viernes, 27 de junio de 2014

junio 27, 2014
URUGUA, 27 de junio.- Indignación, solidaridad y confianza. Indignación por la decisión de la FIFA de suspender a Luis Suárez por cuatro meses y prohibirle jugar por nueve partidos. Solidaridad con el futbolista por entender que la condena fue una especie de represalia contra todo el fútbol uruguayo. Y confianza, en la selección celeste para mañana, cuando usarán lo negativo como un impulso para cubrir con garra charrúa la falta de su mejor delantero.

Tras una noche de vigilia en espera de su regreso a Uruguay, a la que se sumó el presidente Mujica, Suárez aterrizó pasadas las cinco de la mañana y fue directamente a su domicilio (fotos: AFP)

Así reaccionó ayer Uruguay, los uruguayos. Los gobernantes y los gobernados. Los patrones y los obreros. Las mujeres y los hombres. Con esa sensación, cientos de hinchas fueron anoche al aeropuerto de Carrasco para esperar al delantero que se volvía con un Mundial inconcluso. Sin ganas de conversar con nadie, con el pedido de limitar el recibimiento a su padre.

La espera se hizo larga porque Suárez, expulsado de la concentración uruguaya en Brasil, volvía en vuelo privado, pero no había certeza del horario. Hubo versiones. Algunos, la gente del fútbol, dijo que no llegaba. Otros, cerca del gobierno, que estaba en camino, y que por eso el presidente José Mujica quiso ir a recibirlo. Los hinchas fueron con carteles, camisetas y banderas. Cantaron en apoyo a Suárez y alentaron a la selección. La gente armó una caravana para acompañarlo.


Algunos comenzaron a promocionar caretas para ponerse el día del partido, como para marcar la presencia del delantero en el Maracaná y en los lugares donde se junten uruguayos para ver el partido por TV. Otra movida que surgió a través de una convocatoria por Twitter fue la de hacer una cacerolazo en repudio de la FIFA y, efectivamente, alrededor de las 20, en algunos lugares se escuchó ruido.


Los medios de comunicación, las redes sociales, los ámbitos de trabajo y de encuentro fueron testigos de una fiebre futbolera que estalló con bronca por la decisión de la FIFA.


El presidente Mujica combinó esas sensaciones en breves declaraciones. Dijo que tenía confianza "en los muchachos" celestes. Eso fue luego de llamar por teléfono al DT, Oscar Tabárez, y transmitirle un mensaje de respaldo. "Sepan que todos estamos con ustedes", le dijo al entrenador. "Sabrán cómo salir adelante", agregó el jefe de Estado.


La ministra de Turismo y Deporte, Liliám Kechichian, lamentó la suspensión y se refirió también al obstáculo que la FIFA pone al trabajo de Suárez. "Él vive del fútbol, ama el fútbol y por cuatro meses no va a poder hacer nada. Me preocupa cómo lo ayudamos como persona", dijo. "Es buen jugador, buen muchacho, buen padre, ha construido una familia preciosa", añadió Kechichián. Mujica fue también en esa línea, con referencia al delantero: "Parece un chiquilín de barrio".


El gobierno tiene claro que no puede interferir en las acciones de la multinacional privada que organiza el Mundial. Pero igual expresó su malestar. "Fue de una dureza desmedida", dijo la ministra sobre la suspensión. A nivel político, dirigentes de todos los partidos se expresaron en el mismo sentido: apoyo al futbolista, bronca por la sanción y deseos de que el sábado sea una fiesta celeste.

Mónica Xavier, presidenta del Frente Amplio, dijo: "Inglaterra e Italia no perdonaron lo que les pasó. Brasil tiembla con la Celeste en sus canchas. La suspensión fue un linchamiento del siglo XXI".


Chiellini y un toque de humor

Antes de conocerse la sanción a Suárez, Giorgio Chiellini se permitió una humorada: sacarse, sonriendo, una foto con una empleada del hotel que lo está mordiendo en un hombro... (Nelson Fernández para Cancha Llena)