lunes, 22 de septiembre de 2014

septiembre 22, 2014
MÉRIDA, Yucatán, 22 de septiembre.- Debido al cambio climático, las presiones del mercado y la falta de regulaciones, la pesca ribereña de Yucatán sufre presiones que amenazan su existencia e incluso la captura de especies como el pulpo y el pepino de mar están disminuyendo cada año,-manifestó la Dra. Silvia Salas Márquez, investigadora del Cinvestav-Unidad Mérida.


Durante la inauguración del Segundo Congreso Mundial sobre Pesquerías Ribereñas (WCSP 2014) la investigadora señaló que a nivel mundial la pesca artesanal y las capturas ribereñas han ido en declive debido a las presiones de una intensa industrialización y la existencia de mercados no regulados que incluso, ponen en peligro la vida de los pescadores tradicionales.

- “A nivel mundial las capturas han ido bajando, se va declinando esta actividad, y esto se debe a la presión de pesca, pero también a cuestiones ambientales, situación que también afecta a las poblaciones yucatecas dedicadas a la pesquería ribereña”, señaló.

Dijo que el pepino de mar, a pesar de ser una pesquería reciente, corre el riesgo de desaparecer en poco tiempo debido a la fuerte demanda que tiene en países asiáticos, sobre todo porque esta especie tiene poco movilidad, es decir, puede capturarse fácilmente.

Acompañada del director del Cinvestav-Unidad Mérida, Romeo de Coss Gómez y la Dra. Ratana Chuenpagdee de la Universidad Memorial de Canadá, la investigadora señaló que otros países acabaron con el pepino de mar en lapsos de cuatro años, y mientras no se regule esta actividad, lo mismo ocurrirá en Yucatán.

“Un problema no sólo es la presión de pesca, mientras haya quien la compre habrá quien la venda, mientras hayan mercados que no son regulados, existirá esa posibilidad de desaparecer, y ese incentivo para capturarlo ilegalmente”, añadió Salas Márquez, durante una rueda de prensa que ofreció junto al director del Concitey Tomás González Estrada y el director estatal de pesca, Delfin Quesada Domínguez.

Agregó que otra especie que está en peligro desde hace años es el mero, sobre todo a causa de la captura industrial y a fenómenos como los huracanes y la marea roja que han golpeado a la Península de Yucatán.

Recordó que en 1979, se capturaron casi 20 mil toneladas de mero, mientras que actualmente los niveles son muy bajos, pues se pesca en promedio entre 6 mil y 7 mil toneladas al año.

La investigadora del departamento de Recursos del Mar del Cinvestav, indicó que la única pesquería que se ha mantenido en Yucatán es la de pulpo, y existe otras como la de la langosta, que también deja importantes derramas económicas a los pescadores ribereños.

“El problema de la langosta es que depende mucho de sus refugios, y debido a los huracanes o la contaminación, se afectan estos refugios, y eso provoca que la especie se mueva mucho, y bueno, la captura es baja en comparación de años anteriores”, precisó Salas Márquez.

Sin embargo, declaró que hay iniciativas por parte de cooperativas de pescadores nativos de Yucatán para conservar estas especies como el mero y la langosta, “pues están conscientes de lo que está pasando actualmente con sus recursos”.

“Es una ventaja que ellos mismos estén buscando soluciones ante estas problemáticas, pero hay que apoyarlos, por mucho que quiera hacer algo sino cuenta con los apoyos es muy difícil sacar adelante estas pesquerías”, advirtió al recordar que en Yucatán existen 16 de estas cooperativas en todo el litoral, quienes cuentan con mil 500 lanchas y sólo un barco pesquero para realizar sus actividades.

La investigadora dijo que no se ha explorado mucho para saber si puede surgir una nueva pesquería en Yucatán, “pues antes que nada debe haber mercado e incentivos para pescar, y conocer cuánto recurso marino se tiene”.

Indicó que se ha pensado en la posibilidad de capturar y vender una especie pequeña que se usa como carnada en la pesca recreativa, por ejemplo, pero no se ha estudiado mucho al respecto.

Sin embargo, señaló que en Yucatán hay que buscar el valor agregado al producto marino que se comercializa, no sólo venderlo fresco o congelado, “hay que salarlo o filetearlos, como ocurre en otras partes del país, darle ese valor para que se pueda consumir más”. (Boletín Cinvestav)