domingo, 27 de abril de 2014

abril 27, 2014

Don Manuel Domínguez Elizalde, reaccionario ciento por ciento, visitaba una vez a dos amigas suyas y, rodando la conversación de asunto en asunto, vino a tratarse de la muerte de Juárez, acaecida no hacía entonces mucho tiempo. Una de las damas opinó que al fin y a la postre, don Benito debió salvarse: porque habiendo sido educado cristianamente, no debió faltarle a la hora del tránsito un buen punto de contrición, lo cual, como bien se sabe, basta para librar del infierno al pecador más empedernido.

--"Bueno, bueno, --dijo don Manuel-- todo eso que Ud. dice es muy piadoso y puede que sea cierto; pero yo le aseguro, amiga mía, que a estas horas el Benemérito está en tierra caliente".