sábado, 10 de mayo de 2014

mayo 10, 2014
Armando "Catón" Fuentes Aguirre

Ignarito, adolescente que cursaba la escuela secundaria, fue reprobado por la maestra de la clase de Educación Sexual. Cuando se enteró de la calificación que había obtenido -un 5- Ignarito les dijo con enojo a sus amigos: "La maestra de Educación Sexual me reprobó injustamente. Pero me las va a pagar: cuando la vea le voy a dar una patada en los testículos". Un chofer iba con su vehículo por la carretera. Transportaba una tonelada de explosivos. De pronto advirtió que los frenos le habían fallado. Su camión iba a gran velocidad, pendiente abajo, y el hombre trató de saltar para salvarse. No pudo hacerlo: el cinturón de seguridad se le trabó. Desesperado sacó una navaja que solía llevar el el bolsillo, al tiempo que maniobraba desesperadamente con el volante para evitar irse al voladero. Logró penosamente cortar el cinturón, y una vez que se vio libre quiso abrir la puerta para saltar. La puerta se había atorado; no la pudo abrir. Intentó romper con el extinguidor de la cabina el vidrio de la ventanilla a fin de salir por ahí: el extinguidor dejó escapar su contenido y lo cegó. El camión se estrelló contra una roca e hizo explosión. El infeliz chofer salió volando por el aire. En su caída se asió a la rama de un árbol. La rama se quebró. Cayó al abismo y se agarró a una piedra. La piedra se soltó. Iba a rodar al precipicio, pero vio una grieta en la roca y se aferró con desesperación a ella. Luego, penosamente, fue escalando la pared vertical de la montaña hasta que consiguió llegar a lo alto. Ahí por poco lo iba a atropellar otro vehículo que pasó, raudo. El padre Arsilio, que había visto todo aquello, abrazó lleno de emoción al tipo. "¡Hijo! -exclamó-. ¡Te salvaste, gracias a Dios!". "Vamos a precisar, padre -replicó, hosco el individuo-. Me salvé gracias a la grieta. Las intenciones del Señor en relación conmigo eran bastante claras". Le dijo un tipo a otro: "Yo hice el amor con mi mujer antes de casarnos. ¿Y tú?". Contesta el otro: "Yo también, pero no sabía que se iba a casar contigo". El PAN está en crisis. El PRD está en crisis. El PRI es el único partido que se ve pimpante, rozagante, boyante, arrogante y dominante. Se advierte en él la misma unidad monolítica y la misma fuerza que tuvo en sus buenos tiempos, malos para la democracia y el país. En efecto, una república en la que un solo partido predomina está en peligro. Los conflictos internos que afrontan el PRD y el PAN pueden hacer que el PRI vuelva a ser otra vez la aplanadora que ayer fue. Por medio de la presente, entonces, exhorto con los más a vivos acentos los panistas y a los perredistas a que resuelvan sus respectivas crisis y salgan de ellas fortalecidos y en unidad, de modo de no dejar al PRI sin un balance o contrapeso que lo acote. No digo esto por partidarismo: a ningún partido pertenezco, y por ninguno siento preferencia. Pienso, sin embargo, que la existencia de un partido todopoderoso junto a otros débiles disminuye las posibilidades de un ejercicio democrático real y valedero. El PRI, con los demás partidos, puede hacer mucho bien. El PRI, sin los demás partidos, puede hacer mucho mal. Carajo, columnista: tus últimas palabras sonaron como las de un magister sabelotodo y campanudo. ¿No te estarás volviendo intelectual? Ea, deja ya de pontificar y ve por la florida senda del humor, que cuadra más con tu talante y tu temperamento. Un individuo entró en una cantina. Llevaba con él un avestruz hembra atada al cuello con una cadenita. Pidió una copa y la bebió sin decir palabra, y luego otras dos más, que apuró igualmente  en silencio. El tabernero le preguntó, intrigado: "Oiga, amigo: ¿y esa avestruz?". Respondió, hosco, el sujeto: "Le contaré la historia. Ha de saber usted que la naturaleza me dotó pobremente en la región correspondiente a la entrepierna. Cinco de canela, y mal despachada, como decían antes las mujeres de vida airada para aludir a un hombre de escaso atributo varonil. Me sucedió hace días que iba yo caminando por la playa y las olas depositaron a mis pies una lámpara de forma extraña. La froté para limpiarla, y de la lámpara salió un genio de oriente que me dijo que me concedería un deseo. Yo le pedí una polla grande. Sírvame otra copa, por favor". FIN. (Milenio)