viernes, 5 de septiembre de 2014

septiembre 05, 2014
ARGENTINA, 5 de septiembre.- En entrevista publicada por Estela Cabezas en El Tiempo el pasado 9 de diciembre de 2013, el hijo de Gustavo Cerati, quien falleció el día de ayer tras pasar más de 4 años en coma, expresó que ya se había desligado de su padre y hecho a la idea de que su vida había terminado.



A continuación, reproducimos las declaraciones de Benito Cerati:

'He aprendido a desligarme de mi padre': Benito Cerati

El hijo de Gustavo Cerati acaba de lanzar su álbum debut, un disco lleno de influencias de su padre.

Se parece mucho a su padre: 1,86 de estatura –tres centímetros más que él–, ojos verdes, pelo negro, nariz alargada y fina. Paso firme. Igual de estiloso. Mil veces se lo han dicho y Benito Cerati, hijo del exlíder de Soda Stereo, siempre lo recibe como un halago.

Desde que era niño y soñaba con convertirse en músico, hasta hoy, a punto de cumplir los 20 años, cuando acaba de presentar Trip tour, su disco debut junto a su banda Zero Kill, la imagen de su padre lo ha estado acompañando. Incluso ahora, que Gustavo Cerati se encuentra en un largo y profundo sueño, después de sufrir un accidente cerebrovascular en mayo del 2010.

Es mediodía de un martes de fines de octubre. Sentado en un café del barrio bonaerense de Palermo Hollywood, vestido de negro entero, Cerati hijo cuenta que nunca ha tenido una vida normal. Así ha sido desde que estaba en la barriga de su mamá, la modelo chilena Cecilia Amenábar, y apareció en el video de Te llevo para que me lleves –que incluye los latidos de su corazón al final de la canción– hasta hoy, que genera más atención mediática que la de un simple debutante solo por llevar el apellido Cerati.

Nunca jugó fútbol, no le gustaba, y tampoco era bueno para lo físico. Eso lo hizo, por periodos, víctima de bullying. Tampoco encajaba en lo musical. Escuchaba lo que oían sus papás: Primal Scream, Velvet Underground. “Siempre me sentí como un alien, muy diferente al resto –asegura–. Era más sensible y por ahí descolocaba a algunos. Me costó, esa parte nunca la supe manejar bien”.

La conexión padre e hijo

Gustavo Cerati y Cecilia Amenábar se separaron cuando Benito tenía siete años. Él y su hermana Lisa (dos años menor) se quedaron viviendo con su mamá en Buenos Aires. “Pero a mí me gustaba mucho pasar tiempo con mi papá, era como la hora mágica de la semana –recuerda–. Con él podía expresar mi arte fluidamente, sentía que los dos conectábamos”.

Dice que desde siempre supo que iba a ser músico. Era algo tan natural como ese teclado que tocaba a los cinco años, o los discos inconclusos que tiene apilados en su computador y que fue llenando viaje a viaje.

–¿Nunca sentiste temor de que te compararan con tu papá?

–No, porque con mi papá yo nunca me comparé, para mí fue como un complemento.

–¿Tenías esa imagen de que tu papá era un genio de la música?

–Cuando eres chico obviamente nadie es tan groso como tus padres. En este caso yo escuchaba mucho: ‘nadie es tan groso como tu papá’. Escuchábamos siempre la misma música, tenemos las mismas influencias, pero creo que yo voy por otro lado.

–¿Qué los diferencia?

–Yo experimento muchísimo, no me preocupan tanto las reglas estereotipadas. Él se tenía que preocupar de cómo lo escuchaban, porque tenía más fans acumulados. Yo soy más ‘lo que sale, sale’. Así se va construyendo algo y lo dejo ser, no estoy tan presionado.

–¿Sientes el peso de ser un Cerati?

–No, para nada. Para mí es un apellido nuevo. Como que mi Cerati es un Cerati nuevo. Solo son las mismas letras.

–Pero las expectativas que hay sobre ti son mayores, por ser hijo de quien eres...

–Por eso te digo: no soy mi apellido, soy mi nombre.

Un difícil comienzo

Su debut en un escenario profesional fue en el 2011, vestido con un traje de su padre. Fue en la presentación de Pacific!, una banda sueca de la que Gustavo Cerati era fanático. En septiembre del 2012 debutó en Chile con su anterior banda, Blank Tiger. Lo hizo en el Bar Loreto, en Bellavista. Pero las críticas fueron desfavorables.

–Yo no entendía por qué pasaba esto. Ahora me veo atrás y entiendo: no estaba preparado, no estaba listo para viajar a Chile. Una de las críticas decía que todos esperaban que tocara un tema de Soda Stereo. Pero, ¿por qué? Si quieren escuchar un tema de Soda Stereo lo siento mucho, no lo van a encontrar. Antes era: ‘Bueno, lo voy a intentar’. Ahora digo: ‘No vengas. Para eso hay bandas tributo’. Quizás en algún momento, cuando quiera rendirle un homenaje, pero tiene que salir de mí.

A mediados de octubre, Benito se presentó en el Personal Fest en Buenos Aires, en un programa que tenía como cabeza de cartel a Aerosmith, Jane’s Adiction y Muse. Él estaba en la lista de debutantes. El estreno no estuvo mal. La revista Rolling Stone lo destacó entre lo mejor del festival.

–¿Y por qué se atrasó tanto tu disco?

–Porque yo no estaba listo, necesitaba madurar un montón de cosas: mi voz, los gallitos, la desafinación, el cuerpo. Eso tomó su tiempo, y en un momento paré todo y volví más tarde y regrabé las voces.

Benito entró este año a estudiar Antropología en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Dice que no sabe cómo se dio, que simplemente necesitaba crecer, conocer cosas nuevas, salir de ese mundo protegido, de colegio particular, en el que siempre había estado.

–¿Por qué no preferiste estudiar música?

–Siento que lo que más me hace volar en la música son mis propias reglas. Tengo noción de lo que va y lo que no, eso ya es suficiente. Tengo noción del ritmo, de la disonancia, de qué notas son lindas, qué notas son feas... Creo que eso es lo que hace falta, porque cuando estudias música te meten que tiene que ser así y tiene que ser así. Para mí no, para mí podés poner unas aspiradoras y si suena bien da lo mismo, ¿qué importa si no es una nota?

–¿Qué influencias de tu papá hay en ti?

–Muchas cosas. A veces me encuentro diciendo lo mismo que ha dicho mi papá. Creo que les pasa a todos los hijos. Hay cosas que no quiero y que a uno le quedan porque sí, y hay cosas en las que agradezco pensar igual.

La ausencia del ídolo

En los últimos discos de Gustavo Cerati, Benito participó en las composiciones. Aparece como coautor de Adiós, del disco Ahí vamos, y del disco Fuerza Natural, Desastre, Rapto, Sal y Fuerza Natural.

–¿Cómo fue componer juntos?

–Hay mucha sintonía. En el sentido musical absorbí un montón de él. Hay cosas que a él le gustaban como The Police y que a mí todavía no me enganchan tanto, o Queen.

–¿Discutían de música?

–Generalmente me mostraba cosas y yo quedaba maravillado. El traía discos de sus viajes y yo quedaba fascinado.

–¿Ese era el tiempo que pasaban juntos?

–Sí, era una buena relación. Después, bueno, las vacaciones. Pero en cuanto a composición, era pura sintonía.

–¿Tu papá era divertido?

–Híper, nos reíamos todo el tiempo.

El último trabajo que hicieron juntos fue un disco tributo a Michael Jackson.

–Hice 12 canciones de él, obviamente con mi voz, y mi papá me ayudó mucho con los falsetes. Él producía todo, mezclaba todo, armaba los sonidos, grabó guitarras, todo en el disco.

Gustavo Cerati se llevó con él el disco tributo a Michael Jackson a la gira en Venezuela, donde el 15 de mayo del 2010 sufrió el accidente cardiovascular.

–Él se había llevado el disco de Michael para terminarlo y, bueno, no se pudo concretar por lo que pasó. Después de la gira se iba a meter con los auriculares y empezar a mezclar ese disco.

–Para Trip tour, el disco que acabas de lanzar, ¿te hizo falta él?

–No, no. Él está presente en todo. A veces me encuentro copiando técnicas de él o cosas que recuerdo de canciones de él y quiero aplicarlas a las mías. De repente escucho una canción y digo: ‘¿Me prestas esto?’.

Gustavo Cerati fue uno de los primeros en escuchar Trip tour. Benito se lo fue a mostrar a la clínica apenas lo tuvo terminado, en una sesión que incluyó a buena parte de su familia.

–¿Cómo has logrado establecer esa relación que te permite ir a mostrarle tus trabajos si él no responde?

–Sí, es otra forma de comunicarse con él y me parece normal. No me contesta siempre, pero yo hablo. Es algo que uno tiene que aprender a afrontar. Por ahí, aceptar que las cosas son porque son y que si tienen que ser así, tienen que ser así. En un punto hay que madurar, no puedes pensar que todo va a ser utópicamente como vos querés, porque la vida no es así.

–¿Cómo ha sido enfrentar la enfermedad de tu padre?

–A veces pienso que si hubiese pasado algo terrible, si se hubiera incendiado, no sé si lo hubiera superado. Para mí ha sido algo gradual. Primero era ‘la semana que viene va a estar mejor’; después ‘no, al año’. Ahora es ‘no se sabe’. Entonces fui entrando de a poquito en lo que pasó. Aprendí a desligarme de mi padre también. Yo era muy de seguir atrás de papá todo el tiempo. Y cuando mi papá se puso así, sentí que me faltaba un sostén y pasé un año entero en cama, con una especie de depresión. Pero después lo superé y todo eso quedó plasmado en el disco. Cuando sales a la luz después de tanta oscuridad, primero no ves nada, pero de a poquito se va esclareciendo y ves un paisaje hermoso. Así estoy ahora, quiero pasarlo bien, hacer una gira. Quiero disfrutar.