sábado, 28 de junio de 2014

junio 28, 2014
Orlando Cámara Moguel

¿Los yucatecos, y me refiero a los habitantes naturales de la península, somos xenofóbicos, o es la actitud de algunos fuereños lo que nos han curtido?

Yo diría que lo segundo, nos han curtido a base de actitud y desprecio. Son los llegados de otras regiones, en especial del centro de México, los que con comentarios, desprecios, exigencias, actitudes, mal trato, reclamos y comparaciones, nos han curtido y generado esta actitud en nosotros, los yucatecos. A mi parecer, y como bien reza el refrán “a donde fueras has lo que vieras” y es justamente lo que los que nos critican no asumen y respetan; son ellos los que vienen buscando techo, seguridad, empleo, tranquilidad, etc. y nosotros los que los hemos recibimos sin remilgos hasta que por algo, que a su parecer no les gusta o les parece, viene la crítica y el reclamo despreciativo hacia nosotros y nuestra cultura, reclamo que de manera histórica hemos aguantado y tolerado, así como sus imposiciones y exigencias.

Yucatán, por su lejanía con el centro de México y su ubicación en el sureste, casi una isla, siempre ha sido punto y aparte; recordemos que Yucatán no pertenecía a la Nueva España, pertenecía a la Capitanía General de Guatemala y que trataba directamente con la corona Española; que Yucatán nunca se vio afectado por la lucha de independencia, pues este territorio y sus habitantes logran su independencia de manera totalmente pacífica y negociada, inclusive antes que la del resto de la México; que es la cuna y bastión del federalismo, al menos en el sureste, y que los ideales de Revolución Mexicana, para bien o para mal, fueron traídos a Yucatán para desarticular la industria del henequén, misma que generó, al amparo del Porfiriato, una oligarquía tan poderosa que fue necesario desarticularla para lograr que los ideales económicos, mas no sociales, de los revolucionarios, llegaran a Yucatán con Salvador Alvarado, y esa acción podríamos decir, es el principio de nuestra aversión a los que llegan con espíritu de conquistadores, misma actitud que a lo largo de nuestra historia regional se ha repetido en innumerables acciones y por innumerable cantidad de personas venidas de otra partes del México del que formamos parte.

Que no me perdonen si les parezco xenofóbico, porque si el tema es tener que aguantar y tolerar desprecios y maltratos, así como exigencias y comparaciones poco afortunadas de personas que vienen de otras latitudes Mexicanas me quitara ese apelativo, yo mismo diría, sí, soy xenofóbico. No lo tengo por qué tolerar y mucho menos aguantarlo de nadie, y menos de a quienes se les dio cobijo, seguridad y tranquilidad. Y valga la importante aclaración, no todos los que llegan a Yucatán asumen tan desafortunada actitud y forma de vernos y tratarnos, muchos, por fortuna la mayoría, entienden que lo que somos los yucatecos, es de los yucatecos, y aceptan lo nuestro como propio, y de igual manera, nosotros aceptamos lo que de buena gana y buenas formas ellos nos aportan en el enriquecimiento cultural y social. Bienvenidos los que así lo consideren, Yucatán es de todos los que quieran adoptar y asumir nuestra identidad y costumbres, y los que no estén de acuerdo en respetarnos, como nosotros a ellos, pues por favor, el camino de entrada ya lo recorrieron, es el mismo que el de salida, por favor tómenlo y sean felices en el lugar de donde vienen.

Aclaro, no pretendo debatir sobre esta postura personal, es mi pensar y así lo planteo, mas si leeré todo lo que de ella se comente.