miércoles, 19 de marzo de 2014

marzo 19, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez / 19-III-14

El diagnóstico que llegó al escritorio del presidente Enrique Peña Nieto no pudo ser más devastador para el doctor Manuel Mondragón y Kalb, hasta hace unos días comisionado Nacional de Seguridad:

Hablaba de una Policía Federal carcomida por la corrupción desde el sexenio pasado que esta administración no había sido capaz de empezar a revertir después de 15 meses en el cargo.

Miles de elementos a quienes, máximo, se podía pedir que fueran a trabajar e hicieran presencia, porque no daban para más. 


Cuerpos de élite —antidrogas, antisecuestros, cibernéticos— incapaces de realizar operativos contra objetivos certeros.


Mandos medios y superiores tomados por herederos del polémico ex titular de esa dependencia, Genaro García Luna, que habrían logrado copar al comisionado nacional.

Su “número dos”, quien fungía oficialmente como comisionado general de la Policía Federal, Enrique Francisco Galindo Ceballos, y que fue además su enviado especial a Michoacán, no era muy bien visto en varias dependencias del gabinete de Seguridad, donde se sospechaba de su desempeño administrativo.

Del doctor Mondragón se decía que era un hombre formidable para tener casi 79 años de edad, que se mantenía con inusuales fortaleza y lucidez pero que —metáfora automovilística— se trata de un modelo clásico que ya no corre a la velocidad que le demanda la generación en el poder.

El exitoso tándem que han conformado los secretarios de Marina y Defensa, el almirante Vidal Soberón Sanz y el general Salvador Cienfuegos Zepeda, no logró entendimiento, coordinación ni confianza con la Policía Federal al mando del doctor Mondragón.

Había también un problema de estrategia: el diagnóstico señala que la Comisión Nacional de Seguridad parecía estancada en un modelo mediático de combate a la criminalidad (más cercano al método empleado en el sexenio del presidente Felipe Calderón) por encima del plan de golpes quirúrgicos (las capturas de Joaquín El Chapo Guzmán Loera y Nazario Moreno González El Chayo son ejemplos) que la actual administración se propuso desde un inicio.

El líder del gabinete de Seguridad, el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, recibió la solicitud de las Fuerzas Armadas y la respaldó.

El contraste de los resultados recientes del tándem Marina-Defensa para El Chayo y Marina-PGR-Defensa-DEA para El Chapo con los de la Comisión Nacional de Seguridad fueron el digestivo.

SACIAMORBOS

Cuentan que el narco más buscado en Michoacán tiene dos maneras de resguardarse del alcance federal: cuando está en zonas urbanas —particularmente en Tumbiscatío y Apatzingán— se rodea de un comando de unos cincuenta hombres muy bien armados; pero cuando deambula por las zonas rurales —la sierra de Tierra Caliente, por ejemplo— suele ir acompañado de una sola persona, echando mano de disfraces que causarían gran sorpresa.