martes, 29 de julio de 2014

julio 29, 2014
Manuel Francisco Lizarraga Lopez

Desde varios medios se escuchan los llamados a prohibir este espectáculo denigrante que se realiza en la mayoría de los municipios y en lugares acondicionados para tal efecto.

En el centro de la ciudad de Mérida y otros rumbos se comercializan discos con "lo mejor" de los torneos de lazo. Esto es, la brutal muerte de decenas de caballos.

En los las últimas horas más voces se suman a tal prohibición, sin embargo todas desentonadas, pues ninguna lleva una propuesta específica que pueda orientar su objetivo a buscar la forma legal de acabar con esta barbarie.

EL NEGOCIO ES PRIMERO

Existen razones muy poderosas detrás de estos espectáculos y por ningún lado se menciona; la más importante que es la venta indiscriminada de cerveza hasta altas horas de la noche que deja pingües ganancias a sus organizadores; y cabe señalar que la mayoría de las veces se realizan en una extensión de la fiesta tradicional, es decir, a la semana siguiente de haber finalizado ésta.

Por cierto, jamás se ha dicho a dónde van a parar las ganancia de estos eventos.

Para nadie es un secreto que a pesar de ser eventos fuera de la ley, en todos los casos cuentan con la anuencia de los alcaldes de los lugares en donde organizan lo que deja mucho que desear, pues son ellos como autoridad los que deben en primera instancia prohibirlos de acuerdo a las facultades que la Ley de Gobierno de los Municipios del Estado de Yucatán les otorga en el Artículo 41.- que a la letra dice El Ayuntamiento tiene las atribuciones siguientes, las cuales serán ejercidas por el Cabildo:

A) De Gobierno

Fracción XIX.- Regular el funcionamiento de los espectáculos públicos, para proteger los intereses de la colectividad, evitando que lesionen los derechos de terceros

O sencillamente no otorgar los permisos correspondientes pues son municipios libres con facultades suficientes para poder hacerlo.

En resumen, lo que puede evitarse con voluntad política se ha convertido en una utopía que a muchos dejará decepcionados, mientras que otros estúpidos que piden darle rango de tradición por el tiempo que ya llevan celebrándose.

N. de la R.: Recomendamos leer también el reportaje Destripamiento de caballos: negocio redondo.