miércoles, 14 de mayo de 2014

mayo 14, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez | 14-V-14

Poco se sabe de ellos. No están en el imaginario colectivo. No ocupan frecuentemente espacios en medios de comunicación. Y la información es tan nebulosa que se aprovechan de ello para esconderse. 


En el paisaje tamaulipeco de violencia y debilidad institucional —cada vez peor desde hace por lo menos dos décadas— un grupo se ha distinguido en las últimas semanas por ser particularmente sanguinario. Son Los Metros.


Se trata de un grupo interno del Cártel del Golfo, originalmente asignado a controlar la plaza fronteriza de Matamoros, pero que a últimas fechas es visto como aspirante a constituirse en un cártel por sí mismo.

Los enfrentamientos entre criminales en Tamaulipas se habían dado hasta mediados del sexenio de Felipe Calderón entre el Cártel del Golfo y Los Zetas, éstos últimos escindidos del primero.

Originalmente Los Zetas fueron formados con ex militares de grupos de fuerzas especiales y con ex policías federales y estatales. Rápidamente sembraron el terror con sus prácticas violentas.

Según información de especialistas independientes y observadores, para enfrentar la amenaza de Los Zetas separados de su seno, los del Golfo crearon tres grupos: Los Metros en Matamoros, Los Lobos en (Nuevo) Laredo y Los Rojos en Reynosa (nótese la coincidencia entre la letra inicial del nombre del grupo y la de la plaza a su cargo).

A través de los años, tras la captura de Osiel Cárdenas y las subsecuentes detenciones de sus sucesores, surgieron las pugnas entre los tres grupos. Los Metros se agrupaban en torno del liderazgo de José Eduardo Costilla El Coss y rivalizaban con familiares de Osiel Cárdenas que controlaban a Los Rojos.

La disputa se intensificó tras la muerte de Antonio Cárdenas Guillén Tony Tormenta en 2010 y con la detención de El Coss en 2012. La violencia más reciente en la zona norte del estado es atribuida a la pugna entre ellos, con el fortalecimiento de Los Metros al grado de que comienza a considerársele una organización criminal independiente, aprovechando la falta de una cabeza fuerte en el Cártel del Golfo.

Mientras tanto, prosiguen su lucha sangrienta contra Los Zetas en todo el estado, especialmente en la zona sur Altamira-Tampico-Madero en fechas recientes.

La virtual guerra civil entre los grupos criminales no ha sido exclusiva entre ellos, como suele parecer si sólo se ven los partes gubernamentales sobre la violencia. El resultado ha sido una ciudadanía indefensa, víctima de secuestros, desapariciones y extorsión, que ha tenido que optar por el silencio ante la inoperancia, por decir lo menos, de las instituciones de gobierno estatales y municipales.

Cuatro administraciones estatales han sido rebasadas. El gobierno de Enrique Peña Nieto decidió aplicar un programa especial para ese estado. Lo intentaron Vicente Fox y Felipe Calderón sin éxito. La tarea se ve monumental. No hay garantías.

SACIAMORBOS

El zar significó reconocer que no servía el gobernador. En Tamaulipas, el gobierno federal da espaldarazo al mandatario local: no le puso zar.