jueves, 17 de abril de 2014

abril 17, 2014
Armando "Catón" Fuentes Aguirre

El maestro les pidió a los niños que dijeran el nombre de un vegetal que hace llorar. Contestó Pepito de inmediato: "La papa". "No, Pepito -lo corrigió el profesor-. Es la cebolla. La papa no hace llorar". "¿Que no? -replicó el muchachillo-. Deje que un pitcher de beisbol le tire con una papa grande un strike en los éstos, a ver si no se suelta llorando"... El señor que pasó a mejor vida tocaba el saxofón en una orquesta. Antes de morir le pidió a su esposa que llevara el instrumento a su sepelio. Dijo la señora mientras caminaba cargando el saxofón: "Qué ocurrencia la de Euterpio. ¡Menos mal que no tocaba la tuba!''... Impericio, galancete con humos de Tenorio, se entusiasmó al ver la respuesta de la chica a sus maniobras amorosas: tan pronto le dio un besito en la oreja -lugar que según había leído contenía mucho potencial erótico- ella empezó a respirar agitadamente. "Se equivocaron mis amigos -le comentó Impericio a la muchacha-. Me dijeron que soy inexperto en el amor, y que tú eres muy fría. Y mira cómo te he puesto en dos minutos''. "No se equivocaron -respondió ella-. Eres inexperto y yo soy fría. Lo que sucede es que tengo asma''... Reflexionaba una dama de exuberante región glútea: "¡Qué sabia es la naturaleza! ¡Cuando llegamos a la edad de estar más tiempo sentadas nos dota de un cojín más cómodo!''... Aquel señor, practicante de yoga, se quejaba de traer siempre los pies fríos. "No sé qué me sucede -ponderó-. Cuando me pongo de cabeza la sangre se me va al cerebro, y sin embargo cuando estoy en posición vertical la sangre no se me va a los pies''. Le contestó su esposa: "Es que tus pies no están vacíos''... El sacerdote amonestaba a la muchacha de cascos ligerísimos. "Lo que deberías hacer, Coscolinia -le dijo-, es pensar en el más allá''. "Pienso mucho en eso, padre -respondió ella-. Cuando estoy con un hombre siempre quiero que llegue más allá''... Una chica mexicana fue a estudiar en una universidad de Estados Unidos en la cual había jóvenes protestantes y judíos. "¡Esto es fantástico! -le puso, entusiasmada, un mensaje a una amiga-. ¡Los chavos usan pantalones tan apretados que puedes decir cuál es su religión!''. (No le entendí)... El PAN está atravesando por una de las crisis morales más graves de su historia. Olvidados los valores y principios que en Acción Nacional puso Manuel Gómez Morín y quienes lo acompañaron en los comienzos de esa "brega de eternidad", el partido blanquiazul ha caído en los mismos vicios que ayer tanto reprobó, y los ha corregido y aumentado. El asunto de los llamados "moches" es sólo uno entre los numerosos y variados modos de corrupción en que han caído los panistas de nuevo cuño. Ninguna sanción hay para quienes incurren en esas desviaciones, lo cual hace pensar que la conveniencia política se pone por encima de la ética. En tratándose de corruptelas nada distingue ahora al PAN de los demás partidos. Parece que la búsqueda de dinero fácil es hoy la principal ocupación de no pocos panistas que ocupan cargos de representación o autoridad. En otros tiempos el hecho de pertenecer a Acción Nacional era una garantía de decencia. No existe ya esa idea. Ciertamente hay en las filas del PAN mujeres y hombres honestos. Por ellos metería yo en el fuego las manos de mi mejor amigo. Pero son la excepción, y no la regla. Si se compara al PAN con los demás partidos bien puede decirse ahora, con tristeza, aquello de "igual el pinto que el colorado"... A aquella chica le decían "La gripe". Todos la habían tenido...  Le preguntó un señor a su amigo: "Cuando tu hijo salga de la universidad ¿qué será?". "Anciano" -contestó mohíno el otro... La señora se desesperaba porque su perro se salía de la casa y luego debía ella buscarlo gritando su nombre por todas las calles de la colonia. Fue a la consulta de un veterinario y éste le dijo: "Acabo de recibir unos silbatos que usan los cuidadores de toros en España La frecuencia auditiva del sonido que producen esos silbatos es tal que nada más lo pueden escuchar los astados y los perros. Con ese silbato puede usted llamar a su perrito sin que nadie más lo oiga''. Aquella misma noche la señora salió a la puerta e hizo sonar el silbato. Asomó su marido y preguntó: "¿Quién estará pitando a estas horas?''... FIN. (Milenio)