sábado, 26 de julio de 2014

julio 26, 2014



El Dr. Don Federico Pedrera, distinguido médico homeópata, se dedicaba en cierta época al Espiritismo y, una vez, estando en su habitación, invocó al espíritu de Hanneman y, sea porque al Maestro no le agradase el llamado, o sea porque algún espíritu chocarrero acudiese en vez de él, vióse de pronto al doctor salir despavorido a la calle, perseguido por la mesa en que hacía sus invocaciones.

Pudo ser un caso de levitación metapsíquica o una alucinación; pero lo cierto es que al día siguiente don Federico quemó la uija y los libros de Allán Kardek, se confesó y comulgó y no se volvió a ocupar del Espiritismo en el resto de su vida.