jueves, 28 de agosto de 2014

agosto 28, 2014
HOUSTON, Estados Unidos, 28 de agosto.- Hace pocos días comenzó a circular una intrigante imagen tomada por el Curiosity: el vehículo de la NASA dejó en evidencia el hallazgo de un ‘fósil’ en suelo marciano. A pesar de que la agencia espacial salió enseguida a aclarar la posible confusión con una piedra, el hecho volvió a despertar el entusiasmo e interés de quienes imaginan vida en Marte.

Orbitadores, módulos de aterrizaje y habilidosos rovers hoy circulan cerca del Planeta Rojo para encontrar signos de existencia pasada. El problema de estas tecnologías es que la mayoría no apunta a encontrar rastros de vida actual, sino de hace millones de años atrás.

Pensando en develar qué es lo que ocurre ahora, la organización estadounidense sin fines de lucro Explore Mars, Inc. dio a conocer el proyecto ExoLance. Se trata de una iniciativa en busca de financiamiento que propone lanzar misiles a la superficie de Marte para penetrar en el suelo y descubrir si existe o no algún tipo de microorganismo.



Científicos de la NASA ya explicaron que si alguna vez existió vida en el Planeta Rojo no fue a través de organismos complejos sino de microbios o formas más simples de existencia: esto es porque las condiciones ambientales -como la falta de oxígeno- harían imposible la presencia de seres más desarrollados. La idea de ExoLance es buscar estas formas diminutas dentro del suelo del planeta, por lo que se basa en una tecnología muy curiosa y diferente a las demás.

El proyecto busca financiamiento a través de Indiegogo


El equipo con sede en Beverly, Massachusetts, creó un sistema inspirado en el diseño militar: son pequeños misiles que se lanzan desde una nave portadora hasta penetrar unos cinco metros por debajo de la superficie. Cada flecha se divide en dos grandes partes: una que queda en el interior de la tierra y que contiene un pequeño cilindro capaz de distinguir organismos vivos a su alrededor; y una exterior, que presenta alas para no caer en el agujero y una antena que envía señales a un orbitador. Así, el muestreo de datos llega hasta el personal especializado de manera simple y económica.


En la década de los noventa la NASA encabezó un proyecto similar, aunque no tuvo buenos resultados: los penetradores no pudieron enviar señales luego del contacto con la superficie de Marte. Aun así, los creadores de ExoLance creen que es importante optimizar el sistema y realizar nuevas pruebas, dado que atravesar el subsuelo es una de las formas más fáciles de saber si hay o no vida microbiana.

Los creadores del proyecto lanzaron su campaña de crowdfunding a través de Indiegogo, donde esperan recaudar 250 mil dólares en dos meses. De obtener la suma, se construirían los primeros prototipos en un plazo de 12 a 14 meses y serían probados en el desierto de Nuevo México para ultimar detalles sobre el lanzamiento y la penetración. La idea es concretar la misión definitiva en el 2016 o el 2018, cuando la NASA y la Asociación espacial europea (ESA por sus siglas en inglés) emprendan respectivamente sus viajes a Marte.

Una vez en superficie parte del misil trabaja bajo tierra.

Cada vez más cerca de la verdad


El hecho de conocer si hay o no vida extraterrestre despierta el interés de los humanos desde hace muchos siglos. A pesar de que aún no existen indicios concretos, tecnologías como ExoLance abren la esperanza hacia este descubrimiento: sucede que los instrumentos actuales son hasta mil veces más sensibles que los anteriores, por lo que muchos científicos creen que tarde o tempano se encontrarán las evidencias.

Por el momento, los esfuerzos incluyen iniciativas gubernamentales y privadas, que a través de diferentes estrategias y tecnologías prometen develar a corto plazo si estamos solos en el Universo. Al famoso Curiosity se suman otras novedosas propuestas como la Caja de las Delicias de la ESA, un rover capaz de almacenar muestras del Planeta Rojo sin que su manipulación implique ningún tipo de alteración o contaminación; Zoe, un aparato desarrollado por el Instituto de Robótica de Carnegie Mellon, que busca crear nuevas tecnologías y métodos para las misiones; y naves espaciales eléctricas de la NASA para su viaje a Marte en el 2030.

En todos los casos, la idea es volver más eficiente la exploración marciana, a través de tecnología segura y al menor costo posible. (DiscoveryNoticias)