viernes, 14 de marzo de 2014

marzo 14, 2014
MÉRIDA, Yucatán, 14 de marzo.- “Los plaguicidas generan daños al sistema nervioso y una sobreestimulación constante que no le da descanso a sus funciones, por eso se llega a tener los nervios de punta”, manifestó Norma Elena Pérez Herrera, profesora investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) en su participación de ayer en la Semana Internacional del Cerebro 2014, que se realiza en el Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi”.

“Los efectos que se han documentado son muy variables dependiendo del tipo de compuesto. Algunos plaguicidas pueden generar efectos en el sistema nervioso, como intoxicación, náuseas, vómitos o diarreas, hasta coma o la muerte mediante paro respiratorio. Otros plaguicidas generan daños en la función reproductiva, causan problemas para lograr un embarazo o los productos que se logran pudieran tener alguna malformación o problemas en su desarrollo. Otro tipo de compuestos pueden generar daños al material genético, que es la información más valiosa que tienen las células y se pudieran relacionar con procesos como leucemias o cáncer”, explicó.


Luego de impartir su ponencia de divulgación científica denominada “Los plaguicidas me ponen los nervios de punta, dice una neurona”, la investigadora describió que la intención es destacar la importancia que tiene el cuidarse de la exposición a este tipo de productos con que se combate una plaga; ya sea cucarachas, ratones, moscos, hormigas, arañas y otros insectos, entre los más comunes de la región.

Destacó que estos componentes pueden consumirse indirectamente al no lavar bien los alimentos que han sido cultivados y fumigados con determinadas sustancias o mediante la exposición directa en el combate de las plagas en la casa o en el trabajo, en donde se debe tener en cuenta que son elementos tóxicos y que hay individuos como los niños que son más vulnerables y sensibles a ellos, de manera que si el último recurso es usarlos hay que tomar las medidas adecuadas para disminuir sus impactos.

Indicó que es posible evitar el uso de estas sustancias en los hogares y en el trabajo con hábitos de limpieza y de higiene, con un mejor control de la basura y de los residuos, por ejemplo, evitar los encharcamientos y separar lo orgánico de lo inorgánico. Por último, dijo que en este tema ya hay investigadores de otras áreas que están buscando alternativas que puedan ayudar al control de plagas, por ejemplo plantas repelentes naturales de insectos o productos sintéticos que pudiera utilizarse para su control, lo cual es importante conocer y difundir.