jueves, 5 de junio de 2014

junio 05, 2014
Opinión de JMRM

En las últimas semanas, se han generado decenas de notas periodísticas y miles de comentarios sobre el caso del joven Bruno Antonio Méndez Ordaz, quien falleció a pocos metros de su escuela, la Secundaria José Emilio Vallado Galaz de la Colonia Francisco I. Madero, tras haber ingerido una sustancia tóxica aún desconocida.

Al principio lo que llamó la atención, a las pocas personas que conocían el caso, fue el silencio total por parte de los medios y autoridades. La negativa a informar.

Bruno colapsó la tarde del viernes 16 de mayo, falleció el sábado 17 en la noche en el Hospital Benito Juárez García y no fue hasta el lunes 26 de mayo que Libertad de Expresión Yucatán dio a conocer el caso tras enterarse de la situación y conseguir, ese mismo día, una copia del acta de defunción del menor, de la cual partimos para llevar a cabo nuestras investigaciones.

Dos días después, el miércoles 28, el caso fue reproducido por Proceso. El jueves 29 lo dio a conocer el periódico local Por Esto! en su impreso y hasta la tarde del viernes 30 el Diario de Yucatán, copiándoselo a El Universal minutos después de que éste lo publico.

Tras todas estas publicaciones, las autoridades han declarado que el caso se está investigando. La directora y subdirectora del plantel han sido citadas para declarar ante la Fiscalía, la Codhey y la CNDH han atraído el caso. La Fiscal se ha visto obligada a hablar al respecto.

Pero ¿qué hubiera pasado si los medios no le hubieran dado a la muerte de Bruno Méndez la importancia que merecía? Muy fácil: silencio y encubrimiento.

El caso hubiera quedado como una leyenda urbana, conocida únicamente por los familiares, quienes vieron colapsar al muchacho y quienes fueron a sus funerales, y de ahí reducida a mero chisme de barrio no corroborable.

Ni la Fiscalía General del Estado, ni la Segey, ni la Codhey hubieran emitido declaración alguna porque, evidentemente, había orden de que "no se diera a conocer nada". Orden que tuvo que venir desde arriba para lograr tal obediencia por parte de tantas instancias e inclusive, al parecer, medios impresos.

El motivo real para este silencio es, en primer lugar, seguir vendiendo la mentira de que Yucatán es "un estado seguro" y que su policía, que tiene en total abandono ésa y otras colonias e incurre en incontables violaciones a los derechos humanos, "está haciendo un excelente trabajo" a pesar de que la droga llega hasta las puertas de nuestras escuelas.

En segundo lugar, la Segey busca proteger su imagen y la de su personal. Sea responsable o no la escuela, este caso constituye un serio golpe a su reputación.

De forma similar se manejó el caso del menor que fue hospitalizado tras golpearse la cabeza en la primaria José Vasconcelos, del sur de la ciudad. El hecho se dio a conocer casi de inmediato, mas no el nombre del menor ni de su escuela. Un medio tuvo la desfachatez de decir que se ocultaba el nombre del plantel "para proteger la identidad del alumno".

Pero ¿quién se beneficia realmente de tal secresía y opacidad? ¿quién sale ganando con el encubrimiento?

En el caso de Bruno lo manejaron mejor (para ellos) todavía, ya que ni siquiera se dio a conocer el hecho. De no ser por los medios y su alcance en las redes sociales, iban a seguir con su día a día como si ese muchacho jamás hubiera existido.

¿Será que los medios con más recursos en la entidad, el Diario de Yucatán y el Por Esto!, conocían el hecho desde que pasó pero lo callaron para no "incomodar" a sus patrocinadores gubernamentales y sólo dieron a conocer la noticia cuando ésta circuló masivamente en las redes sociales y medios nacionales? Si lo supieron y lo callaron por casi dos semanas estamos ante una situación de complicidad y encubrimiento.

Quedan muy mal al necesitar "presión" de las redes sociales para informar sobre el acontecer en su localidad.

Hay quienes argumentan que estos casos se deben manejar en privado, con total confidencialidad, pero eso únicamente sirve para el bien de los victimarios, las autoridades escolares y la Segey, y para que el Gobierno del Estado pueda seguir presumiento que "no hay bullying", "no hay delincuencia" y "aquí no pasa nada".

Por eso es necesario e indispensable para la impartición de justicia y para acabar con la impunidad que cualquier persona que conozca un caso de este tipo no sólo lo denuncie ante las instancias correspondientes sino que acuda a los medios hasta que se dé a conocer.