domingo, 6 de abril de 2014

abril 06, 2014
MADRID, España, 6 de abril.- Los húngaros, que han acudido este domingo a las urnas, ha garantizado otros cuatro años en el poder para el primer ministro Viktor Orbán según muestran los primeros resultados escrutados. Unos datos que también apuntan buenos resutaldos del partido de ultraderecha Jobbik que pugnará con el bloque de izquierdas como la fuerza política mayoritaria en Hungría.

El conservador Orbán, del partido Fidesz, ganó las elecciones húngaras con el 48% de los votos.

Con el 87% de los votos escrutados, el partido del controvertido primer ministro, Viktor Orbán, tiene una ventaja de casi 20 puntos porcentuales sobre el bloque opositor de izquierdas, que obtiene un 25.5%, delante del extremista de derechas Jobbik, con el 20.1%.


Los ecologistas del LMP obtiene el 5.1% de los votos, con lo que justo entrarían en el Parlamento de Budapest al superar el umbral mínimo del 5% por ciento de acuerdo a una nueva ley electoral que modifica el número de escaños en el Parlamento de Budapest, baja de 386 hasta 199, y establece que las elecciones se realizan en una sola vuelta.

Según datos oficiales de la Oficina Nacional Electoral (NVI) la participación en las elecciones ha sido del 60.3%, unos cuatro puntos porcentuales menos que en los comicios de hace cuatro años.

Ascenso de la ultraderecha

En los resultados, también destaca el ascenso del partido ultraconservador Jobbik, acusado por las voces más críticas de antisemitismo contra la población romaní y judía. En algunas circunscripciones de provincias del este del país, el Jobbik se ha colocado incluso por delante del bloque de izquierdas, que a su vez parece conquistar más de la mitad de las circunscripciones en la capital.

De este modo, Jobbik se pone codo con codo con la izquierda para convertirse en la segunda fuerza política del país, un avance muy sorprendete para un partido que logró sus primeros escaños hace solo cuatro años.

El partido ha prometido crear trabajos, ser inflexible con el crimen, renegociar la deuda del estado y celebrar un referéndum sobre la pertenencia a la UE.

Su repunte en estos comicios, será observado por lupa para encontrar pistas sobre el papel que jugarán los partidos de corte de ultraderecha nacionalista en las elecciones europeas del mes que viene.

“Estoy seguro de que daremos una sorpresa”, ha dicho el líder del partido, Gabor Vona, al depositar el voto en su ciudad natal acompañado de su mujer y su hijo.

Hacia 8 años de gobierno conservador

"Todas las dudas se desvanecieron: ganamos", ha manifestado el primer ministro en una primera reacción en la que ha agregado que la victoria ha sido "contundente".

Se trata sin duda de una victoria arrolladora del Fidesz, aunque con ocho puntos porcentuales menos que hace cuatro años, cuando logró el 52.7% de los votos. El nuevo mandato de cuatro años será el tercero del primer ministro conservador, de 50 años de edad, tras la legislatura pasada y la del período de 1998-2002.

Orbán ha protagonizado múltiples disputas con la Unión Europea e inversores extranjeros centradas, especialmente, en las medidas que han recortado los ingresos para los bancos del país, mayoritariamente administrados por entidades extranjeras, empresas de telecomunicaciones y eléctricas.

Sin embargo, muchos húngaros ven en él a un defensor del interés nacional que ha prometido seguir su línea política con la reelección y a otros les congratula el hecho de que bajo su Gobierno de centro derecha los impuestos y las facturas de la luz han bajado.

En los últimos cuatro años, las políticas de Orbán han estado marcadas por la nacionalización del sistema privado de pensiones, la imposición de durísimos “impuestos de crisis” a las grandes empresas y una refinanciación de las hipotecas según la cual la mayoría de los bancos, de origen extranjero, tenían que pagar.

Ante este precedente, la comunidad empresarial espera que Orbán siga adelante con un plan para transferir grandes partes de la banca en manos húngaras e imponer más gravámenes a las empresas de energía extranjeras.

Más impredecibles son las políticas que se podrían aplicar sobre el florín húngaro, sobre todo si el banco central, dirigido por un estrecho aliado de Orbán, se decide por recortar los tipos de interés sobrepasando mínimos históricos, lo que mantiene el nerviosismo en los mercados globales. (rtve.es)