domingo, 5 de octubre de 2014

octubre 05, 2014
Armando "Catón" Fuentes Aguirre


Afrodisio Pitongo, galán concupiscente, le contó a un amigo: "Ayer estuve con una chica en su departamento. Ha sido la mejor noche de amor de mi vida". El otro preguntó con interés: "¿Era muy buena en la cama la muchacha?". "¿Que si era buena? -respondió el tal Pitongo-. Te diré. Cuando le estaba haciendo el amor llegó su perro, me mordió una nalga y me arrancó un pedazo. ¡Y no me di cuenta sino hasta que llegué a mi casa!". Babalucas le contó a un amigo: "Mi hermana va a tener bebé". Preguntó el otro: "¿Será niño o niña?". Contestó el badulaque: "Aún no se sabe. Y por lo tanto todavía ignoro si seré tío o tía". Recordaba una muchacha: "Me enamoré de él a primera vista. Fue la segunda vista lo que lo echó todo a perder". He aquí un chiste que las personas sensibles no deberían leer. Una mujer se quiso suicidar. Consiguió una pistola y le preguntó a un médico dónde estaba el corazón. El facultativo le indicó: "A la altura del seno izquierdo". Al día siguiente la presunta suicida fue llevada al hospital con una herida de bala en el tobillo. La señora le dijo a su esposo: "En la puerta está un abogado que quiere hablar contigo". Le pidió el hombre: "Hazlo pasar y ofrécele una silla". Responde ella: "Ya se la ofrecí, pero dice que va a llevarse también  el comedor, la sala, la estufa y el refrigerador". La mamá de Pepito lo estaba regañando fuertemente. "No me grites -se enojó el chiquillo-. No soy mi papá". La suegra de Capronio, sujeto ruin y desconsiderado, hizo un viaje a Europa, y allá se le ocurrió pasar a mejor vida. Un empresario de pompas fúnebres llamó por teléfono al yerno y le preguntó si quería que cremara a la señora, que la embalsamara o que le diera sepultura. Le pidió ansiosamente el tal Capronio: "¡Las tres cosas! ¡No quiero correr riesgos!". La paciente le contó al analista: "Doctor: tengo la idea de que soy muy fea". Le dijo el psiquiatra: "Son imaginaciones suyas. Pero en fin, acuéstese en el diván y cuénteme su problema. Volteadita hacia la pared, por favor". En el bar los maduros señores hablaban de sus devaneos amorosos. Dijo uno: "A diferencia de ustedes yo he estado enamorado de la misma mujer durante 30 años". Todos lo felicitaron. "Gracias -respondió el tipo-. Pero si mi esposa se entera seguramente me matará". El juez le dijo con severidad al acusado: "Leí su expediente, joven. Intento de robo, intento de violación, intento de homicidio. Puros intentos. Nunca ha logrado usted consumar nada. Es un fracasado". Después de un año de ausencia el joven soldado regresó a su casa. Su mujercita lo recibió feliz. Le dijo: "¡Te tengo una buena noticia, Martino! ¡Ya no soy frígida!"... Doña Panoplia de Altopedo, dama de sociedad, visitó una prisión como parte de sus obras de caridad. Le preguntó a uno de los reclusos: "¿Cuánto tiempo deberá estar aquí, buen hombre?". Respondió con infinita tristeza el infeliz: "Fui sentenciado a 30 años de prisión, señora, y apenas llevo uno". "Vamos, vamos -lo consoló doña Panoplia-. No se ponga triste. Mire: son las 6 de la tarde; ya casi se pasó otro día"... El famoso director de cine se asombró cuando en su estudio se le apareció un ángel. El alado visitante le dijo al cineasta: "Traigo el encargo de llevarte al Cielo. Aunque todavía no es tu tiempo se va a filmar allá una película, y has sido escogido para dirigirla. Cuando termine el rodaje te traeré de vuelta". Preguntó el director: "¿Qué clase de película será ésa?". "Se trata de una superproducción -respondió el ángel-. El guión lo escribirán Shakespeare y Cervantes. La música será de Mozart, y Miguel Ángel diseñará los escenarios. El productor será San Pedro. Sir Laurence Olivier será el principal actor, y la estrella femenina será Juanita Patané". "¿Juanita Patané?" -se desconcertó el famoso director de cine-. No la recuerdo". "Bueno -se turbó un poco el ángel-. San Pedro tiene esta amiguita, y tú ya sabes cómo son esas cosas". El adolescente le contó a su mamá: "En la escuela un compañero me llamó mariquita". Preguntó la señora: "Y tú ¿qué hiciste?". Responde el muchacho: "Le pegué con mi bolso". El odontólogo estaba en su consultorio haciéndole el amor a su linda asistente cuando sonó el teléfono. La que llamaba era la esposa del facultativo. Le dice éste: "En seguida iré a casa, mi vida. Nada más termino de llenar una cavidad y me voy". FIN.