miércoles, 25 de junio de 2014

junio 25, 2014
Eduardo Ibarra Aguirre / Utopía 1409 / 25-VI-14

El discurso del gobierno que difunde obsesivamente “¡Mover a México!” –por el momento impregnado de la pasión futbolística y su inducción primitiva que el domingo terminará en una frustración más de las mayorías, mientras los negocios de los plutócratas se multiplican–, desestima el menor crecimiento de la economía y los ajustes a la baja de prácticamente todos los que pronostican en esta materia, excepto la Secretaría de Hacienda y Crédito Publico, para la que no tiene importancia el repunte del desempleo.

El subsecretario Fernando Aportela sostuvo ante senadores y diputados que la tasa de crecimiento económico se redujo de 3.5 a 2.7 por ciento debido a la influencia de la economía de Estados Unidos y por dos factores internos: el incremento del impuesto a las bebidas endulzadas y a los alimentos ricos en calorías, así como la baja en la plataforma petrolera de exportación. Pero la SHCP no toma ninguna medida consistente para paliar los efectos negativos de las nuevas disposiciones fiscales.

Por el contrario, a pesar de las sostenidas exigencias patronales, Luis Videgaray anunció a Joaquín López-Dóriga una propuesta para incorporar al régimen fiscal a taxistas, misceláneas y tortillerías, entre otros que ahora se encuentran en la vigorosa economía informal y que ocupa a más de la mitad de la población económicamente activa.

A la luz de los polémicos y contradictorios resultados de casi un semestre económico, no suena fuera de lugar declarar una “tregua fiscal” y así reactivar la economía del país, presentada por Andrés Manuel López Obrador, el principal líder de la oposición pero también el que desata las opiniones más encontradas.

Tienen razón Enrique Peña Nieto y el titular de Hacienda cuando juzgan como mediocre el crecimiento de la economía en los últimos 33 años, en 2.2 por ciento en promedio, pero no es remoto que entre el 2013 y el presente año el país no crezca más que en ese porcentaje.

En lo que acaso se equivocan es en que pueden tener éxito en las leyes secundarias de la reforma energética y en telecomunicaciones –“menos sexis”, dice el precoz jubilado de Nacional Financiera, José Ángel (de la dependencia) Gurría– ofreciendo un futuro mejor para cuando ya no despachen en Los Pinos y Palacio Nacional. Sobrestiman la capacidad de sacrificio nacional después de tres décadas de capitalismo salvaje, excluyente como ninguno de sus modelos previos, empobrecedor del trabajo y depredador de los recursos naturales.

No basta, como lo hizo Aportela y también lo hace su jefe, con jurar que la economía “está en un ciclo de recuperación”. Y menos aún cuando los legisladores le manifestaron su preocupación porque 8 mil 691 patrones dejaron el Instituto Mexicano del Seguro Social. El funcionario minimizó el hecho con que en empleo “cada enero hay una corrección a la baja” por los movimientos estacionales.

Más tardó en decirlo el subsecretario de la SHCP que la información del Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática colocarlo en su lugar, pues como reportó José Antonio Zúñiga: Dentro de una población económicamente activa menor a la de hace un año y un agravamiento del desempleo urbano, la tasa de desocupación el pasado mayo fue de 4.92 por ciento en promedio en todo el país, similar a la de 4.93 por ciento observada en el mismo mes de 2013, pero en términos desestacionalizados se situó en 5 por ciento.

Es decir, el optimismo oficial tiene poco sustento en un presente que no puede apuntalarse en el futuro, con reformas que hoy abiertamente reconoce el maestro en administración de empresas, no de países, fueron elaboradas “con el apoyo de la OCDE”.

Acuse de recibo

“También sucede que el mero hecho de tratar de defender derechos humanos causa desconfianza aun en las personas más cercanas. Me ha pasado que, conociendo a excelentes abogados de probada honestidad que defienden a trabajadores, cuando éstos tienen dificultades en sus empleos, y obviamente necesitan ayuda, rechazan que los refiera con estos abogados. Esto origina, creo yo, una parálisis y marginación social de las personas que sufren abuso ya sea laboral o social, volviéndose así todavía menor su índice de ‘seguridad humana’, como la llama Edgardo Buscaglia. Prefieren ‘lamerse solos’ que confiar en alguien que los ayude a salir del hoyo”. Lo anterior escribió Laura Cervantes R., sobre Altísima desconfianza entre los mexicanos (18-VI-14)… Norma Falcón Ruiz añade: “No hay confianza porque no existe gobernabilidad, por lo que debemos estar atentos con lo que prevalece y crece de la descomposición, referente a la violencia, inseguridad, robos, extorsiones y corrupción; a todo lo que da la falta de solvencia moral que se ganan los políticos y servidores públicos que mantienen conductas de simulación que nadie les cree”… Camisas azules, manos negras. El saqueo de Pemex desde Los Pinos, de la prácticamente exiliada Ana Lilia Pérez, es un libro de lectura obligada en tiempos de reforma energética del PRIAN.