lunes, 11 de agosto de 2014

agosto 11, 2014
NUEVO LEÓN, México, 11 de agosto.- De los habitantes de las grandes zonas metropolitanas del país, los regiomontanos tienen los mayores niveles de intolerancia, reveló hoy el presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), Ricardo Bucio Mújica.


Con base en los resultados de la más reciente encuesta nacional, el funcionario detalló que esa actitud resalta más con los grupos indígenas, foráneos y gays.

“Tenemos medido que de las grandes zonas metropolitanas del país, Monterrey es la que tiene mayores niveles de intolerancia, aunque no a todos los grupos de población. Guadalajara, por ejemplo, tiene más intolerancia a discapacitados. Pero Monterrey es más intolerante contra grupos indígenas, personas que vienen de fuera, que tienen otra cultura, o contra mujeres y hombres homosexuales”, específico.

Y aportó otro dato: mientras que 4% de los mexicanos considera que los niños no tienen derechos, ese porcentaje se duplica a 8% en el caso de los regios.

Según Mújica Bucio, la discriminación que más prevalece en el país es la de género, en contra de las mujeres, aunque la más excluyente es la ejercida contra los discapacitados.

Desafortunadamente, dijo, la forma de discriminación más normalizada es la de los indígenas: 90% vive en condiciones de pobreza, pero es una situación que no llama la atención, ni alarma. “La gente está acostumbrada a aceptarlos así”, subrayó.

Entrevistado después de reunirse con diputados de la Comisión de Derechos Humanos que revisan la Ley contra la discriminación, que se encuentra en discusión, el director del Conapred sostuvo también que otro sector discriminado por los regiomontanos es el gay.

“Aquí hay porcentajes de intolerancia mayores hacia las personas por su preferencia sexual que nivel nacional”.

Esta situación, prosiguió, hace necesario crear una ley que sancione la intolerancia en la entidad.

“Una ley estatal contra la discriminación tiene que obligar a los particulares y también a las autoridades a emprender acciones en contra de una cultura que es histórica y sistemática, porque parece que está muy normalizado y naturalizado el desprecio hacia ciertos grupos de la población, el clasismo”, explicó. (Luciano Campos Garza para Proceso)