viernes, 27 de junio de 2014

junio 27, 2014
Manuel Francisco Lizarraga López

Tal parece que en el tiempo se extravía, la valiente intención de desterrarla.

Convertida en redentora del canalla, quien prefiere hacerla suya antes que acabarla. 

Su muerte ha sido siempre anunciada, ella aferrada a la vida se alimenta de la voracidad insaciable de la escoria, para convertirla en compañera cotidiana de sus actos.

Asesina de la dignidad y la conciencia, hoy se señorea con premeditada alevosía para atrapar al sediento de la riqueza mal habida. 

Que nadie niegue su presencia, mas al contrario admire su belleza, y el embrujo que contagia al más sereno para atraparlo y arrastrarlo muy sumiso hasta el obscuro mundo del desprecio.

Sí, es ella, la corrupción; alaben su insolente presencia que al fin y al cabo vamos perdiendo la conciencia.

lizarragamf@live.com.mx