martes, 28 de octubre de 2014

octubre 28, 2014
Gilberto Avilez Tax


Son días de finados. 

Ya se siente en el aire 

y el olor inconfundible

de estos santos días

recorre las calles del pueblo.

Son los muertos que regresan

nuestros muertos, 

más vivos que nosotros,

y dejan tras su paso

el sabor de su recuerdo.

Huele a finados, decía mi abuelo.

En el silencio que me dan estos días,

le respondo desde un más acá lejano:

Huele a ti, abuelo, 

huele a ti, padre mío.