se reunió para definir los nombramientos, lo que obligó al senador del PRI, Emilio Gamboa, a reconocer que fue una acción concertada entre los tres partidos y además con firma del acuerdo.


2. Señalan los legisladores para responder: “Nosotros somos los representantes electos por el pueblo y lo representamos en todos los acuerdos y, ¿qué decir de nuestros partidos que son nuestros organismo legítimos?”. Por ello en México se ha dicho que nos gobierna una “partidocracia” dirigida por pequeños núcleos de políticos que nada tienen que ver con la población. Mandan a sus empleados a recoger firmas de afiliación sin comprobar si figuran también en las listas de otros dos o tres partidos. ¿Creen acaso que los súper pagados funcionarios del IFE-INE van a perder el tiempo comprobando millones de nombres, firmas y direcciones de los 10 partidos ahora registrados en los organismos electorales?

3. Lo que denuncia Bartlett ha sido una práctica en los últimos 20 años por lo menos, ya que todos los organismos IFE, INE, Magistrado de la Suprema Corte, órganos de vigilancia, tribunales, todos, se reparten entre esos tres partidos a conveniencia de acuerdos entre dirigentes. Si durante 55 años en solitario todo fue determinado por el PRI, después –sobre todo con las firmas de pactos- ya intervienen el PAN y el PRD para dividirse los cargos. Ya son ahora acuerdos de cúpulas entre directivos de partido. No se busca ni mínimamente beneficiar al pueblo, sino ayudar a las carreras políticas de los personajes en turno. La denuncia de Bartlett debe ser tomada en cuenta por la población para fortalecer su conciencia, pero a la clase política le importa un bledo.

4. El PRI –heredero de la revolución burguesa mexicana de 1910-17- durante 71 años se impuso electoralmente con o sin “oposición” registrada o no. Fuertes movimientos de obreros, campesinos, estudiantes y levantamientos guerrilleros en los años sesenta –aunque con cientos de encarcelados y masacrados por el Estado- sugirieron a los gobiernos del PRI hacer reformas para beneficiar a partidos. El porcentaje de votación se había reducido a un 45 por ciento y los que votaban los hacían por amenazas, miedo o ignorancia. En 1977 el gobierno del PRI actuó con habilidad y legalizó a todos los partidos prometiéndoles cargos de gobierno, mucho dinero de subsidio, así como abrir la radio y la televisión para que hagan su propaganda.

5. Pude ver las caras sonrientes, llenas de felicidad de derechas y centroizquierdas que se apresuraban a consolidar sus partidos, a inscribirse en las listas de diputaciones y senadurías, incluso a partidos o personajes radicales del maoísmo y el trotskismo que cambiaron sus discursos para favorecer “la apertura”. A los pocos meses ya eran los señores legisladores de 200 o 300 mil pesos al mes más compensaciones y comisiones. ¿Quién iba a despreciar un ingreso así que representaba más de 200 salarios mínimos? Como enseñaría Marx: no hay nada que el dinero no pueda comprar en el capitalismo: la amistad, la belleza, la cultura, la dignidad y mucho más. Los pocos que denunciamos ese abierto oportunismo fuimos catalogados de sectarios o provocadores.

6. El gobierno del PRI –adecuadamente educado en la corrupción institucional- conocía muy bien el oportunismo de los partidos a quienes se les donaba dinero para gastos, pago de locales y vehículos. En 1962 López Mateos había ordenado que al PAN, PPS, PARM, se les otorgara diputaciones de partido como un regalo en las elecciones de 1964: 20 para el PAN, 10 para el PPS y 5 para los viejitos militares del PARM. Sin embargo la conciencia política en el país no creció y los partidos seguían vacíos de militancia. El PRI siguió repartiendo subsidios y cargos. El mismo PRI siguió controlando alrededor del 90 por ciento de los votos. El PARM, el PPS y el PAN sufrieron divisiones internas y en 1976 ni siquiera tuvo oposición López Portillo.

7. El PRI tenía al Presidente de la República, a todos los senadores y diputados, a los diputados locales y al 99 por ciento de los presidentes municipales. Votar en la década de los 50, 60, 70, era realmente una bobada sabiendo que el PRI controlaba el 100 por ciento de los cargos y que los votos sólo eran para convalidarlo. Fue entonces cuando en los ochenta llegó “la modernidad que rompió el monopolio electoral del PRI”. Los “diálogos”, las negociaciones y las famosas “concertasesiones” entre partidos comenzaron a dominar el ambiente. A partir de 1985, sobre todo 1989, comenzaron los amplios acuerdos entre las cúpulas de los partidos, intervienen con fuerza los medios de información, crece el número de parlamentarios y surgen organismos electorales: el IFE, INE.

8. Durante 12 años gobernó el PAN desde la Presidencia de la República, siendo igual o peor gobierno que los del PRI. Además de desfalcar ampliamente el presupuesto nacional –tal como lo hizo el PRI- las matanzas o asesinatos de mexicanos crecieron de manera exorbitante. Los partidos –aunque cuenten con registros de millones de nombres y firmas- la realidad es que siguen con pocos militantes. No convocan a manifestaciones porque no tienen quien los siga por convicción; todo se reduce a “acarreos” de personas en transportes gratuitos y mediante pago. ¿Cómo elevar la conciencia de participación de nuestro pueblo si se le sigue manteniendo en el desempleo, los salarios miserables y en medio de una gran corrupción institucional? (3/X/14)