domingo, 31 de agosto de 2014

agosto 31, 2014
Armando "Catón" Fuentes Aguirre


Flordelisia, mujer ya entrada en años, célibe doncella, fue corriendo a la casa parroquial y le pidió al Padre Arsilio que la oyera de urgencia en el confesonario. "Señor cura -le dijo agitadamente-. El agente viajero que llegó ayer al pueblo me miró anoche en la calle y me siguió hasta mi casa. Yo lo invité a pasar, le ofrecí una copita de rosoli, y después de bailar música de Lara terminamos haciendo el amor en mi recámara. Ya no soy virgen". "¡Santo Dios! -se consternó el buen sacerdote-. De penitencia...". "Momento, Padre -lo interrumpió Flordelisia-. No vine a confesarme. Vine a presumir"... En la comida Pepito le reprochó a su mamá: "Hay guerras en el mundo, hambre y pobreza. En México padecemos inseguridad, desempleo, inflación. ¿Y a ti te preocupa que yo no me coma las espinacas?"... Don Gerontino, señor octogenario, relató con acento lastimoso: "Mi mujer me dice que en nuestra vida de casados sólo me interesaba una cosa. ¡Y ya no recuerdo cuál era!"... En la pantalla del televisor del bar apareció cierta madura actriz. Comentó un parroquiano: "¡Qué vieja tan fea! ¡Parece caballo!". El cantinero sacó un garrote y le propinó al sujeto un tremendo cachiporrazo que lo dejó tendido. El lacerado le preguntó al de la taberna: "¿Le gusta esa señora?". "No -contestó el individuo-. Me gustan los caballos"... Amaz Ingrace, predicador severo, asistía espiritualmente a uno de sus feligreses en el lecho de su última agonía. Le demandó con sonorosa voz: "¡Renuncia a Satanás! ¡Sácalo de tu corazón y hazlo que vuelva a la mansión del mal! ¡Anda, dile a Satán que lo repudias!". Guardó silencio el hombre. El predicador se molestó. "¿Por qué callas? -lo increpó exasperado-. ¿Por qué no le dices a Satanás que lo detestas?". Reverendo -razonó con feble voz el moribundo-. En este momento no juzgo conveniente ponerme en mal con nadie"... Le dijo un hombre joven a su padre: "Cuando me case lo haré con una mujer hermosa, culta, hacendosa y buena en la cama". "Hijo mío -suspiró tristemente el genitor-. En ese caso tendrás que casarte con cuatro mujeres distintas"... Aquel señor se hallaba en una casa de reposo para ancianos. "Aquí soy feliz -decía satisfecho-. Las mujeres me consideran un símbolo sexual porque todavía tengo pelo"... Don Martiriano y su fiera consorte doña Jodoncia fueron de vacaciones a la playa. Él caminó descalzo por la orilla del mar y luego fue a mojarse los pies en el agua. "¿Qué haces? -lo reprendió con acrimonia la anfisbena-. ¡Estás metiendo arena en el océano!"... Un gerente de casa de bolsa en Wall Street defraudó a sus clientes, y por ello fue a la cárcel. En Estados Unidos a esa clase de delitos se les llama "de cuello blanco". El tipo se asustó al ver que tendría que compartir la celda con un reo de aspecto amenazante. El rudo hombrón le dijo: "No se preocupe, amigo. Yo también estoy aquí por un delito de cuello blanco". "Ah, vaya -se tranquilizó el recién llegado-. ¿Cometió un fraude financiero?". "No precisamente -respondió el otro-. Asesiné a dos curas"... En la cantina gimió un solitario bebedor: "Mi esposa se fue con mi mejor amigo. ¡Cómo lo extraño!"... La recién casada quedó en estado de buena esperanza, y el médico le dijo que su embarazo presentaba riesgos. Para evitar cualquier problema la futura madre le pidió a su maridito que durmieran en habitaciones separadas. Pasaron unos días, y el muchacho andaba nervioso, desasosegado. "Semen retentum venenum est", decían los antiguos. Compadecida, la señora le dio un billete de 500 pesos y le dijo. "Ve con la vecina. La conozco, y estoy segura de que por esa cantidad accederá a sedar los naturales rijos cuya insatisfacción te trae inquieto". No dejó él de sorprenderse por esa liberalidad inesperada, pero el impulso de la carne es poderoso, de modo que fue con la mujer. Regresó a poco, sin embargo. Venía con cara de frustración, mohíno. Le dijo a su esposa: "La vecina no aceptó los 500 pesos. Quiere mil". "¡Zorra infame! -exclamó la muchacha con enojo-. ¡Cuando ella estaba embarazada yo le cobraba a su marido 500 pesos nada más!". (Nota: Y entiendo que además le daba una cerveza y un sándwich de jamón con pepinillos)... FIN.