miércoles, 23 de abril de 2014

abril 23, 2014
MÉXICO, 23 de abril.- La crisis global de la Iglesia católica ya se refleja en México. Encuestas revisadas por El Universal indican que en poco más de una década el número de personas declaradas no católicas creció en al menos ocho puntos porcentuales: en 2000 representaban 12% de la población; en 2010 la cifra creció a 17% y hoy alcanza 20%


En días santos, los hoteles suelen estar más llenos que las iglesias. Gran parte de los mexicanos encaran estos días más como vacaciones que como fiestas religiosas, pese a que la mayoría de ellos siguen reconociéndose católicos. “No son días de vacaciones, eso es una gran mentira, puedes hacerlo en cualquier otra etapa, pero ahora es un momento de arrepentimiento”, dice vehemente Gabriela Saldaño, feligresa católica de la Iglesia de Belén, en el centro de la Ciudad de México. Es domingo y apenas unas 40 personas asisten a misa de 11.

La crisis global de la Iglesia católica salpica al país, y hoy sabemos que entre 19 y 23 millones de mexicanos ya no son católicos, de acuerdo con diversas encuestas consultadas por este diario. Esto significa que actualmente 20% de la población ya no profesa esta religión, mientras que en el año 2010 era 17%, lo que nos habla de un crecimiento de 3 puntos de quienes han abandonado la fe católica en los últimos tres años.

La más reciente Encuesta Nacional de Cultura y Práctica Religiosa, que presentó en diciembre de 2013 el Instituto Mexicano de la Doctrina Social Cristiana (Imdosoc), indica que ocho de cada 10 mexicanos se consideran católicos, es decir, unos 89 millones, mientras que 23 millones profesarían otra religión o ninguna.

En tanto que la última encuesta sobre confesiones religiosas elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 2010 refleja que 19 millones y medio de mexicanos ya no son católicos, es decir, 17% de la población en ese momento. Esta cifra creció en 5 puntos respecto a una década antes, cuando sólo 12% de los ciudadanos no profesaba el catolicismo.

Datos de la más reciente encuesta del Latinobarómetro, presentada este abril en Chile, va en este sentido, pues asegura que entre 1995 y 2014 el número de fieles católicos se redujo 13% en América Latina, lo que representa una tasa de disminución de 0.7% por año. Este sondeo coincide con el Imdosoc en el sentido de que 21% de los mexicanos ya no son católicos.

De esta forma todo parece indicar que el “México, siempre fiel”, al que apeló el Papa Juan Pablo II, se ha vuelto heterogéneo.

“La Iglesia católica fracasa por no tener una propuesta para sus fieles, ha perdido la eficacia simbólica. Un feligrés tiene que tener la conciencia o la fe de que esta propuesta es susceptible de transformar la realidad, si no tiene esa convicción se va a su casa, a otra propuesta religiosa, o simplemente usa la institución como una agencia de servicios, es decir, nace un niño, lo bautiza, o si la jovencita cumple 15 años le hace una misa”, explica el antropólogo de la religión Elio Masferrer.

Cristianos, los que más avanzan

Los cristianos evangélicos, con sus diferentes iglesias y escuelas —protestantes históricos, pentecostales o neopentecostales, entre otros— avanzan a ritmo frenético. Aunque llevan casi dos siglos en el país, se consolidaron en los últimos 40 años como la alternativa mayoritaria al catolicismo apostólico romano, y sólo entre 2000 y 2010 se sumaron más de 3 millones de personas, superando los 8 millones de fieles; aunque ellos aseguran que son cerca de 25 millones.

“México ya se cansó de religión, lo que quiere es espiritualidad, experimentar la presencia de Dios. El Evangelio no es religión, es una relación con Dios. Si uno experimenta a Dios dentro de sí, no necesita llevarlo colgado o tenerlo en la pared”, resume el pastor Arturo Farela, presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice). Para él, la religión católica “está muerta, con tradiciones que secan el alma”.

Farela fue católico hasta los 22 años, cuando su ahora esposa lo invitó a acercarse a un culto. Allí, con sólo tres minutos de oración, asegura que sintió por vez primera a Dios. Desde entonces dejó el alcohol y se instruyó en el estudio de la Biblia. En 40 años no ha recaído.

El éxito de las iglesias cristianas-evangélicas radicaría en que, aun creyendo en Cristo como los católicos, no mantienen una estructura de jerarquías y no delegan en los sacerdotes su relación espiritual.

“La Iglesia católica dice: ‘Pórtate bien e irás al cielo’. Nosotros no estamos esperando morir para ser bendecidos, tú vas a disfrutar del cielo desde la Tierra”, comenta Farela.

Las iglesias evangélicas tienen presencia en todo el país, pero una mayor penetración en los estados del sureste —Oaxaca, Chiapas, Campeche, Tabasco y Quintana Roo— y del norte —Baja California, Tamaulipas, Chihuahua—.

En Chiapas, los católicos son menos de 60% de la población, y esto acarrea frecuentes disputas en algunos municipios.

Testigos de Jehová, más que en EU

En las ciudades tampoco son bien vistas las disidencias. Mayra Márquez es testigo de Jehová y desde pequeña tuvo que aguantar el escarnio de compañeros y profesores cada vez que se negaba a hacer el homenaje a la Bandera en la escuela. Sus diferencias se complicaron en la adolescencia, con las fiestas y el primer novio, de credo diferente. Ahí reafirmó las creencias que le habían inculcado sus padres y decidió bautizarse como testigo de Jehová, un acto que no hacen desde bebés sino cuando pueden elegir con conocimiento de causa. Ahora, a sus 33 años, está casada con otro testigo y tienen dos hijas —de seis y cuatro años— a las que educan en su fe. Asegura que ya hay más apertura en las instituciones, pero hay que explicarles a sus pequeñas por qué no celebran Navidad, Año Nuevo, Semana Santa o Pascua de Resurrección.

Puerta a puerta, los testigos de Jehová han ido expandiendo su doctrina por el mundo, de tal manera que México ya supera a Estados Unidos —país de origen— en número de creyentes, con más de un millón y medio en 2010, medio millón más que una década antes. La mayoría de los conversos vienen de la religión católica.

Para el esposo de Márquez, Gerardo, la diferencia está en que “cuando la gente va a la Iglesia escucha un sermón que no puede aplicar en su vida, nosotros tratamos de aplicar los principios bíblicos a la vida personal”.

El Papa Francisco, en la homilía del Miércoles de Ceniza que da inicio a la Cuaresma, hizo una autocrítica: “La Cuaresma es una invitación a volver a Dios, porque algo no va bien en nosotros, en la sociedad, en la Iglesia, y tenemos necesidad de convertirnos”.

“Lo que está en crisis no es la fe, muchos no creyentes sí lo son, pero se hartaron de una Iglesia corrupta, pedófila, transa. Y buscan nuevas formas de espiritualidad, desde iglesias evangélicas hasta new age”, dice Masferrer.

Sólo 5%, sin religión

Aunque cada década hay más gente que no cree, como revelan las encuestas del Inegi, sólo 5% de los mexicanos se declaró sin religión en 2010. Milton Cruz es uno de ellos. Educado hasta la universidad por los hermanos lasallistas, a medida que crecía fue dejando de creer porque la misma Iglesia católica “no lleva puesta la camiseta de su doctrina. Cuando me empiezo a enterar de todo lo que hay detrás de la Iglesia: la pederastia, que la gente es católica de fachada, me doy cuenta que la religión es un negocio. No sé si haya algo superior, pero no creo que sea una imagen, ni un solo Dios omnipotente, llámese Jesucristo, Alá o Jedi”, explica este ingeniero civil capitalino.

Musulmanes, avance continuo

Alejandra del Palacio creció en una familia católica de clase media y se interesó por el Islam cuando estudiaba Ciencias Políticas. Su primer acercamiento fue por curiosidad académica, pero a medida que estudiaba el Islam y se integraba en la comunidad descubrió una espiritualidad que no encontraba en el catolicismo.

Ahora tiene 12 años como musulmana y entiende el islamismo como “una forma de vida”. Reza cinco veces al día orientada a La Meca y sus preceptos son los cinco pilares básicos de su religión: que Alá es el único Dios, la oración, los 30 días de ayuno diurno durante el Ramadán, el Zakat o diezmo social y la peregrinación a La Meca una vez en la vida, que todavía no ha hecho.

Respecto a la cerrazón del Islam, Alejandra discrepa: “Hay cosas que no son de la religión, sino de la cultura. Por ejemplo, el uso del velo, que en el Islam es para proteger a las mujeres, aquí causa el efecto contrario, la gente te ve más; yo decidí llevarlo sólo a veces”.

La comunidad musulmana en México es pequeña, sólo 3 mil 760 fieles según el censo del Inegi de 2010, aunque ellos aseguran que son muchos más. La propia Alejandra reconoce que no declaró su fe ante los encuestadores. Pero pese a esas cifras conservadoras, son más del doble que 10 años antes, cuando eran mil 421, es decir, que en porcentaje sería la religión que más ha crecido en el país.

“¿Qué es lo que quieren los jóvenes? Ya se brincaron las bardas”, espeta Mayra Ayuso, profesora universitaria de sicología. De familia católica no practicante, a los 17 años se acercó a la Iglesia buscando consuelo espiritual y se entregó a la comunidad haciendo misiones con jóvenes de la calle. Hoy, a sus 46 años, sigue trabajando con chicos marginales a través de la evangelización católica.

Comparte grupo con Gabriela Saldaño en la Iglesia de Belén. “Ahora la gente no conoce a Dios, no ora (...) hay demasiados vicios, la sexualidad desatada. ¿Que dicen que hay pederastia en la Iglesia? Yo les pregunto: ¿Cuántas violaciones hay en su familia y no las denuncian? Por un sacerdote pecador, hay uno santo. Dios lo puso ahí por algo”, alega.

Ante la pregunta del avance del cristianismo evangélico protesta: “Los cristianos fueron malos católicos, se van porque no cumplieron los preceptos de Dios”.

La religiosidad no desaparece, se recompone. De la mayoría católica, sólo una minoría la practica con regularidad. Otros acuden por costumbre o cuando necesitan ayuda, o lo hacen desde prácticas abigarradas donde se suman tradiciones católicas y paganas.

Espiritualistas, en retroceso

Una de las iglesias originalmente mexicana que recoge las estadísticas del Inegi es la Espiritualista Trinitaria Mariana. Aunque sus fieles se reconocen católicos y tienen como pilar la Santísima Trinidad, integran las tesis del Padre Elías, un sacerdote mexicano que presumía de hablar con Dios y con los muertos a través de la clarividencia o el médium. La Iglesia Espiritualista es ecléctica y armoniza creencias prehispánicas con tradiciones judeocristianas. Su piedra angular es la sanación de enfermedades físicas a partir de rezos y limpias. La gente que llega a sus templos suele ser católica.

La hermana María Lucina López dirige desde hace décadas uno de estos templos. Hasta los 44 años fue monja pero después de varias embolias se encomendó a una de estas curaciones y sin moverse de su cama mejoró. Cuarenta años después dirige el templo de la colonia Peralvillo en perfecto estado físico, pese a su avanzada edad.

Las estadísticas indican que esta iglesia ha perdido la mitad de adeptos en la última década. Para Masferrer se trata sólo de la manera de recoger la información que los computa como católicos. La hermana Lucina se reconoce como tal y en Semana Santa seguirá los ritos de la Pasión de Cristo. “Los católicos mexicanos tienen mil maneras de serlo, hay un abigarramiento”, concluye el experto. (Majo Siscar para El Universal)