jueves, 20 de marzo de 2014

marzo 20, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez / 20-III-14

Andrés Manuel López Obrador estaba hospitalizado cuando en uno de los mítines de su movimiento varios asistentes atestiguaron un berrinche y una fisura:

Martí Batres Guadarrama, el dirigente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), abandonó el templete iracundo y sin esperar a su vehículo y chofer, se subió a un taxi y se fue del plantón que mantenían los suyos frente al Senado en el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México.


El enojo fue causado por una discusión que tuvo con Andrés Manuel López Beltrán, hijo de López Obrador, y quien fue ungido al vapor como líder interino del movimiento, ante la enfermedad de su padre que lo obligó varias semanas a estar lejos de los reflectores y las calles.


Cuando López Obrador sufrió el infarto, Martí Batres imaginó que él tomaría la bandera y continuaría al frente de la lucha del dos veces candidato presidencial. Se llevó un duro golpe cuando tuvo que compartir escenario con el hijo del caudillo, quien terminó por atraer la atención de fanáticos y reporteros pues sus declaraciones combinaron la actualización del estado de salud de su padre con el anuncio de las estrategias de movilización política.

El pleito Batres-López Beltrán, la discusión entre ambos en un lugar público donde hubo varios testigos, la salida intempestiva de quien funge como dirigente nacional de Morena fue la más expuesta de las fisuras internas del movimiento que está a punto de convertirse en partido político. Hubo otras dos muy relevantes:

La primera fue cuando Andrés Manuel López Obrador optó por que fuera Batres el presidente del partido en ciernes. Una decisión que incomodó muchísimo a otros generales del ejército de la izquierda radical: a decir de muchos morenos, personajes como la doctora Claudia Sheinbaum, el ex legislador José Francisco Ortiz Pinchetti y el ex consejero del IFE Jaime Cárdenas tienen más peso intelectual y presencia política que el ex diputado Batres Guadarrama, como para encabezar formalmente a Morena.

Y la segunda, cuando el propio López Obrador anunció que el reparto de las candidaturas plurinominales para la contienda electoral del 2015 sería… ¡por sorteo! en lugar de por asignación directa (dedazo, pues), como se acostumbra en todas las fuerzas políticas (además, anunció que usará encuestas para determinar a los de representación directa, y eso puso nerviosos a los que se sienten consentidos del caudillo).

Morena tiene frente a sí varios retos: mantener la unidad ante las decisiones unipersonales de un líder a quien no se puede contradecir, no fracturarse por las candidaturas del próximo año, posicionarse frente a los otros partidos de izquierda para no ser un movimiento meramente testimonial, ir superando su “AMLOdependencia” con el surgimiento de nuevos liderazgos atractivos para el electorado y que López Obrador termine de recuperar su salud para que vuelva a tener el vigor de opositor que solía caracterizarlo.

SACIAMORBOS

Uno de los más buscados está en Miami.