domingo, 10 de agosto de 2014

agosto 10, 2014
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de agosto.- Pocas veces en la historia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha declarado una urgencia de salud pública de interés internacional, como lo acaba de hacer con la epidemia del ébola en África Occidental, que ha causado la muerte de casi 1,000 personas en ocho meses y que requiere desesperadamente de una respuesta médica, epidemiológica y de salud pública masiva para evitar muertes y revertir el curso de la epidemia.

La OMS exhortó a todos los países que aún no han registrado ningún caso a que tengan todas sus instalaciones y protocolos listos, y estén preparados para la evacuación y repatriación de sus nacionales que hayan estado expuestos al virus y que los países en los que hay transmisión de casos se declaren en estado de emergencia nacional.

El virus del ébola.

Por ello, los llamados en África Occidental y en el mundo entero se han multiplicado en favor de medidas excepcionales, incluido el eventual uso de tratamientos curativos o preventivos todavía experimentales o en vías de desarrollo.


En agosto, un tratamiento no probado con anterioridad en humanos fue administrado a dos estadounidenses infectados en Liberia, con resultados promisorios. Hoy, algunos Estados han pedido utilizar este anticuerpo, denominado ZMapp, incluyendo España, donde se encuentra el religioso Miguel Pajares, el primer europeo infectado en Liberia.

Dirigentes españoles han autorizado excepcionalmente la importación de este medicamento, el cual llegó el sábado al hospital donde está interno el religioso.

Por este motivo, la OMS se reunirá esta semana para examinar la posibilidad de utilizar el ZMapp en África Occidental.

A su vez, un tratamiento preventivo contra el ébola, creado por el laboratorio británico GSK, podría ser objeto de ensayos clínicos en septiembre y si son concluyentes estar disponibles en el 2015, según Jean-Marie Okwo Bélé, director del departamento de vacunas e inmunización de la OMS.

Prioridad ante la crisis, demasiado tarde

Desde principios de julio los investigadores que trabajaban en Sierra Leona sugirieron acciones prioritarias necesarias para hacer frente a la crisis del ébola. En una carta publicada en la revista The Lancet, una de las publicaciones más importantes a nivel mundial sobre medicina, investigadores pedían mejoras en el acceso a las tecnologías de diagnóstico y los recursos de atención de salud, así como la mejora de la comunicación y la vigilancia de la enfermedad.

Declararon que era muy difícil determinar un diagnóstico profesional y verificar la verdadera magnitud de la epidemia, ya que los primeros síntomas, como la fiebre, sólo se estaban atendiendo desde casa con tratamientos improvisados, además de que hay muy poco personal e infraestructura médica en la región.

Los autores también sugirieron que las primeras políticas de control de la enfermedad (restringir los cruces fronterizos y la venta de carne de caza) estaban siendo ineficaces, “lo que es seguro es que estas políticas (y la forma en la que fueron comunicadas) aumentaron la ansiedad y, en ciertos lugares, impulsaron rumores que condujeron a comportamientos contraproducentes”, escribieron.

Desde 2006

Un estudio publicado a mediados de julio, también en The Lancet, demuestra que el virus del ébola había estado circulando en la región desde, al menos, el 2006, mucho antes que el brote actual.

El Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de Estados Unidos (USAMRIID) había estado trabajando desde 2006 en un proyecto en colaboración con instituciones locales para desarrollar y perfeccionar las pruebas de diagnóstico para el virus de la fiebre de Lassa endémica de Sierra Leona, Liberia y Guinea.

El estudio mostró que sólo entre 30 y 40% de los pacientes daban positivo para el virus de Lassa, así que se enfocaron en buscar otros virus que causaran enfermedades serias en la región. Encontraron virus de dengue, fiebre amarilla, chikungunya, Marburg y ébola.

El USAMRIID, que cuenta con personal entrenado para hacer los diagnósticos en la zona, ha colaborado además en la donación de 10,000 pruebas de diagnóstico y equipo de protección. (Nelly Toche / El Economista)