jueves, 10 de julio de 2014

julio 10, 2014

Cuando aún el céntrico mercado "García Rejón" era suficiente para las necesidades de Mérida, un viejo Gorocica estableció en el interior de él el comercio más sencillo que imaginarse puede.

Constaba el establecimiento de una mesa de pino sin pintar, cuatro vasos de vidrio corriente y dos cubos de agua.

Se llamaba "El Manantial" y la mercancía se anunciaba en la siguiente inspirada estrofa, obra del propietario:

"Seres humanos que a la luz del día

este mercado visitáis de paso,

aquí hallaréis agua fría

de lluvia a centavo el vaso."