domingo, 11 de mayo de 2014

mayo 11, 2014
Eduardo Ibarra Aguirre / Utopía 1390 / 12-V-14

Valentina Rosendo Cantú, Inés Fernández, Miriam López, Verónica Razo, Claudia Medina, Italia, Edith Rosales y otras valientes mujeres son sobrevivientes a la tortura sexual, porque otras fueron asesinadas y hasta desaparecidas, y por ello pueden sumar esfuerzos con los centros de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y de la Montaña Tlachinollan, así como la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos y Asociadas por lo Justo, en torno a la iniciativa “Rompiendo el silencio, todas juntas contra la tortura sexual”, a realizarse del 5 de mayo al 25 de noviembre.


Con la jornada de denuncia y reflexión buscan informar sobre lo que consideran “el patrón sistemático de la tortura que enfrentan las mexicanas detenidas por agentes policiales, militares o marinos”, también “generar lazos de solidaridad” con casos similares para que las víctimas levanten la voz.

El objetivo es evidenciar que la “tortura y la represión contra ellas representan un mecanismo de control que ejecuta el Estado”. Algunas víctimas señalan que decenas de mujeres han sido sometidas a estos maltratos. Nuestros casos son distintos, aseguran, pero cuando lo narramos parece que nos hubieran detenido y torturado las mismas personas, lo que demuestra que “se trata de una estrategia”.

Para Javier Hernández Valencia, representante en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “la violencia sexual nunca es un error, un desliz ni tiene nada de casual”, pues ninguna autoridad se equivoca cuando abusa de una mujer. Y ello demuestra “la imposición de un sistema patriarcal para disponer de las mujeres”, porque la tortura sexual revela la “impunidad machista” con la que la sociedad y el gobierno aceptan la violencia hacia las féminas.

El abanico de las prácticas represivas contra las mujeres va desde detenciones arbitrarias, insultos, golpes y humillaciones, hasta la violencia física y sexual, documentadas en la última docena de años de “compromisos incumplidos”, con los excepcionales casos de Valentina Rosendo Cantú e Inés Fernández ganados ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Mas la impunidad es la constante y los gobernantes hacen soporíferos discursos sobre el estado de derecho, que más bien pareciera de derecha, mientras la impartición de justicia sigue pendiente.

La impunidad es el obstáculo principal para combatir esta tragedia. También una garantía para la repetición de esta inaceptable violación al derecho humanitario.

Para dar a conocer la iniciativa de las valientes mujeres, el escenario fue muy bien seleccionado, el aniversario número ocho de los operativos policiacos del 3 y 4 de mayo de 2006 en San Salvador Atenco, estado de México, cuando fueron sexualmente violentadas 47 mujeres por elementos de la entonces Policía Federal Preventiva y la Agencia de Seguridad Estatal, 11 de las cuales litigan con éxito su caso en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, sin aceptar las dádivas que les ofrece el gobierno “para un arreglo amistoso”.

Ellas advierten que si bien la tortura es una práctica que busca acallarlas, “no será una causa para amedrentar sus luchas”. Puntualizan que el Estado mexicano sigue utilizando la tortura sexual como una estrategia para obtener confesiones y obligar a las personas a no desmentir a las fuerzas de seguridad.

La impunidad es la mejor garantía de repetición para este grave abuso a las garantías individuales de las mexicanas, además del principal obstáculo que encuentran las violentadas sexualmente para defender sus más elementales derechos constitucionales.

Acuse de recibo

El ingeniero Luis Enrique Torres Prieto opina sobre Tortura, una práctica generalizada (9-V-14): “Yo agregaría que nuestra indolencia nos conduce a la depresión, al masoquismo y a la exterminación como país”… Otro mensaje: “Felicidades tocayo,  avanti. Eduardo Daniel Jiménez González,  abogado de campo”… Alejandro Mújica Montoya sobre Discurso dedicado a Alfonso Cuarón (7-V-14): “(…) la vía para llegar a la cámaras de todos esos ‘legisladores’ tipo Pencina, es la cómoda representación proporcional, (…) no están ahí por voluntad popular sino por el dedazo de las cúpulas grilleriles. De modo que flaco servicio nos hacen al autonombrarse nuestros representantes. Y en cuanto a la desafortunada expresión del senador de marras en el sentido de que la crítica de Cuarón era nomás cine y no realidad, le contesto con palabras del notable sociólogo gringo Wright Mills que esos realismos son ‘realismos chiflados’ que resultan tan peligrosos como los que padecía Hitler”… Dice la médica Abigali Bello G.: “(…) he leído en internet el alcance de sus opiniones e influencia y estoy asombrada, lo publican en muchas partes del país y del mundo, vi incluso un trabajo en el que me mencionó de un periódico digital en Argentina. Aún no me recupero de eso. No sé ni cómo describir lo que siento, para acabar pronto, no he podido ni llorar de la impresión y no exagero”.