jueves, 19 de junio de 2014

junio 19, 2014
Juan Acuesta Rodríguez

Tal parece que estas dos semanas de lluvias y tormentas que tuvimos en el estado trajeron consigo los movimientos políticos que ya se vislumbran en Yucatán.

Por una parte, el diputado federal Raúl Paz Alonzo, por Acción Nacional, se declara listo para la alcaldía de Mérida, con lo cual parece descalificar a sus posibles contendientes de partido, como lo son Salvador Vitelli Macías, quien también aspira a ese cargo, y el diputado local Mauricio Vila Dosal, con lo cual se enrarece el proceso electivo que se pueda dar por los blanquiazules, que se autocalifican como honorables y limpias palomas.


En cuanto al tricolor, en diversas pláticas de café y comentarios por la calle se hace saber entre líneas que el único posible candidato del PRI es quien funge como actual secretario de Gobierno, Víctor Caballero Durán, argumentando que existe un veto hacia Francisco Torres Rivas y Mauricio Sahuí Rivero.

En ambos casos de partidos, considero que no se debe tener en cuenta las líneas de procedencia políticas de todos los aspirantes, sino que se debe considerar la trayectoria, el desempeño y el trabajo realizado por cada uno de ellos, el conocimiento que tengan de la ciudad de Mérida, el conocimiento del electorado hacia el probable candidato.


No se vale caer en los errores del dedazo, del compadrazgo y de decisiones de cúpula, puesto que la cúpula no rige al electorado; el electorado vota si el candidato es de su simpatía, o castiga si no es de su simpatía.

Mérida es un municipio muy politizado, en el cual confluyen muchas corrientes, grupos y líneas políticas, lo que hace muy complejo el hecho de gobernar la ciudad.

Les aconsejo que no se guíen por grupos o caciques políticos, sino por la persona que no solamente pueda obtener la mayor cantidad de votos en las urnas, sino que tenga en verdad una carrera de servicio y acercamiento a su comunidad.

Yo les pregunto a los lectores y a los ciudadanos si entre los mencionados en este escrito conocen la trayectoria y el trabajo desarrollado por cada uno de ellos, porque Mérida no es sólo para levantar la mano y decir "aprobado", no es sólo para poner al amigo de la mayor fuerza de grupo política del momento, y tampoco intereses mezquinos de los que están en el poder.

La democracia es la elección del que más simpatía tenga para el electorado. La democracia es el hecho de gobernar para el pueblo y no para grupúsculos o intereses de grupo. El candidato que sea, deberá ser la persona que más acercamiento tenga con su pueblo, pero un acercamiento real, no demagógico; ser servidor público, lo ha dicho el señor gobernador Rolando Zapata, es un privilegio, un privilegio de servir al pueblo y por el pueblo, no de servirse a uno mismo o los intereses de grupos de partidos.

Es cuanto.