sábado, 8 de marzo de 2014

marzo 08, 2014
Armando "Catón" Fuentes Aguirre

Nalgarina Grandpompier, vedette de moda, decidió tomar clases de equitación, pues le dijeron que eso le serviría para quitarse unos kilitos que traía de más. Al terminar la primera lección bajó del caballo y fue a verlo por atrás. El instructor le preguntó, extrañado: "¿Por qué mira usted con tanta atención la parte posterior del animal?". Explicó ella: "Porque cuando lo iba montando oí que un hombre le dijo a otro: '¡Qué buen c. trae ese caballo!'". Le comentó un tipo a su amigo: "Leí hace días que el cigarro, el alcohol, el trato excesivo con mujeres y la carne roja te pueden matar". Le preguntó el amigo: "Y ¿qué hiciste?". Respondió el tipo: "Dejé inmediatamente eso". El amigo se asombró: "¿Dejaste de fumar, de beber, de hacer el amor y de comer carne?". "No -aclara el primero-. Dejé de leer". Babalucas fue a una tienda de artículos eléctricos. Le pidió al encargado: "Quiero tres focos fundidos". "¿Focos fundidos? -repitió el de la tienda-. ¿Para qué quiere usted focos fundidos?". Respondió el badulaque: "Es que estoy tomando un curso de fotografía, y el manual dice que necesito un cuarto oscuro". El maestro de tenis de lady Loosebloomers enfermó, y la copetuda mujer fue a visitarlo en el hospital. La recepcionista le preguntó: "¿Es usted su esposa?". "¡Claro que no! -respondió muy ofendida lady Loosebloomers-. ¿Por quién me toma usted? ¡Soy su amante!". El turbio asunto de Oceanografía hace pensar en una triple corrupción: la de esa turbia empresa, la del turbio PEMEX y la de la familia real del tiempo en que ese turbio fraude sucedió. Mucho, muchísimo dinero se movió entonces como para dejar pasar ahora las cosas igual si nunca hubieran sucedido. Otro pensamiento me suscita esa cuestión: la reforma energética, especialmente en lo que hace al tema petrolero, servirá de nada si no se corta de raíz la magna corrupción a la que siempre ha dado origen el petróleo mexicano, recurso que ha servido para que se enriquezcan muchos de dentro y muchos de afuera. Si esa corrupción y la sempiterna ineficacia de PEMEX no son definitivamente erradicadas, lo mismo habría sido no reformar nada. Y ya no digo más, porque estoy muy encaboronado. Al día siguiente de la noche anterior Empédocles Etílez fue a consultar al médico. Después de un breve examen le dijo el facultativo: "No tiene usted nada. Lo que sucede es que está crudo". "¿De veras, doctor? -se alegró infinitamente el temulento-. ¡Loado sea el Señor! ¡Pensé que al mismo tiempo me había dado meningitis, viruela, tisis galopante, pulmonía doble, infarto al miocardio, dislalia, desprendimiento de vejiga, fiebre amarilla, escorbuto y sarampión!". Una guapa rubia compró la casa vecina de la de don Chinguetas y doña Macalota. Bien pronto la robusta señora averiguó que la mujer era divorciada, y al parecer muy sociable con los hombres. Por eso se preocupó bastante cuando a los pocos días su marido le dijo que la podadora de césped se había descompuesto, y que iba a pedirle la suya a la vecina. Más se inquietó la celosa consorte cuando advirtió que don Chinguetas tardaba mucho en regresar. Como conocía el número telefónico de la casa de al lado llamó y le preguntó a la rubia: "¿Por qué está tardando tanto mi marido?". "No lo sé -respondió la mujer-. Y con estas interrupciones seguramente va a tardar más". El cliente comentó que el suéter que le gustaba era demasiado caro. Le informó el de la tienda: "Es que está hecho con pura lana virgen". Inquirió el comprador: "¿No tiene uno hecho con lana de ovejas que hayan tonteado un poco?". El señor y su esposa disputaban su enésimo pleito conyugal. "Tenía razón mi madre -le dijo ella a su marido-. No quería que me casara contigo". "¡Santo Dios! -exclamó él-. ¡Y yo que siempre he pensado mal de esa santa mujer!". Un joven ejecutivo le preguntó a otro: "¿Todavía juegas golf?". "Ya no -respondió el otro-. Ahora juego boliche. Es más difícil que se te pierda la pelota". Aquel pobre infeliz se iba a colgar. "¿Por qué haces eso?" -le preguntó, espantada, su mujer. Respondió el malaventurado: "Porque nunca logré nada en la vida aparte de hacerte hijos". "¡Detente, entonces, desdichado! -clamó ella-. ¡Estás ahorcando a un inocente!". FIN. (Milenio)