jueves, 3 de julio de 2014

julio 03, 2014
Juan Acuesta Rodríguez

Me ha llamado mucho la atención desde hace ya bastantes años la existencia dentro del clero de una orden llamada Legionarios de Cristo, una orden cuyo fundador se vio envuelto en hechos de pederastia. Y si el fundador, Marcial Maciel Degollado, estuvo en ello, quién sabe cuántos más de esa orden estén involucrados, pero también me resulta muy claro que son completamente lo contrario a lo que predicó el Gran Maestro, ejemplo de humildad y de verdad.

Estos señores sacerdotes predican la Palabra en suntuosos templos que van más allá de la realidad de Cristo y se codean con la más rancia sociedad económica existente en el mundo.

Aún no me explico cómo puedan permitir la existencia de tal orden cuando en verdad son una ofensa al pueblo de Cristo, son una ofensa y una antagonía a todo lo que predicó y por lo que ofrendó su vida para luego resucitar.

Cuestiono a los altos jerarcas que rigen a mi religión, la Católica Cristiana, porque soy católico y siempre he creído y he profesado mi fe en las enseñanzas de Jesucristo.

Esta Legión no solamente se avoca a llevar la Palabra del Señor muy al entender de ellos, porque por lo general se encuentran en las colonias de más opulencia, en donde la humildad se olvida por completo, a cuyos templos asisten domingo a domingo a darse golpes de pecho todos los ricachones de las entidades donde se encuentran, llegando en vehículos cada uno más caro y más lujoso que el otro, totalmente fuera de la realidad de lo que el Señor predicó.

Pero además, no solamente se avocan a predicar, sino que están inmersos en la formación escolar y académica de los niños y de los jóvenes de la burguesía. En el caso de Yucatán tenemos un ejemplo muy claro en el Instituto Cumbres, en el cual, lejos de enseñarles a ser sencillos y humildes, se les enseña a ser arrogantes y prepotentes como lo son sus padres. Aquí se da el "tanto tienes, tanto vales", porque si algún maestro que trabaje en esa institución y ose reprobar o poner baja calificación al hijo de algún generoso contribuyente, se le exhortará amablemente al profesor que cambie su posición ante esa situación para que apruebe al niño; de lo contrario, correrá la suerte de los desempleados.

Me tocó escuchar en alguna ocasión, en un partido de futbol, ahorita que está de moda, de la categoría Microbios, en la cual el Cumbres sucumbió con un marcador 1-0 y unos padres de familia del Cumbres les expresaron a sus hijos: “¿cómo es posible que un equipo tan piojo les haya ganado?”.  Y estamos hablando de un simple partido de futbol de niños.

Pero no acaba esto aquí, porque también conforman en la nación la famosa Universidad Anáhuac, conocida aquí por los yucatecos como Unimayab, escuelas altamente elitistas.

Creo que el catolicismo no surge con este pensamiento. Todavía la semana pasada el Evangelio habló de que Jesús cuestiona a sus discípulos más cercanos sobre la existencia de Él, y Él señala en ese pasaje bíblico y evangélico a Pedro para que sobre esa piedra se construya su Iglesia. Él se refirió a la Iglesia no como a las edificaciones suntuosas sino a la gente, el pueblo, sus feligreses, porque ellos son la Iglesia.

Los legionarios, por el contrario, ofenden por completo el origen. Quizá aquí habría que preguntarle al Santo Padre Francisco, sucesor de Pedro, qué opina de esta situación. Sabemos por la prensa y por sus declaraciones que él va en contra de la opulencia y predica por la sencillez. Qué tan difícil será desmembrar esta Legión y que en verdad los que sean auténticos pastores se acomoden en las otras tantas órdenes que existen y se desliguen de tal riqueza, de tanta opulencia y los que no, sean totalmente desconocidos por la religión católica y quizá esos que prefieran seguir alternando con las riquezas se avoquen a crear una secta acorde a lo que ellos están acostumbrados y que esos templos tan opulentos los conviertan en centros de asistencia y ¿por qué no? hasta quizá de posada temporal para los verdaderamente necesitados. Sería interesante conocer la opinión de quienes rigen el Catolicismo y en el caso de Yucatán, preguntarle al sumamente sencillo Emilio Carlos Berlie Belaunzarán.

Jesucristo nació en un pesebre totalmente sencillo y humilde porque le negaron posada en cuanto lugar tocó. No se formó en ningún Cumbres ni en ninguna Anáhuac de esa época; sino por el contrario, convivió plenamente con toda su gente, con todo aquel que creyó y vivió sus predicaciones y la Pasión, a la cual fue prácticamente entregado por gente de aquel entonces como los hoy Legionarios.

Vuelvo a preguntar: ¿por qué el clero ha permitido la existencia de una Legión cuyo fundador fue pederasta y quién sabe cuántos más?, porque por lo general, cuando hay uno, hay varios. Y por qué sigue permitiendo tal opulencia dentro del catolicismo, que esa no es su fe ni la Palabra que el Maestro enseñó.

La Iglesia, señores, es el pueblo; es la gente que acude a diario y todos los domingos a escuchar la Palabra.

Más que Legionarios parecen los Millonarios de Cristo.

Es cuanto.