domingo, 7 de septiembre de 2014

septiembre 07, 2014
Eduardo Ibarra Aguirre / Utopía 1441 / 8-IX-14

Corresponde al más común de los sentidos el reconocimiento de la existencia de un problema para establecer el diagnóstico más adecuado y diseñar las políticas (ahora llamadas públicas) para afrontarlo. Cuando se rehúye, por los motivos que sean, cubrir aquellos indispensables pasos, se dan palos de ciego.

Para el investigador de Amnistía Internacional, Rupert Knox, en la presentación de su informe: Fuera de control. Tortura y otros malos tratos en México, el gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto “debe reconocer la gravedad y persistencia de esta práctica para poder resolverla”.


A finales de octubre de 2013, Juan E. Méndez, relator especial de la Organización de las Naciones Unidas sobre Tortura y otros Tratos Crueles, Inhumanos y Degradantes, presentó un informe sobre su visita a México de 10 días, realizada en mayo, en el que se lee una conclusión, “en México la tortura es una práctica generalizada”.


La organización con sede en Londres, Inglaterra, y su investigador Knox, no están descubriendo nada, sólo dándole continuidad al diagnóstico del visitante argentino y también a varias de las 188 recomendaciones emitidas por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para el Estado mexicano, en el Examen Periódico Universal, realizado en Ginebra, Suiza, recomendaciones que en cuatro años fueron duplicadas.

De acuerdo a la visión de Amnistía, el problema no sólo consiste en la resistencia del Estado para cumplir la obligación de “abrir los ojos y emprender medidas eficaces para prevenir, investigar y sancionar las prácticas de tortura en que incurren policías y elementos de las fuerzas armadas”, sino también que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, presuntamente autónoma, sólo emitió cuatro recomendaciones en 2014 en esta materia, circunstancia que aprovechan el titular de la Procuraduría General de la República y la subprocuradora de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación para rechazar que sea una práctica generalizada. Y en la última década tan sólo existen siete condenas por tortura.

Lo más grave es que para la organización que promueve y defiende el derecho humanitario en la aldea global, la CNDH, ésa que muchos llaman “el ombudsman nacional” (“el defensor del pueblo nacional”), actualmente “no es parte de la solución del problema, debido a que ha dejado a muchas víctimas en la indefensión”. Y hace meses, agrego yo, que Raúl Plascencia Villanueva está dedicado a conseguir la reelección como presidente de la CNDH, una institución que supera con mucho el presupuesto y los gastos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Como el doctor está en campaña, no molesta al Ejército, la Marina y la Policía Federal con recomendaciones para contar con la simpatía y la anuencia de Los Pinos en su reelección.

Para muestra está el hecho de que sólo una de cada 20 presuntas víctimas de torturas y malos tratos que presentan quejas ante la CNDH es sometida a un examen forense oficial por la PGR, y sólo uno de cada ocho exámenes forenses concluye en que existen indicios de tortura.

Por supuesto que hay avances, sobre todo en materia de normas, que se han dado en el país contra la tortura, pero se aplican a discreción como sucede con toda la legislación mexicana.

En una encuesta se reportó que 64 de cada 100 mexicanos tienen temor a que en caso de ser detenidos puedan ser torturados, pero 30 por ciento se manifestó en favor de la tortura.

Finalmente, un extraordinario defensor del derecho humanitario desde el periodismo, el querido Fausto Fernández Ponte, cumplió su primer quinquenio de fallecido.

Acuse de recibo

Comentarios a La tensión entre lo real y lo ideal (5-IX-14). Francisco Salinas Ríos: “Todos tus amigos y compañeros nos sentimos orgullosos de tu trabajo, de tu esfuerzo y tus reflexiones. Te mando una felicitación muy calurosa y fuerte con el propósito de que continúes otorgándonos tus columnas que no han sido una utopía sino una grata realidad”… Héctor Barragán Valencia: “Muchas felicidades, por estos primeros 10 años de Utopía, querido amigo Eduardo. Deseo que cuando menos me dure el gusto de leerte otros 10 años. Recibe mi más alta consideración por tu esfuerzo, tu combatividad y tu perenne afán de mejorar”… María Teresa Menéndez Monforte: “Es un honor y un gusto reproducir su Utopía acá en Mérida, Yucatán”… Rafael Cervantes de la Teja: “Gracias por, de vez en vez, aportar elementos para forjar mi pensamiento y seguir creyendo en la utopía”… Sobre Lo que oculta la danza de las cifras (3-IX-14), dice Laura Cervantes R.: “Sólo agregaré al acertado comentario de la doctora Abigail Bello, que cuando se supo que García Luna dirigía bandas de secuestradores, se comentó en mi familia ‘¡¿En manos de quiénes estamos?!’ y comprendí por qué el poeta Sicilia, aquel 8 de mayo, había exigido en el Zócalo la dimisión del secretario de Seguridad Pública”… Concluye la citada: “Tu Utopía es puntual, educativa; cruelmente real lo que nos ha sucedido durante tantos años”.

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