martes, 9 de septiembre de 2014

septiembre 09, 2014
El 30 cumpleaños del príncipe Harry viene con sorpresa. La escritora y periodista Penny Junor acaba de publicar una obra:  “Prince Harry: Brother, Soldier, Son”, donde se cuenta la terrible infancia que vivió el príncipe con la separación de sus padres cuando él solo tenía 8 años. Así lo narra el Daily Mail.

En esta biografía no autorizada se hace hincapié en la soledad que sufrió el hijo pequeño de Lady Di, quien constantemente pedía la atención de su madre, pero ella no estaba. También se habla del sufrimiento que vivieron él y su hermano en el colegio Ludgrove en los momentos más álgidos de la separación de sus padres. Desde la escuela se intentaba que los titulares de los diarios más sensacionalistas donde se relataban, por ejemplo, las íntimas conversaciones del príncipe Carlos con su amante Camilla, no llegaran a los dos hermanos. Sin embargo, en un colegio de más de 180 niños era una labor casi imposible y muchos alumnos utilizaban las informaciones que salían en los medios contra Guillermo y Harry.

La Princesa con sus hijos Guillermo y Enrique.

Pero lo que más llama la atención en esta biografía es la figura de la princesa Diana. Atrás queda aquella mujer inocente, víctima de las fechorías de los Windsor. Ahora se presenta a una Lady Di inmadura, calculadora y manipuladora que en muchas ocasiones descuidaba el cuidado de sus hijos.


Según Penny Junor, cuando Diana estaba con Guillermo y Harry, se comportaba más como una amiga que como una madre. No es sólo que ella no estuviera allí cuando la necesitaban sino que eran los dos hermanos quienes debían consolarla cuando salían nuevas informaciones sobre el romance de Carlos y Camilla en las portadas de los periódicos.

Cuando en alguna ocasión el príncipe de Gales y ella coincidían en la misma habitación, los gritos, llantos y reproches eran continuos, a pesar de que sus hijos se encontraban en la escena. Cuando Carlos daba por concluida la conversación y se marchaba, Diana se consolaba con sus hijos, que entonces contaban con 10 y 12 años.

Diana de Gales y Camila Parker Bowles, fotografiadas en 1980.

En contra de lo que ella creía, no es cierto que la corona fraguara un plan para intentar desacreditarla. Según la autora, Carlos intentó por todos los medios que la imagen de su exmujer no se viera corrompida por los continuos escándalos que protagonizaba, ya que ante todo ella era la madre de sus hijos. A pesar de intentar ayudarla, Diana seguía convencida de que la familia real estaba intentando hundirla; por ese motivo, solía amenazar a los secretarios del príncipe de Gales con llamadas a medianoche. Incluso Camilla recibía llamadas donde se la amenazaba de muerte: “He enviado a alguien para matarte. Están fuera en el jardín. Mira por la ventana. ¿Puedes verlos?”.

Una de las anécdotas que se cuenta para reflejar el complejo carácter de Diana y cómo utilizaba a sus hijos como peones ocurrió en 1991, cuando organizó una fiesta para Guillermo y Harry en la estación austríaca de Lech. El día que eligió para esa celebración coincidía con la fecha en la que el príncipe Carlos había quedado con unos amigos para cazar. Diana avisó a la prensa y les contó que el príncipe de Gales prefería salir con sus amigos antes que pasar tiempo con sus hijos.

Los amores de Diana

Tras su divorcio con el príncipe Carlos, Diana vivió varias relaciones amorosas. La primera de ellas y la más duradera fue con James Hewitt, un oficial de la Armada Británica que tuvo que marcharse a la guerra del Golfo. Mientras que Hewwit estuvo en Irak, Lady Di vivió una de sus peores etapas ya que cada mañana mientras desayunaba y miraba las noticias, lloraba desconsolada pensando que anunciarían la muerte de su amado. Guillermo y Harry intentaban animarla pero ella seguía ofuscada en sus trágicos pensamientos.

Cuando Hewitt regresó un año después, regresó al lado de Diana pero ella  ya había empezado una relación con James Gilby, un amigo de la adolescencia, y no le hizo ningún caso.

También mantuvo una relación con Oliver Hoare, un comerciante amigo del príncipe Carlos que estaba casado. Aunque mantenía un romance con Lady Di, Hoare no estaba dispuesto a dejar a su esposa y Diana entró en estado de cólera. Muchas noches llamaba a casa de su amante y amenazaba a su mujer hasta que ésta tomó medidas legales.

Después de Hoare, Diana empezó a salir con el jugador de rugby Will Hurling, que enseguida consiguió ganarse a Guillermo y Enrique. Cuando la princesa cortó su relación con él, sus dos hijos lo pasaron muy mal, ya que lo veían como un auténtico apoyo. (Núria Tiburcio / Vanitatis / Oggi/ El Mundo)