jueves, 21 de agosto de 2014

agosto 21, 2014
NUEVA YORK, 21 de agosto.- Arrodillado en el suelo en un desierto en algún lugar del Medio Oriente, James Foley perdió su vida esta semana en las manos del Estado Islámico de Irak y Siria (EI, IS o ISIS, por sus siglas en inglés). Antes de sacar el cuchillo utilizado para decapitarlo, su verdugo enmascarado explicó que asesinaba al periodista estadunidense de 40 años en venganza por los recientes ataques aéreos de Estados Unidos contra el grupo terrorista en Irak.

En todas las imágenes James Foley en diversos momentos de su carrera, en diferentes países.

De hecho, hasta hace poco, el ISIS tenía una muy diferente lista de demandas por Foley: el grupo presionó a Estados Unidos para que pagara un rescate multimillonario por su liberación, de acuerdo con un representante de su familia y exrehén que se encontraba junto con él. Estados Unidos —a diferencia de varios países europeos que han canalizado millones al grupo terrorista para salvar las vidas de sus ciudadanos— se negó a pagar. 

El asunto de cómo lidiar con el ISIS, que al igual que muchos grupos terroristas de manera frecuente intercambia a cautivos por grandes sumas de dinero en efectivo, es grave porque Foley no era el único estadunidense bajo su custodia. El ISIS amenaza con matar al menos a tres otros que mantiene cautivos si sus demandas siguen sin cumplirse, confirmó The New York Times a través de entrevistas con prisioneros recientemente liberados, integrantes de las familias de las víctimas y mediadores que intentaron lograr sus liberaciones.


Sensible a las crecientes críticas sobre que no había hecho lo suficiente, la Casa Blanca reveló este miércoles que un equipo de Fuerzas Especiales de Estados Unidos intentó y falló en rescatar a Foley —un nativo de Nueva Hampshire que desapareció en Siria el 22 de noviembre de 2012— así como a otros estadunidenses rehenes durante una misión secreta este verano. Barack Obama dijo que Estados Unidos no retrocederá hasta que haya eliminado el "cáncer" del ISIS en el Medio Oriente.


El ISIS también parece determinado a incrementar la presión sobre Washington. Ahora ha amenazado con matar al segundo de sus rehenes, Steven J. Sotloff, un periodista freelance de la revista Time que también se encontraba junto con Foley.


En un video subido a YouTube el pasado martes, la pantalla se torna negra luego de que Foley es decapitado. Entonces el combatiente del ISIS se muestra sosteniendo a Sotloff en el mismo paisaje de dunas estériles, vistiendo un traje naranja con sus manos esposadas en la espalda. "La vida de este ciudadano estadunidenses, Obama, depende de su próxima decisión".

Junto con los tres estadunidenses, el ISIS también tiene a ciudadanos británicos, que al igual que Estados Unidos, se ha negado a pagar rescate, confirmaron exrehenes. El grupo terrorista ha enviado una lista de demandas para la liberación de los extranjeros, que comienzan con dinero, pero también incluyen intercambio de prisioneros, como la liberación de Aafia Siddiqui, un neurocientífico pakistaní entrenado en el MIT con vínculos con Al Qaeda que se encuentra actualmente encarcelado en Texas. La política de no realizar concesiones a terroristas y no pagar rescates ha puesto a Estados Unidos y a Gran Bretaña en desacuerdo con otros aliados europeos —incluyendo cuatro franceses y tres españoles rehenes que fueron liberados este año luego de que se entregó dinero a través de un intermediario, de acuerdo con dos de las víctimas y sus colegas.

El secuestro de europeos se ha vuelto la principal fuente de ingresos para Al Qaeda y sus afiliadas, que han ganado al menos 125 millones de dólares en pagos de rescates tan solo en los últimos cinco años, de acuerdo con una investigación del Times. Aunque el ISIS fue expulsado recientemente de Al Qaeda y se gobierna por diferentes reglas, prisioneros recientemente liberados dijeron que sus captores estaban muy al tanto de los rescates que fueron pagados por europeos en poder de Al Qaeda en lugares tan lejanos como África, indicando que esperaban llevar a cabo un mismo plan de negocios.

Mientras que el gobierno y funcionarios antiterroristas insisten en que pagar rescates sólo perpetúa el problema, la política ha significado que los estadunidenses capturados tengan pocas probabilidades de ser rescatados. Un puñado pudo huir con éxito e inclusive menos fueron rescatados en operaciones especiales. El resto están o detenidos de forma indefinida, o fueron asesinados.

En un artículo de opinión para Reuters, David Rohde, un columnista del servicio de noticias y excorresponsal extranjero del Times, quien fue secuestrado por el Talibán, dijo que un enfoque desigual sobre los rescates pudo haberle costado la vida a Foley.

"El pago de rescate y secuestro de extranjeros debe salir de las sombras. Debe ser debatido públicamente", escribió Rohde, que escapó luego de un año de cautiverio bajo custodia del Talibán, sólo cuando pudo brincar por una ventana y liberarse a sí mismo. "Los políticos estadunidenses y europeos deben ser forzados a responder por sus acciones".


Foley, un  reportero del GlobalPost y de Agence France Presse, desapareció hace 21 meses en un pueblo a 40.2 kilómetros al sur de la frontera con Turquía. De acuerdo con Nicole Tung, una amiga cercana y fotoperiodista, que dio un testimonio sobre las actividades de Foley antes de su captura, él pasó varias semanas en Siria documentando la espiral del país hacia la guerra civil, evadiendo por poco un cohete lanzado por un tanque. El normalmente tranquilo reportero —que fue blanco de las balas en Afganistán y fue secuestrado un año antes en Libia— estaba sacudido.

Mientras se acercaba el Día de Acción de Gracias de 2012, contactó a Tung, e hicieron planes para reunirse por unos días en la frontera con Turquía. Cuando Foley no se presentó en el hotel a las 5:00 p.m. como estaba planeado, Tung comenzó a llamar a su teléfono móvil, pero sólo pudo localizar a su intérprete.

El hombre explicó que Foley se había detenido en un café internet para enviar sus últimas imágenes en Binesh, Siria. Poco después, hombres armados persiguieron su auto y forzaron a Foley a abandonarlo a punta de pistola.

"Estaba sentado en una cama, en ese depresivo y sombrío hotel; el hecho de que el traductor respondió el teléfono —cuando Jim no estaba respondiendo el suyo— fue un indicio de que algo había salido terriblemente mal", dijo Tung, que inmediatamente contactó a la familia de Foley y a sus editores.


Del otro lado del océano en su casa en Cambridge, Massachusetts, el director ejecutivo y cofundador de GlobalPost, Philip Balboni, vio su Blackberry y tuvo un terrible presentimiento. El correo electrónico informándole del secuestro de Foley fue casi una repetición exacta del horror que su equipo pasó un año antes cuando Foley fue secuestrado junto con otras tres personas por fuerzas de Muamar Gaddafi en Libia.

"Habíamos bromeado sobre que necesitábamos quitarle su pasaporte", dijo Balboni este miércoles. "No quiero decir que fue un déjà vu, pero en cierta forma lo era”, agregó. “Le da un vuelco a tu vida, de cierta forma, sabía lo que venía, pero no sabía qué tanto alcance tendría".


Cuando fue ejecutado esta semana, Foley se convirtió en el segundo reportero occidental en morir por extremistas islámicos desde 2002, cuando Daniel Pearl, un reportero del Wall Street Journal, fue decapitado por un integrante de Al Qaeda. El asesinato de Pearl fue elogiado por un ideólogo en un manual que promovía la táctica de secuestrar a extranjeros. Desde entonces, la red terrorista se ha valido del secuestro de occidentales como una fuente de ingresos, capturando a más de 50 extranjeros en los últimos cinco años, casi todos ellos liberados luego de que sus gobiernos pagaran un considerable rescate, de acuerdo con una revisión de los casos realizada por el Times.


Sin embargo, en Irak, donde fue fundado el ISIS, los comandantes capturaron a extranjeros con el solo propósito de matarlos. Abu Musab al-Zarqawi, el líder de Al Qaeda en Irak, se convirtió en el “Jeque de los matarifes” porque él mismo decapitaba a los cautivos extranjeros.


Él creó su propio estilo de ejecución, forzando a las víctimas a vestir trajes color naranja, en modo de burla por los prisioneros detenidos en el centro de Bahía de Guantánamo, en Cuba. Eran tan brutales, frecuentes y gráficas las ejecuciones, que el entonces número 2 de Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri, le escribió a Zarqawi sugiriéndole que dejara las ejecuciones de ese estilo y sólo les disparara a los prisioneros.


Los combatientes de Zarqawi se reagruparon en Siria en 2011, cuando finalmente se autonombraron ISIS. Sus tácticas resultaron tan brutales que Al Qaeda los expulsó formalmente de su red terrorista este año.

Sin embargo, con respecto a los secuestros, las tácticas del ISIS inicialmente parecían en la misma línea que las de otras ramas de Al Qaeda.

Antes de que Foley fuera asesinado, sus captores pidieron 100 millones de euros de recompensa, de acuerdo con un representante de la familia y un hombre que estuvo secuestrado junto con Foley.

Una vez que Estados Unidos autorizó ataques aéreos en Irak este mes, parece que el ISIS tomó una hoja del libro de su padre fundador. Forzaron a Foley a vestir un traje naranja y lo decapitaron frente a una cámara, en una horripilante oda al “Jeque de los matarifes”, que murió a manos de fuerzas estadunidenses en Irak en 2006.


El mayor de cinco hijos de Rochester, Nueva Hampshire, Foley se graduó de la Universidad Marquette en 1996 con un grado en historia. Se unió a Teach for America ese año, trabajando en una escuela primaria de Phoenix, dijeron funcionarios de la organización. En 2008 concluyó una maestría en la Escuela de Periodismo Medill de la Universidad del Noroeste.

"Era tan claro lo que quería hacer (en la vida)", dijo Ellen Shearer, una profesora que enseñó a Foley en Medill.

A diferencia de otros freelancers que a veces tomaron grandes riesgos sin la red de seguridad de una organización de noticias establecida, Foley encontró una segunda familia en GlobalPost, que pagó a una firma de seguridad millones de dólares para intentar encontrarlo, dijo Balboni.


Luego de su fortuita liberación en Libia, GlobalPost lo trajo de vuelta a Boston, donde pasó por un puesto de editor, en el que no duró mucho.

"Cuando te quedas marcado por estar en una guerra, no puedes deshacerte de eso", dijo Balboni, un reportero veterano que también es un exoficial del Ejército y que sirvió en Vietnam.

Foley fue recordado por sus colegas por su coraje, para algunos algo que llevaba al extremo. Sin embargo durante el tiempo de su captura, según su amiga Tung, la explosión de un cohete de un tanque en Siria lo había asustado y estaba buscando algo de tiempo fuera. "Cayó lo suficientemente cerca para que sintiera que necesitaba salirse", dijo.

Sus colegas apuntan a su remarcable coraje que muestra en sus momentos finales como un testamento del hombre que era: mirando directo a la cámara, la cara de Foley está concentrada. Cuando el yihadista pone su cuchillo en su cuello, él avienta la cabeza hacia atrás, no intenta quitarse. (Mitch Smith / Michael D. Shear / Eric Schmitt / Rukmini Callimachi / The New York Times)